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Medellín

La vajilla del Carmen de Viboral ya es patrimonio de la Nación

Viboral Cerámica es una de las empresas más reconocidas en este municipio del Oriente antioqueño.

Viboral Cerámica es una de las empresas más reconocidas en este municipio del Oriente antioqueño.

Foto:Jaiver Nieto

Es hecha a mano y tiene una decoración diferente a la que se hace en otras partes de Colombia.

Los pincelazos que le da Miriam Quintero a un plato de cerámica blanco y pálido van dando forma a un jardín. Primero, las flores, luego los tallos. Con todo guarda las proporciones y la armonía de los colores y, en cuestión de 10 minutos, aquel elemento blancuzco recobra vida al dar el último trazo. Así se la pasa en su jornada laboral, decorando.
Lo que está haciendo no es solo un simple trabajo, para ella es su pasión y para Colombia ya es patrimonio inmaterial de la Nación, como se le considera recientemente a la cerámica hecha a mano en El Carmen de Viboral, un municipio ubicado en el oriente antiqueño.
“Es una labor muy bonita que uno hace con mucho amor, donde uno plasma muchos sentimientos, muchas emociones, donde cada día hacemos cosas distintas”, comenta mientras sostiene en sus manos ese plato, el mismo que un colombiano o un extranjero llevará hasta su casa, con el sello de ella, propio y colorido.
Al día decora entre 40 y 50 piezas junto a una compañera en la Esmaltarte Cerámica, una casona ubicada en la avenida Fundadores la cual concentra la mayoría de fábricas y almacenes de ventas de la cerámica carmelitana, famosa en el país por eso mismo que hace Miriam: su decoración hecha a mano, a pulso y con esmaltado, que le da esa presencia brillante.
En el frío municipio, como es característica en esta región antioqueña, hay alrededor de 20 negocios dedicados a este arte que hoy celebra ser Patrimonio Inmaterial. Hay entre 200 y 250 personas contratadas de manera directa, pero según cuentas de David Alejandro Londoño Ramírez, docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Oriente, de esta actividad económica se benefician alrededor de mil personas.
El profesor Londoño se siente orgulloso de este arte cerámico de su región y por eso lideró junto alfareros, ceramistas y decoradoras la postulación de la cerámica decorada a mano en la técnica de esmalte en la lista representativa del patrimonio inmaterial colombiano. La tarea fue ardua y requirió hasta esculcar en los libros de historia para documentar todo.
La historia cuenta que hace 120 años, llegó proveniente del municipio de Caldas, Antioquia, un hombre llamado Eliseo Pareja quien encontró que el suelo carmelitano era rico en arcilla, tan solo se necesitaba cavar 50 centímetros para encontrarlo. Desde ahí, la vida del pueblo, aún con calles destapadas y casas de bareque, cambió para darle espacio a una nueva actividad económica.
“El señor se instala y se empiezan a crear las factorías y con el transcurso del tiempo se le van inyectado esas decoraciones tradicionales que la hacen distintiva”, cuenta el profesor Londoño.
Miriam Quintero, decoradora de vajillas.

Miriam Quintero, decoradora de vajillas.

Foto:Jaiver Nieto

Desde eso ya han pasado los años, varias generaciones y la tradición sigue. Por eso, luego de reuniones, la recopilación de información y una defensa ante el Ministerio de Cultura, el premio, como muchos de los habitantes lo denominan, llegó y ese reconocimiento de patrimonio inmaterial se volvió en un nuevo impulso para el municipio.
“Lo primero es que el proyecto está pensado para darle un reconocimiento al ser humano, al artesano, al alfarero y a las decoradoras de nuestro municipio porque nos llevamos un producto pero detrás de este hay todo un saber, un proceso, un reconocimiento”, comenta el profesor.
Desde donde trabaja Miriam, a unas 10 o 12 casas más delante, en esa transitada Avenida Fundadores, que es puerta de entrada y de salida al vecino municipio de Rionegro, hay otra fábrica de orgullosos ceramistas, tal vez la más grande: Viboral Cerámica.
Entrar a este lugar es como visitar una galería de arte: hay vajillas, soperas, tazas y cualquier cantidad de utensilios hechos en cerámica que hacen que cualquiera los admire, así ni le guste la cocina. Allí laboran 22 personas, 18 mujeres y 4 hombres en una empresa que desde hace ocho años sigue con este legado.
Carolina Ramírez Castaño, administradora y fundadora de esta empresa se siente orgullosa no solo por su trabajo sino también por el reconocimiento nacional. Para ella, tras lograr la declaratoria, ahora el reto es que la tradición se mantenga.
“El reto es hacia todas las generaciones que siguen y las que nos enseñaron esto a nosotros, cómo hacemos que ese legado permanezca en el tiempo. De crear esa sensación, ese amor, esa pasión, en las personas que van llegando”, comenta, mientras está sentada un mueble ubicado en la parte central de este negocio y que es como una especie de sala para que los visitantes se sienten a charlar o a descansar mientras compran o simplemente admiran los centenares de piezas.
Pero lo que ve allí cualquier visitante no se compara con las labores que se viven en el segundo piso, en donde se fabrican las piezas de cerámica que llegan en su estado básico, en una arcilla.
El horno es muy importante en el proceso de creación de las vajillas y piezas.

