Entre las montañas de la vereda Aguas Frías, en la parte alta de Belén, se esconde un lugar mágico y diverso, rodeado de naturaleza, que abre sus puertas, todos los días, a 285 estudiantes que reciben una educación integral, regida por la inclusión y la equidad.
Desde sus inicios, hace 49 años, se pensó en un espacio que no fuera cuadriculado, por lo cual solo se dejaron intactas las estructuras ya existentes en la finca que las fundadoras les compraron a los abuelos.
La arquitectura, inspirada en la obra del español Antoni Gaudí, es ovalada y permite un constante contacto con la naturaleza.
Pero, más allá del bello paisaje que hay en el colegio, se respira un ambiente de respeto por la diferencia. La rectora Vicky Vera Perdomo explicó que allí hay un 51 por ciento de estudiantes a los que se les ha diagnosticado alguna barrera del aprendizaje, la participación o el juego, lo que convierte a la institución educativa en un laboratorio de convivencia. Esto, teniendo en cuenta que el 49 por ciento restante puede presentar otro tipo de barreras emocionales, familiares o sociales, aunque no tenga diagnóstico.
“La inclusión no se puede pensar desde el diagnóstico, se tiene que pensar también desde la vulnerabilidad de los aprendizajes.Cualquier ser humano que viva un contexto tensionante, como problemas personales y familiares, se distrae del aprendizaje. Parte de ser incluyente es que todas las actividades se realizan en común”, manifestó la rectora.
En la institución educativa hay preescolar y bachillerato básico en el que se trabajan aprendizajes para la vida, para que los niños puedan ser independientes y tengan conocimientos de lectoescritura y aprestamiento básico. Asimismo, hay aula de
Desarrollo de la Autonomía Responsable (DAR), en la que se aprenden habilidades para la vida, como panadería o bisutería. Dependiendo de los progresos educativos, los niños y adolescentes pasan a las aulas regulares, en las que se manejan adaptaciones curriculares para los distintos ritmos de aprendizaje.
De acuerdo con Liliana Correa, coordinadora de Admisiones y Mercadeo, el colegio es pionero de la inclusión educativa en Medellín pues nació en una época en la que los niños con alguna barrera del aprendizaje se quedaban en las casas y no tenían posibilidades de desarrollar todas sus potencialidades. Hoy, la institución educativa es reconocida por permitir que los estudiantes aprendan a vivir con la diferencia y a tener evaluación diferenciada.
Catalina Vargas, del grado 11, quien estudia desde los 5 años allí, expresó que son notables las diferencias de Conquistadores con otros colegios. “Este se caracteriza por crear personas íntegras y no solo estudiantes académicos”, indicó la joven, quien resaltó la inclusión que se vive en la institución educativa.
En el colegio hay lugar para todos y cada uno desarrolla al máximo sus potencialidades. La frescura, que a veces se convierte en frío, llega a todos los espacios. Allí todo tiene sentido pedagógico, la huerta, las gallinas, los caballos, los árboles, los murales, el yudo, el baile, la danza, la cocina, los cerdos, el coliseo, el eco.
Pero, sobre todo, la alegría de llegar todos los días.
La propuesta educativa de Conquistadores también está basada en la Pedagogía de la Cotidianidad, una iniciativa construida por el mismo colegio, sustentada en distintos autores, con la que se busca que desde muy pequeños los estudiantes aprendan a tomar decisiones frente a las situaciones que se viven en el día a día y a ser conscientes de que todo acto trae consigo una consecuencia.
“Si tú te riges por tus principios, ideales y razonamiento lógico, estas decisiones van a ser buenas y va a haber cambios positivos”, expresó Catalina Vargas, alumna del grado 11.

Las relaciones en el colegio son tranquilas y se basan en el respeto por los demás.
Jaiver Nieto/EL TIEMPO
Dentro de la Pedagogía de la Cotidianidad también se desarrollan algunos programas que fortalecen la parte humana. Uno de ellos es ‘Yo tengo el control’, con el que se pretende potenciar la inteligencia emocional. Para ello, los estudiantes empiezan a conocer cómo funciona el cerebro y entienden que allí confluyen las emociones, la razón y las reacciones inmediatas. El autocontrol es parte fundamental de esta estrategia.
La otra iniciativa es ‘En tus zapatos’, la cual permite intercambiar roles y funciones entre distintas personas del colegio y comprender que todos son diferentes e importantes. Esto ha contribuido a que la forma de relacionarse sea tranquila y se manejen los conflictos, siempre con miras a encontrar el camino para solucionarlos.
Asimismo, se pone en práctica el modelo de Naciones Unidas, por el cual ya han ganado reconocimiento en la ciudad. Durante esta actividad, los estudiantes asumen los roles de integrantes de la ONU y dialogan sobre los principales problemas que viven Colombia y otros países del mundo.
“Con él reforzamos el sentido de la argumentación y el conocimiento, no solo de la realidad del país sino también del exterior”, dijo Mariana Cortés, también de 11, que además resaltó que todas las estrategias fortalecen el respeto.
Todos los días es común ver a estudiantes montando a caballo por los senderos del colegio. Esta actividad va más allá de la gran diversión que causa en los niños y jóvenes, es una asignatura como cualquier otra y es considerada una de las herramientas pedagógicas más importantes.
Durante el recorrido, los jinetes deben mantener el equilibrio y guiar al animal, pero también resolver una serie de retos de razonamiento, inglés, sopas de letras, trabalenguas, entre otros, que están dispersos por el camino, en afiches. Esta es solo una de las actividades en la que tienen contacto directo con la naturaleza.
El coordinador del proyecto ambiental, Pío Cardona, explicó que la idea es siempre llevar las distintas clases y actividades a los espacios exteriores, que son privilegiados por la gran variedad de especies de fauna y flora.

El contacto con la naturaleza brinda más enseñanzas que mil discursos sobre el cuidado del medio ambiente.
Jaiver Nieto/EL TIEMPO
El docente explicó que a la microcuenca que cruza el colegio, un nacimiento de agua cristalina, se suman varias especies de árboles, flores, aves e insectos, sin contar la huerta y la granja que han construido con el paso de los años.
Una de las ideas ambientales que tienen desde hace nueve años es el ‘compostaje de pacas biodigestoras’, con el cual se produce un abono que se reparte para la siembra de flores y plantas en todo el colegio.
También se trabaja en pro de la separación adecuada de los residuos sólidos y de acciones diversas para el cuidado del medio ambiente. “Además de que el colegio es tan campestre, aprendemos a respetar y enaltecer la vida por pequeña que sea”, anotó la estudiante Mariana Cortés, quien cursa el último grado.
El colegio es tan campestre, aprendemos a respetar y enaltecer la vida por pequeña que sea
Por eso, hasta el nacimiento de los cerditos es un momento que congrega a los estudiantes y se convierte en un acontecimiento que todos disfrutan. En Conquistadores, los niños no sacan a las flores de su hábitat y saludan con amor a los distintos animales (caballos, burros, conejos, gallinas, pollos, perros, cerdos, cabras, entre otros), les dan de comer y los consienten.
El colegio es un verdadero laboratorio natural, en el que no solo se evidencian los aprendizajes de las ciencias naturales sino de todas las asignaturas y actividades.
Esta cercanía con el verde, el aire, el agua, los animales y la tierra es una enseñanza que vale más que mil discursos y clases de cuidado ambiental.
MEDELLÍN