Ruidos molestos, tenencia irresponsable de mascotas, mal uso de zonas comunes, reparaciones en horarios diferentes a los permitidos y abusos en estacionamientos son algunas de las razones que con mayor frecuencia desatan problemas de convivencia en las Propiedades Horizontales (PH).
El patrullero Ángel Ramírez, por ejemplo, dijo que en la atención en el CAI de Los Colores, en su turno de los tres que hay en el día, recibe por lo menos unas tres llamadas para reportar consumidores de estupefacientes y habitantes de calle.
“Hace poco hubo un altercado entre dos hombres vecinos del barrio Calazans; uno de ellos dejó los excrementos de su perro a la entrada de la casa del otro y en venganza éste le lanzó una patada al animal. El caso se fue a denuncia en inspección”, detalló.
En el reporte entregado por la Subsecretaría de Gobierno Local y Convivencia, con corte al 15 de mayo pasado, se observa por ejemplo que en la Inspección 7B de Robledo-El Diamante, en un mes se presentaron 8 derechos de petición, 23 quejas, una querella civil de policía y un requerimiento judicial.
Existe desconocimiento de las obligaciones, derechos, deberes, prohibiciones y sanciones, y se descargan las responsabilidades unos con otros, generando mal ambiente
Algo similar, pero más grave, ocurre en ciudadelas de Vivienda de Interés Prioritario (VIP), donde la convivencia pacífica implica todo un reto. A la hora de la verdad se tienen los muros propios para vivir, pero no la felicidad.
¿Por qué ocurren estos problemas? Son varias las causas de la infelicidad expuestas por especialistas en el marco del tercer foro Mundial de Propiedades Horizontales Felices o ‘PH Felices: Evolución y Prospectiva de la solución de conflictos en la propiedad horizontal’, desarrollado el pasado sábado 20 de mayo en la Universidad de Medellín.
De acuerdo con Aníbal Ahumada Álvarez, fundador de la Unión Latinoamericana de Administradores Inmobiliarios (ULAI), existe desconocimiento por parte de todos los actores, de las obligaciones, derechos, deberes, prohibiciones y sanciones, y se descargan las responsabilidades unos con otros, generando un mal ambiente.
El gran reto en las propiedades horizontales (PH) es ser comunidades felices. En el foro 2017 de PH FELICES... https://t.co/StAyiX1Qg6
— ASURBE (@AsurbePH) 11 de mayo de 2017
Otra dificultad manifestada por Ahumada está en que muchas veces los administradores no tienen conocimiento de administración, no se han capacitado y no están asociados a ningún gremio.
Mientras tanto el especialista en Derecho Urbano, Ramiro Serrano Serrano, indicó que se ha creído que la solución a todo es sacar normas cuando deben ser más para generar un estilo de comportamiento que para prohibir puesto que los países más cultos son los que menos normas tienen.
Diego Ríos Palacio, residente y, hasta hace algo más de un año, administrador de la unidad residencial Sierra Morena, sector Loma del Indio, advirtió que las quejas más reiterativas por las que se generaron conflictos en ese tiempo fueron: vecinos bulliciosos, residentes que paseaban sus perros sin bozal y disputas por morosidad con la cuota de administración, debido a que las cuentas por pagar de mucho tiempo atrás sumaban intereses y el sistema seguía registrando a las personas como deudores. También reconoció que en algunas ocasiones los recibos se le traspapelaban.
Ríos consideró que una propuesta para generar felicidad en las PH “suena muy bonita pero nadie la aplica”. Aseguró que concientizaba sobre el manual durante las asambleas, pero que muchos propietarios hacían caso omiso.
Alfonso Álvarez López, fundador de la Asociación de Propietarios, Arrendatarios y Administradores de Propiedad Horizontal (Asurbe) y creador de la Cultura de PH Felices, insiste en que aunque muchos piensen que trabajar valores en las PH es una utopía, con tiempo, innovación y perseverancia sí es posible. Propone 10 reglas para lograrlo:
1. Tomar conciencia de la crisis social: aceptarla y afrontarla, no adaptarse.
2. Ver las oportunidades: ¿Cuánto conocimiento, recursos y tiempo libre hay en el vecindario?
3. Priorizar al ser: lo más valioso de una PH no es la infraestructura física, son las personas.Evite las restricciones innecesarias. El equipamiento se hizo para usarse.
4. El protagonista es el propietario: el administrador representa.Bienvenida la co-administración.
5. Identidad como comunidad: que el vínculo no sea la portería o el parque. ¿Qué intereses y gustos hay en común?
6. Sueños colectivos con magia: como comunidad el máximo sueño que se tiene es reparar una fachada. Podrían surgir proyectos más interesantes.
7. Reordenar prioridades: hoy se recurre a la norma y luego a los acuerdos, el orden correcto es a la inversa.
8. Planeación-estrategia: proyección hacia el futuro.
9. Replantear el sistema de medición: no solo es lo financiero sino el impacto en la comunidad.
10. Decisión de reinventarse: todo propósito requiere de convicción para la acción.
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