El horno es muy importante en el proceso de creación de las vajillas y piezas.

Foto:Jaiver Nieto

El proceso no es nada rápido. De hecho, una sola pieza pasa al menos por cinco manos y se demora entre 15 y 20 días para estar lista. Por eso allí se hace entre 900 a 1.000 unidades al día para mantener un nivel de producción que sea rentable. Todo está calculado y va de un paso a otro que, en resumidas cuentas, consiste en darle forma a la arcilla, pulir la pieza que luego pasar a una quema en el horno a 1.190 grados de temperatura, luego las decoradoras la impregnan con sus diseños y luego pasa otra vez al horno pero esta vez con una capa de esmalte.
Aunque todos tienen un papel importante, las decoradoras son la clave. De hecho, ellas trabajan de la mano del artista José Ignacio Vélez Puerta, quien les ha enseñado este arte de plasmar imágenes en la cerámica, aunque cada una de ellas, porque todas son mujeres, le imprime su propio sello.
“Las decoraciones son inspiradas en Puerta, pero de todos modos a raíz de esos diseños, pero uno también puede opinar en la decoración, mover los elementos de los platos”, comenta Alba Arbeláez Jaramillo, quien desde hace seis años trabaja en esta empresa y quien sabe que sus manos son su principal herramienta.

Una economía creciente

El turismo en territorio carmelitano se debe, principalmente, por su cerámica, aunque también por los paseos que los propios antiqueños hacen en la llamada ‘vuelta a Oriente’, que consiste en visitar los municipios cercanos al oriente del departamento, como ocurre por ejemplo con El Retiro, Rionegro y La Ceja.
Carolina Ramírez es testigo que solo venir a comprar una pieza de cerámica, impulsa el turismo, así sea momentáneo, de una tarde o un día. “Aquí alcanzamos a reunir lo que es Colombia y también vienen extranjeros. Las personas de Bogotá valoran mucho el producto y llegan en sus carros desde la capital”, comenta.
Las compras van desde lo más barato que es una salsera que cuesta 7 mil pesos hasta una olla sopera que vale 329 mil pesos. Pero lo más apetecido, como los cuentan los propios alfareros y vendedores son las vajillas.
“Una vajilla, de las más económicas que son en las decoraciones más tradicionales de El Carmen, y que es de cuatros puestos, hay desde 180 mil, de ahí sigue 205 mil. Todo depende de la decoración”, comenta Yamile Villa Ramírez, propietaria de Cerámicas Noé Villa, uno de los negocios que también están en la Avenida Fundadores.
Hay una gran variedad de piezas que se encuentran en tiendas y fábricas de este municipio.

Hay una gran variedad de piezas que se encuentran en tiendas y fábricas de este municipio.

Foto:Jaiver Nieto

Para ella, el reconocimiento de patrimonio inmaterial también es un espaldarazo para subir las ventas tras meses de cierre por la cuarentena debido al covid-19. “Sobre todo en estos momentos que se vivió lo de la pandemia y con esta declaratoria, ayudó mucho a que los turistas, incluso gente del extranjero reconociera más nuestros productos y se vendieran más. Aquí abrimos todos los días”, dice como un llamado publicitario pero que para ella significa sobrevivencia tras meses en los que la caja registradora sonó muy poco.
Cerámicas Noé Villa está a un lado en donde trabaja Miriam Quintero, aquella decoradora que seguramente estará trabajando con sus manos mientras alguien lee esta historia, con pincelazos, dándole color a una taza, un salero o un plato pálido.
“Como yo siento mucha satisfacción de saber que un plato que yo hice está en la mesa de un colombiano, de un extranjero, igualmente sé que todas las decoradoras sentimos ese mismo placer, esa misma emoción de saber que nos apoyan con esto y más ahora porque tuvimos un premio y nos gustaría que nos visitaran y conocieran esta labor tan bonita ya que es una labor hecha a mano y cada plato es muy personalizado”, finaliza y da por terminado su toque a un plato. Sigue otro.
DAVID ANDRÉS CALLE ATEHORTÚA
MEDELLÍN
EN TWITTER: @davidcalle1
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