El más importante escultor monumental que ha tenido Colombia, vivió su última década de vida en una casa antigua en el municipio de Caldas (Antioquia). Allí permanece gran parte de su obra inédita y miles de documentos, fotografías y recortes de periódicos que dan cuenta de más de 50 años de carrera artística.
Este lugar se convertirá en una casa museo, según anunció Luis Pérez, Gobernador de Antioquia, durante un homenaje realizado al escultor en la conmemoración de los 203 años de la independencia de Antioquia. En este homenaje también se trasladaron parte de los restos de Arenas Betancourt a una urna junto al monumento La Raza, de su autoría, que engalana la plazoleta de La Alpujarra desde 1986.
En la casa, que fue también taller del maestro y que será restaurada, aún vive su esposa María Elena Quintero. Ella, desde la muerte del artista hace 21 años, ha estado buscando apoyo y tocando puertas para que no se pierda entre el polvo y la humedad las piezas escultóricas y los archivos que dejó el maestro en su taller, antes de morir de cáncer de hígado a sus 75 años.
Quintero afirmó que recibieron la noticia con alivio pues todo se está deshaciendo y llenando de hongos. Además, agregó que "hay proyectos que no se realizaron y moldes originales en yeso de muchas de las obras".
La casona de la familia Arenas Quintero es una construcción que tiene más de 120 años y aunque no está abierta al público, exhibe en su jardín y en su corredor formas labradas por el escultor.
En el jardín de la entrada se ven nueve piezas de piedra en pedestales de la serie Los enamorados de los años 70. Además se ven figuras indígenas que probablemente ideó mientras vivió en México. Hay también un original de la escultura del Dios Mercurio que está en el Banco del comercio de Bogotá y en la estación San Antonio del Metro de Medellín.
Como en contraste, se ve expuesta la figura de John Lennon, de casi dos metros de altura, con su guitarra y un disparo en el corazón, hecho por el escultor para rendir tributo al líder de The Beatles.
Las obras que se ven en su casa difieren del estilo figurativo, gigante y melodrámatico que se aprecia en las más de 30 esculturas monumentales tiene el artista en varias ciudades de Colombia y México.
Y es que al parecer, el autor de El Hombre creador de energía era en su intimidad un artista curioso y presto a explorar en diferentes estilos de escultura, e incluso en otras artes.
Tanto es así que su esposa confiesa que la faceta que más admira de Arenas no es la de escultor sino la de escritor.
"Yo lo admiro muchísimo como escritor, eso es lo que más me gusta de él. Él llevaba un diario muy bello, con una prosa muy poética. Él relata mucha de su experiencia como artista y eso me parece muy valioso", dijo Quintero.
De la faceta de escritor se conoce muy poco del maestro, apenas unos ensayos autobiográficos. Publicó Crónicas de la Errancia, del amor y de la muerte y con motivo de su secuestro, en 1987, escribió Los pasos del condenado que se convirtió en otro texto llamado Las memorias de Lázaro.
Aunque todavía no se tiene fechas sobre el inicio de la restauración de la casa, de la realización del inventario y avalúo de la obra de Arenas, Quintero espera que sea lo más pronto posible para que no se siga perdiendo el legado del artista.
