“El Pesebre no puede ser mejor. Cuando llegaron los Reyes Magos a donde Jesús y María fueron recibidos con humildad y regocijo. Así recibimos a quienes llegan a este barrio”, comentó con voz alegre Orlando Suaza, pintor y fiscal de la Junta de Acción Comunal (JAC) de El Pesebre, en donde ha vivido 63 años.
Casas de todos los colores, adornadas con luces navideñas, jardines colgantes y un parque con luces moradas, amarillas y verdes que rodean una estatua de la virgen María, reciben a quienes se adentran en Navidad a El Pesebre, ubicado entre el sector de El Paraíso y Blanquizal, en la comuna 13, al lado de la quebrada La Iguaná y del barrio Robledo.
Originalmente conocido como Las Brisas, la nomenclatura cambió en 1958.
Según Mario Maza, antiguo presidente de la JAC y quien ha estudiado y conoce su historia, el nombre nació cuando el párroco de Robledo observó que las casas que estaban construidas en la ladera, donde actualmente está el barrio, evocaba el paisaje de la ciudad de Belén, en el actual Israel, que es la inspiración de millones de pesebres en todo el mundo.
Según el Perfil sociodemográfico por barrio. Comuna 13, San Javier 2005 - 2015, publicado por la Alcaldía de Medellín, en El Pesebre hay 5.497 habitantes que, para Suaza, están llenos de felicidad y alegría que transmiten a los forasteros del sector.
Según Freddy Alberto Suaza, trabajador independiente y quien lleva 53 años en el sector, “la sana paz y la convivencia es lo que más nos caracteriza. Es uno de los pocos barrios de la ciudad donde puedes venir a cualquier hora sin inconveniente”.
Suaza explica que durante diciembre siempre ha existido tradición de alumbrado público y ambiente navideño.
“Los habitantes de acá, a través de la parroquia La Piedad, le damos, todos los años, aguinaldos a 1.500 niños”, comenta.
En el Pesebre se han hecho instalaciones en vivo, con materiales reciclables o con grandes figuras que se instalan sobre la calle 59. Sin embargo, este año, debido a temas logísticos, no han instalado pesebres.
Durante las celebraciones decembrinas, por las noches la gente colma las calles e impone el ambiente festivo en el barrio.
En ese barrio se pueden encontrar personajes como María Débora Arboleda, quien hace 45 años vive en El Pesebre. Ella se dedica a realizar, para la fecha, la natilla, los buñuelos y las hojuelas que se consumen en las novenas.
“Yo vendo esto todo el año, pero, para esta época, me toca triplicar el trabajo porque se acaban rápido”, cuenta Arboleda.
Suaza teme que, en el futuro, las casas de ladrillos de El Pesebre sean reemplazadas por enormes bloques de edificios.
“Ojalá nunca lleguen funcionarios a nuestra puerta a decirnos que van a demoler las casas para construir edificios”, manifestó el fiscal.
No instalaron pesebreA pesar de tener el nombre de la representación material del nacimiento de Jesús, paradójicamente los habitantes del barrio no instalaron pesebres en las vías públicas este año.
La repavimentación de la calle 59 impidió que El Pesebre gozara de un espacio amplio donde instalar las estatuas de San José, la Virgen María o los tres Reyes Magos.
Por ahora, el pesebre público está instalado en la parroquia La Piedad.
JESÚS DE LEÓN
Para EL TIEMPO