La preocupación por los impactos de la minería legal e ilegal de oro en el Bajo Cauca antioqueño crece cada vez más. El paro del sector —que ajustó más de 30 días el pasado mes de marzo— evidenció una problemática que aqueja social y ambientalmente al territorio.
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Mientras el Gobierno Nacional avanza en la mesa técnica para la transformación del territorio en un gran distrito agrominero, se conocieron los resultados de nuevos estudios desarrollados por universidades y organizaciones sociales que ahondaron en los impactos de la extracción de oro en el Bajo Cauca.
Lo que más llama la atención de las investigaciones es la presencia de mercurio (metal líquido y tóxico para la salud humana), no sólo en los peces de los ríos —como ya se ha evidenciado en el pasado—, sino también en otras fuentes de proteínas y carbohidratos que se cultivan los pequeños campesinos.
Aunque en Colombia la utilización del mercurio en la minería está prohibido desde 2018, informales e ilegales lo siguen empleando para la extracción del oro. Hace 6 años, la secretaría de Salud de Antioquia estimó que cada entable con retroexcavadora utilizaba entre 1 y 1,5 libras del metal al mes; los barequeros, entre 5 y 6 onzas.
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Grandes compañías mineras, por su parte, lo dejaron de utilizar desde 2014, pero hay preocupación entre los expertos por los pasivos ambientales que pudieron haber ocasionado.

Así es el panorama de la minería de oro en el Bajo Cauca.
Jaiver Nieto / EL TIEMPO
Almuerzo con mercurio
Una reciente investigación de la Corporación Universitaria Lasallista, titulada Análisis de riesgo de mercurio y metilmercurio en regiones de Antioquia asociadas a minería de oro, encontró niveles de mercurio y metilmercurio por encima de los valores permisibles en el pescado, cerdo, pollo, huevo, plátano, ñame y yuca que cultivan y consumen los pobladores de 12 veredas de El Bagre.
Los sitios donde los investigadores recolectaron las muestras estudiadas se escogieron por medio de la información de la comunidad, en los lugares con mayor explotación de oro, y con la ayuda de imágenes satelitales, que indicaron las regiones más degradadas del suelo.
Según los resultados, “el pescado es el que contribuye probablemente con la mayor ingesta semanal tolerable para el mercurio y metilmercurio en la muestra de análisis con valores aproximadamente 4 y 6 veces superiores en comparación con la dosis de referencia por la Organización Mundial de la Salud y la FAO”. Así lo expresó el profesor Álvaro Arango, doctor en Ingeniería, e investigador principal del proyecto.
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En los carbohidratos, por ejemplo, el plátano mostró una mayor exposición al mercurio y la yuca, al metilmercurio, “incluso superando la ingesta por pescado, lo que sugiere un posible potencial de riesgo alto para la salud en la muestra de observación”, explicó el académico.

Algunos barequeros ya no usan azogue o mercurio para la extracción de oro.
Jaiver Nieto / EL TIEMPO
En cuanto al huevo, debido a la frecuencia con la que la población lo consume, hay una mayor ingesta de metilmercurio en comparación con otros alimentos.
Además, el estudio encontró que al proyectar la exposición al mercurio en cada alimento a 30 años, el huevo es el que probablemente cause mayores efectos adversos, según parámetros de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
Arango detalló que el mercurio llega a la tierra por medio de la dispersión del agua y el viento en los ecosistemas. “Los animales toman agua contaminada y lo que ellos comen también está contaminado”, aseguró.
Aunque la utilización del mercurio en la extracción de oro se realiza desde hace muchos años, la problemática se ha pronunciado “porque se hace una minería extensiva y devastadora”.
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Por esto, llaman a que, bajo la propuesta de crear un distrito agro minero en la región del Bajo Cauca, se deben de tener en cuenta estudios de suelo en las hectáreas de tierra y fuentes de agua que se destinen para la agricultura.
“Cuando se deje de utilizar mercurio, no va a desaparecer, pero los niveles en el agua van a disminuir. Pero en muchos ecosistemas vamos a tener el mercurio”, puntualizó.

Carbohidratos como el plátano y la yuca mostraron exposición al mercurio y metilmercurio.
EL TIEMPO
Metales pesados en el río
A principios de 2022, tres profesores del Departamento de Química de la Universidad de Córdoba, en Montería, revelaron en un artículo científico que tres metales “potencialmente riesgosos” superaron los niveles máximos permitidos en el agua en un tramo del río Cauca, entre Caucasia (Antioquia) y Achí (Córdoba), es decir, zona de influencia de la explotación aluvial de oro.
La investigación, denominada Metales pesados en un trayecto del río Cauca impactado por la minería de oro, arrojó que “el rango de concentración encontrado en el presente estudio para el mercurio supera el límite máximo permisible para aguas de consumo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en todos los sitios de muestreo”.
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La concentración media de manganeso también supera el umbral de la OMS y en cuanto al plomo, la concentración máxima hallada excede los límites permisibles. Los investigadores señalaron que estos resultados suponen “un riesgo para la salud de la población humana y del medio ambiente, por lo cual se hace fundamental seguir realizando muestreos”.

