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Medellín

‘Clash’: todos en el mismo barco

La película, ambientada en Egipto, es un relato intenso captado como si se tratara de hechos reales captados en vivo.

La película, ambientada en Egipto, es un relato intenso captado como si se tratara de hechos reales captados en vivo.

Foto:Cinecolombia.com

La historia se sitúa en el verano de 2013, en El Cairo dentro un furgón policial. Ahora en cines.

El importante filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky decía que hoy las sociedades no son uniformes. Y se enfrentan a numerosas fracturas. Asistimos, pues, a un mundo cada vez más complejo y fragmentado.
Las ideologías, la religión y la política en lugar de contribuir a la apertura y a la comprensión crean un cerco, dividen y no dejan ver más allá.
Clash (Eshtebak) la película del cineasta egipcio Mohamed Diab funciona como una metáfora del mundo actual: polarizado, impulsivo, asfixiante.
“Todos estamos en el mismo barco y nuestro destino está unido”, expresó en una entrevista el director.
Con su filme invita a sus compatriotas -en particular- y al mundo -en general- a “aprender lo que significa coexistir”.
Y pese al anclaje de su obra en la historia reciente de su país manifiesta: “No es una película sobre política, sino sobre lo humano”.

No es una película sobre política, sino sobre lo humano

La historia de Clash se sitúa en el verano de 2013, en El Cairo dentro un furgón policial. En medio de los violentos disturbios, tras la destitución del presidente islamista Mohamed Mursi. Dos años después de la revolución egipcia. Las calles están llenas de gente que celebran o protestan por lo ocurrido.
Decenas de manifestantes de facciones políticas y religiosas distintas son arrestados. Todos terminan encerrados en el mismo camión: adultos, jóvenes y ancianos son los diversos rostros de Egipto.
En la cinta, la realidad exterior es vista a través de las pequeñas ventanas del vehículo y de una pantalla digital. Las imágenes movidas y desenfocadas dan cuenta de la amenaza externa. Y el mundo interior es una muestra del caótico mundo exterior.
La película es un relato intenso y vibrante captado como si se tratara de hechos reales que se registran en caliente. Se vive la tensión de una situación al límite
Dentro del vehículo policial, el grupo de detenidos pasa por todos los estados emocionales. Ira, miedo y dolor se expresan a través de insultos, violencia y frustración. Pero también hay breves momentos de humor.

Sigo soñando con que algún día, alguien salido de la revolución, alguien que no represente ni a la ley islámica ni a la ley marcial pueda gobernar en Egipto

La cámara en mano hace sentir al espectador en medio de todo. Vale destacar la puesta en escena, que subraya tanto el encierro físico como mental. Y el hecho de concentrar la acción en un solo espacio. La iluminación, el color y el sonido funcionan como eficaces elementos narrativos.
El director explica que la situación sigue siendo complicada en su país. El derrocamiento de Mubarak acabó con 30 años de dictadura.
“Mursi, líder de los hermanos musulmanes, fue elegido democráticamente, pero se encargó de dividir al país y fue incapaz de reconciliar a los egipcios. Sigo soñando con que algún día, alguien salido de la revolución, alguien que no represente ni a la ley islámica ni a la ley marcial pueda gobernar en Egipto”, dijo el artista.
Clash es la segunda película de este activista y cineasta. Abrió la sección ‘Una cierta mirada’, de Cannes, el año pasado y obtuvo el premio de ‘Mejor nuevo director’ y ‘Mejor fotografía’ en el Festival de Valladolid, Seminci.
Martha Ligia Parra
Crítica y columnista de cine
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN
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