Las miradas artísticas al territorio antioqueño fueron el enfoque que escogió Juan Camilo Castaño, curador de la exposición Naturaleza inmaculada/Paisajes rotos, de la amplia colección del Museo de Antioquia.
La muestra, expuesta en la Sala Ciudad de la biblioteca EPM, congrega a 27 artistas y 36 obras para hacer un paralelo entre dos concepciones de Antioquia, entre la mirada que critica y aquella que idealiza.
“El título se refiere a dos maneras puntuales de asumir el territorio. Una es una postura que lo idealiza y otra es una mirada que realiza una crítica, que aborda asuntos como los diferentes tipos de violencia que se dan, como la política, la social y la armada. Y hay otras violencias que tienen que ver con el uso y la explotación del territorio, como las inundaciones para construir embalses”, explicó Castaño.
En la exposición hay obras de artistas antioqueños, pero también de otras partes del país e incluso extranjeros. Todos de diferentes generaciones, en un periodo de tiempo que va desde los años 70 del siglo pasado, hasta las propuestas más contemporáneas de la década actual.
A pesar de las diferentes miradas, Castaño, quien es asistente de Curaduría del Museo de Antioquia, señaló que en ella se encuentran factores comunes que se mantienen a través del tiempo.
“Sobre Antioquia se han planteado ideales de libertad, pujanza, progreso, que se repiten mucho y que los productos culturales ayudan a establecer. Algo común en la obra es que sin importar la temporalidad hay un criticismo a las miradas que legitiman perspectivas hegemónicas y oficiales”, comentó el curador.
Naturaleza inmaculada/Paisajes rotos involucra técnicas variadas como video, pintura, dibujo, grabado, instalación y fotografía, las cuales hacen parte de la colección de arte del Museo de Antioquia, que este año cumple 135 años.
Allí se ven obras de artistas colombianos como Patricia Bravo, Hugo Zapata, Carlos Uribe, Jorge Alonso Zapata, Germán Londoño, y extranjeros como Jean-Gabriel Thénot, de Francia, Ethel Gilmour, de Estados Unidos y Benvenuto Chavajay González, de Guatemala.
Entre los dos ejes de la propuesta también se evidencia la tensión entre ruralidad y urbanidad, dos realidades que coexisten en el departamento.
En la primera sobresalen perspectivas que dan cuenta de la relación entre hombre y la naturaleza, la posesión de la tierra y la forma en que se interviene el entorno natural para transformarlo en materia prima.
Una de las obras más representativas expuesta en la muestra es ‘Horizontes 1999’, de Carlos Uribe. Sobre esta, Castaño argumentó que está al inicio de la instalación porque “está a medio camino entre estos dos conceptos”, es decir, entre la crítica y la idealización del territorio del departamento.
En cuanto a la urbanidad, se sobreponen perspectivas complejas que dan cuenta de la ciudad innovadora y también de la ciudad peligrosa y violenta.
De esta forma, la exposición logra establecer un diálogo entre artistas diversos y variadas técnicas, que a través del tiempo, han tenido el territorio antioqueño como inspiración y objeto de estudio, para dar al visitante una idea completa del departamento bajo el ojo de artistas con perspectivas opuestas, en algunos casos, pero igualmente argumentadas y válidas.
DIANA SOFÍA VILLA M.