El río Cauca está afectado por la presencia de metales pesados en sus aguas, según estudio de la Universidad de Córdoba.
Jaiver Nieto / EL TIEMPO
El lodo les tapa las agallas y el mercurio se les va al hígado y a otras partes del cuerpo. Algunos salen con discapacidades
Los resultados del estudio coinciden con los testimonios de defensores del medio ambiente y habitantes del Bajo Cauca. Una guardiana del río Cauca en Caucasia relató las afectaciones que han tenido por la expansión de la minería aluvial.
“Desde los años 90 empezaron a ingresar el tema de las retroexcavadoras. No es lo mismo lo que un hombre o mujer hace con una pala, a lo que hace una máquina hidráulica que tienen mucha fuerza y los huecos son profundos. Legales o ilegales hacen afectaciones horribles”. aseguró la guardiana que prefirió reservar su identidad.
La mujer, que ronda los 50 años y tiene más de 40 en defensa del medio ambiente, aseguró que por la contaminación del agua no solo se afectan los peces para el consumo humano y otros alimentos, sino también la fauna silvestre que habita en el ecosistema.
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“El lodo les tapa las agallas y el mercurio se les va al hígado y a otras partes del cuerpo. Algunos salen con discapacidades, hay tortugas que tienen tres patas y babillas con la cola desfigurada o mutilada”, expresó.

Dragas y dragones brasileños operan, en la mayoría de casos, ilegalmente en el río Nechí, que a su vez alimenta al río Cauca.
Gobernación de Antioquia
Pescadores con menos ingresos
Otro estudio adelantado por el Instituto Popular de Capacitación (IPC) —que además acaba de publicar el informe Impactos de la Minería Extractiva Aurífera en el río Nechí— arrojó que 10 puntos de monitoreo de calidad de agua entre El Bagre y Nechí mostraron condiciones de contaminación, "especialmente asociados a la presencia de sólidos en suspensión y, en consecuencia, una elevada turbiedad”.
“Estamos viendo que hay afectación a la diversidad y a la variedad de peces. Realmente los resultados son bastante negativos. ¿Cómo vamos a hacer repoblamiento de peces con estos indicadores tan malos de agua?”, apuntó Carlos Zapata, presidente del IPC.
Estas condiciones tienen repercusión directa en los pescadores de la región, quienes experimentan una disminución de ingresos. El IPC documentó que el ingreso promedio mensual de un pescado en Nechí pasó de 1’260.000 pesos, hace 5 años, a 400.000 pesos hoy.
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Al ser el pescado su principal fuente de alimentación, también es latente la seguridad alimentaria. A través de fichas aplicadas en la zona, la organización encontró que el 73,5 por ciento de los pescadores come dos veces al día y el 1,04 por ciento accede solo a una comida diaria.
“Esto quiere decir que una tercera parte de los pescadores están en inseguridad alimentaria y durante el día experimentan sensación de hambre”, concluye el documento. Lo que mayor preocupación genera es que esta situación tienda a agudizarse.
Un vocero de la Red Pluriétnica por Defensa del Territorio aseguró que la disminución en los peces del río Nechí ya comenzó a generar desplazamiento de pescadores que buscan otras regiones para seguir desarrollando su actividad económica.

Los pescadores estarían sufriendo inseguridad alimentaria por cuenta de los impactos de la minería en su actividad económica.
Archivo EL TIEMPO
¿Qué dicen los mineros?
Estimaciones de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito señalan que Antioquia tenía, para 2021, 37.588 hectáreas de explotación de oro aluvial en tierra, de las cuales un 45,3 por ciento corresponden a minería ilícita.
Cuatro municipios del Bajo Cauca antioqueño —Zaragoza, Nechí, Cáceres y El Bagre— concentran alrededor del 66 por ciento del total de tierras con explotación, y aproximadamente 9.600 hectáreas son de minería ilegal.
Dueños de retroexcavadoras, minidragas, máquinas de bombeo y dragones brasileños reiteraron durante el paro minero que su voluntad es acogerse a prácticas ambientales sostenibles que permitan preservar el territorio. De ahí que soliciten la intervención del estado para su formalización.
Mientras que multinacionales como Mineros Aluvial reiteran sus compromisos a la protección al medio ambiente, pese a las críticas y señalamientos que ha recibido por las afectaciones a las fuentes de agua y los humedales.
Las operaciones de dragado y cribado se llevan a cabo en cuencas o estanques artificiales aislados, adyacentes pero separados del río, para limitar el impacto de las operaciones
Por ejemplo, Red Pluriétnica estima que 205 humedales de la cuenca del Río Nechí en el Bajo Cauca han sido afectados por la minería legal e ilegal que históricamente ha habido en la zona.
La empresa —que concentra sus operaciones de dragado a 43 kilómetros al norte de El Bagre y que tiene títulos mineros, en su mayoría a perpetuidad, por 41.293 hectáreas en el río Nechí y su llanura de inundación— aseguró en un informe reciente que tiene planes de restauración ecológica en 1.122 hectáreas y compensación forestal en 3.601 hectáreas.
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Asimismo, señala que: “Las operaciones de dragado y cribado se llevan a cabo en cuencas o estanques artificiales aislados, adyacentes pero separados del río, para limitar el impacto de las operaciones en los sistemas fluviales adyacentes”.
Ante este panorama, se espera que con la propuesta de creación de un distrito agro minero se avance en la restauración de las históricas afectaciones ambientales por parte de los pequeños, medianos y grandes extractores de oro en el Bajo Cauca.
SEBASTIÁN CARVAJAL BOLÍVAR
CORRESPONSAL EL TIEMPO - Medellín
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