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Medellín

En Buriticá, la explotación del oro no brilla para todos

Aunque no se sabe la cifra exacta, se tienen pruebas de que varias bocaminas selladas se han reactivado.

Aunque no se sabe la cifra exacta, se tienen pruebas de que varias bocaminas selladas se han reactivado.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Aunque es modelo nacional en la lucha contra la minería ilegal, varias bocaminas se han reactivado.

La entrada a Buriticá está custodiada por policías y soldados. No hay vehículo o persona que pueda ingresar o salir sin ser inspeccionado. Tras pasar los controles, una estrecha vía conduce al casco urbano, ubicado a unos 20 minutos. En el camino, la primera vereda que se encuentra es Los Asientos.
Allí puede verse la puerta gris detrás de la cual está la bocamina en la que el pasado 28 de julio seis contratistas de la empresa canadiense Continental Gold fallecieron, al parecer por la inhalación de gases. Hechos que aún son materia de investigación.
Un tramo de la vía está bordeado por viviendas y negocios. Allí, en grupos, pasan el rato hombres con botas pantaneras. Conversan y ríen. Son mineros informales o ilegales, según las autoridades, que pese a ser de otros municipios permanecen en Buriticá con el propósito de hacer lo que lo que trazó su camino hacia allí: extraer oro.
Aun así son conscientes de que esa actividad no es legal para ellos.
Mientras no se formalicen, no pueden esculcar la tierra para sacar el preciado metal. El título minero lo posee Continental Gold, que desarrolla el Proyecto Buriticá, en un área agregada de 70.764 hectáreas.
Hoy la multinacional inspecciona y controla cada una de las bocaminas que fueron cerradas y selladas por orden del Gobierno Nacional, durante la operación Creta, la cual empezó en abril del 2016 y hoy se constituye modelo del país en la lucha contra la minería ilegal.
A la fecha, aseguró Humberto Castaño, alcalde de Buriticá, hay cerradas 213 bocaminas. Pero, no se sabe cuántas han sido reactivadas, una situación que preocupa. En las últimas semanas ha habido evidencia de mineros que persisten en sus intentos por entrar de nuevo a buscar oro. Para lograrlo, violan las placas de cemento que obstruyen el paso. Algunas han tenido que ser selladas hasta dos y tres veces.
Cada placa de concreto simboliza dos realidades. Para la compañía es la contundencia de la lucha contra la minería ilegal, que logró el desalojo de unos 10.000 trabajadores provenientes de municipios cercanos y de otras regiones, especialmente el nordeste.
Por otro lado, para los mineros informales es el bloqueo a las posibilidades de subsistir. Por ello, muchos se niegan a doblegarse ante la operación Creta, en la que participaron unos 400 soldados y más de 1.000 policías, de los cuales aún quedan algunos en Buriticá.

Piden oportunidades

En coro, casi 15 mineros hablaron de la difícil situación que viven. Ellos son solo una cara de la historia. Esa en la que se sienten arrumados, sin oportunidades, sin apoyo y sin la posibilidad de formalizarse. Casi todos son de otros lugares como Segovia, Remedios, Amalfi, San Roque, todos municipios del nordeste. Su mayor queja fue que la multinacional sea la única que puede extraer oro. Pero negaron que estén reabriendo las bocaminas.
La necesidad de encontrar una manera de subsistir, los lleva a practicar el denominado ‘chatarreo’, una especie de reciclaje. “La Continental bota todas las piedras que no le sirven ya para extraer oro. Nosotros recogemos todos los bultos que podamos. Lavamos las piedras, las trituramos con una almádana y luego las molemos para sacar el oro”, relató Rosalba Guisao, una mujer de 60 años que no ve otra opción diferente a la minería.
También explicó que con este proceso, que puede tardar hasta ocho días, sacan unos tres riales de oro que pueden cambiar por unos 60.000 pesos.
Guisao, así como Lina David, Álvaro Gómez, Hernando Saldarriaga y otros mineros informales, explicó que ‘chatarrear’ es la única opción que les queda. Sin embargo, para el mandatario local esa actividad es una excusa que esconde las verdaderas intenciones: buscar la manera de meterse a un socavón.
Además, indicó Castaño, la actividad está prohibida pues no existe planta de beneficio legal para procesar el material, por lo cual lo más probable es que sigan usando el mercurio, con las graves consecuencias que trae para el medioambiente.

El chatarreo está prohibido, porque no existe planta de beneficio para procesar el material

Mateo Restrepo, presidente de la Continental Gold, afirmó que la insistencia de los mineros informales por extraer oro desemboca en otros problemas que ponen en riesgo la seguridad de los empleados y contratistas de la compañía: como vías de hecho, actos violentos y amenazas.
Pidió “redoblar los esfuerzos para tener una acción efectiva y preservar en especial las vidas humanas”, así como mantener el control del territorio, donde antes de Creta, la compañía extraía 6.000 onzas de oro al año, frente a 60.000 onzas que producía la minería ilegal.
Mientras que el mandatario argumentó que en Buriticá queda poca fuerza pública para controlar bocaminas y plantas de beneficio ilegales, los mineros informales se consideran el producto de la falta de oportunidades y el desempleo.
Pidieron, además, que la empresa les tienda la mano para lograr la formalización. “Creemos que se debería hacer un acuerdo para que nos dejen trabajar, si tenemos que pagar impuesto, lo hacemos, cumpliríamos las normas, pero que no nos cierren las puertas”, sostuvo uno de ellos.
Saben que para los procesos de formalización priman los buritiqueños, pero siguen anclados en un territorio que recuerdan como centro de bonanza, si bien reconocen los errores que causó la fiebre del oro.

