El proceso de rellenar botellas PET con empaques de mecato y alimentos para fabricar ladrillos más amigables con el medio ambiente será ahora más fácil. Tres docentes, un estudiante y un egresado de la Universidad de Medellín crearon una máquina que agiliza y hace más sencilla la compactación de los residuos sólidos que están dentro de la botella, un proceso que tradicionalmente se ha hecho de forma manual.
Por la invención, que llamaron ‘Compactador mecánico de residuos para la elaboración de ecoladrillos’, recibieron en días pasados una patente de la Superintendencia de Industria y Comercio. El dispositivo permite la compresión de los empaques reciclables que se introducen en las botellas también reciclables. Debido a la presión que ejerce, se forman bloques con la solidez requerida para construir sillas, mesas y hasta viviendas a bajos costos, para personas de escasos recursos económicos.
De acuerdo con Mario Alberto Luna, líder del proyecto, el método tradicional que se usa para compactar es más demorado y difícil, pues se deben empujar manualmente los residuos sólidos con una vara, lo que hacía que las botellas no quedaran tan rígidas.
En cambio, la máquina compactadora tiene un sistema de rosca para anclar la botella de cualquier tamaño y ejercer la presión en el interior. Con este modelo, la producción pasa a ser de dos a tres veces mayor, es decir, por un ecoladrillo hecho a mano, la máquina hace tres.
El prototipo que tienen actualmente está construido en acero inoxidable y polímeros. Sin embargo, la meta es mejorar el sistema con materiales más resistentes y que puedan estar a la intemperie, pues una de las propuestas es lograr un convenio que permita instalar los dispositivos en lugares públicos para uso de los ciudadanos o llevarlo a colegios en los que la elaboración de ecoladrillos es muy usual.
Es un logro muy importante para nosotros porque estamos hablando de un desarrollo para el mundo; tenemos la patente por una invención que nadie más ha hecho
“Es un logro muy importante para nosotros porque estamos hablando de un desarrollo para el mundo; tenemos la patente por una invención que nadie más ha hecho y con la que mejoramos la manera como se hacen los ecoladrillos”, precisó Luna.
El grupo de innovadores también considera un gran logro tener un desarrollo patentable en el marco de la carrera de Ingeniería en Energía, un programa de la Universidad de Medellín que tiene unos cinco años y apenas va a graduar su primera cohorte de profesionales.
Los investigadores que hacen parte de la iniciativa son los profesores Luna, Carlos Andrés Arredondo y Sebastián Villegas (de Ingeniería de Energía), así como el estudiante Santiago Saldarriaga (Ingeniería de Telecomunicaciones) y el egresado Daniel Uribe (Ingeniería Ambiental). Todos esperaron desde el 2015 para dar a conocer su invento, mientras les otorgaban la patente.
En Medellín ya se han hecho algunos productos con ecoladrillos fabricados de la forma tradicional, como sillas y mesas para parques, casas de muñecas e, incluso, una vivienda para una familia de escasos recursos económicos.
Para ellos, su máquina compactadora puede asociarse con otras iniciativas sostenibles que usen materiales reciclables para proyectos diversos y que no solo tengan beneficios ambientales sino también para las comunidades.
MEDELLÍN
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