Formalizados expresaron su descontento

Después de la operación Creta, varios mineros contaron con la suerte de formalizarse para poder extraer oro sin tener que huir de las autoridades.
Actualmente, hay cinco sociedades de pequeños mineros ancestrales y una en proceso de constitución que hacen explotación en el título de la Continental Gold. Aunque los mineros formales reconocieron la oportunidad que ello significa y el deseo de trabajar en la legalidad, manifestaron que viven una situación poco alentadora.
Su gran queja radica en que aunque ha pasado más de un año de la operación Creta, siguen estancados en la explotación, lo que los tiene en condiciones económicas malas. Según varios mineros formalizados, que pidieron guardar su identidad, para poder sacar el oro se tienen que turnar entre los empleados y socios y pasan incluso una semana entera sin poder trabajar, en tanto que la multinacional les impide la extracción por dificultades técnicas o administrativas.
Así se la han pasado desde diciembre de 2016, cuando contaban con la esperanza de comenzar labores en enero. Contrariamente, los mineros contaron que están obteniendo ganancias quincenales de, incluso, 150.000 pesos por cabeza, lo que ni siquiera llega a un salario mínimo, sin contar que deben pagar seguros y deben entregarle el 40 por ciento de las rentas a la multinacional, por extraer oro en parte de su título.

Los mineros formalizados estamos obteniendo ganancias quincenales de, incluso, 150.000 pesos

Asimismo, aseguraron que otros mineros artesanales del municipio que no pudieron formalizarse, se dedican a jornalear con contratistas en obras de construcción, pero no les va muy bien, a lo que se suma que la agricultura está dura y ya no es tan rentable como en otras épocas.
Entre tanto, de acuerdo con Mateo Restrepo, presidente de la Continental Gold, entre empleados y contratistas les están dando trabajo a unas 1.100 personas del municipio y de los procesos de formalización se benefician otras 300.
Restrepo añadió que también se realizan otros proyectos productivos en las veredas, lo que incrementa el número de beneficiados.
Contrario a los testimonios de algunos mineros formalizados, María Úsuga, representante de una de las sociedades, aseguró que no deben darle dinero a la multinacional por la explotación sino que las contraprestaciones se dan mediante apoyo social, deportivo y cultural en las veredas. También dijo que reciben acompañamiento técnico, ambiental y geológico de la empresa.
El alcalde aseguró que las sociedades sí deben dar un porcentaje, puesto que es la compañía la que debe responder por cualquier problema que surja durante la extracción en su título. De cualquier forma, los que lograron formalizarse creen en su decisión y esperan agilizar los procesos con la empresa canadiense. No quieren revivir los problemas de la ilegalidad.
La Continental Gold, entre empleados y contratistas, le está dando trabajo a unas 1.100 personas del municipio y de los procesos de formalización se benefician otras 300.

La Continental Gold, entre empleados y contratistas, le está dando trabajo a unas 1.100 personas del municipio y de los procesos de formalización se benefician otras 300.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Se niegan a volver al pasado de desorden

Muchos habitantes de Buriticá se negaron a hablar de minería. Pero también están los que relataron cómo el oro los sumió en una vida de contrastes, entre la prosperidad y la perdición. El pasado minero de Buriticá remite a sobrepoblación, prostitución desbordada, drogadicción, grupos armados, contaminación, caos.
Así lo recordó Luis Alberto Tuberquia, que nació allí hace 57 años: “Se fueron acabando los cultivos porque todo se fue a la minería. Esto se llenó de gente y había mucho desorden. El mercurio estaba jodiendo el agua”.
María Lucely Higuita, también nacida en Buriticá, dijo: “Ni las personas que vinieron ni nosotros calculamos el daño inminente que iba a haber”. Incluso, el alcalde Humberto Castaño describió que el municipio vivía sofocado. Llegó a haber una población de 13.000 personas, cuando el censo total era de 6.500 habitantes.
Mineros que llegaron con sus familias, vivían en precarias condiciones, en cambuches de plástico, sin sanidad ni agua potable. Crecieron los atracos, la explotación sexual de menores de edad, las construcciones sin licencias, anotó el mandatario local. También abundaban actores armados ilegales, que encontraban en la extracción del oro una rentable fuente de ingresos.
Después de la operación Creta se recuperó la tranquilidad y es por eso que piden mantener la fuerza pública, pues siempre estará el deseo de llegar a Buriticá en busca de oro.
HEIDI TAMAYO ORTIZ
Enviada especial de EL TIEMPO
Buriticá (Antioquia)
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