En Medellín se reunieron 25 expertos en biología de la conservación y herpetología –ciencia de los reptiles y anfibios– para evaluar el estado de conservación de los anfibios en Colombia, tarea que no se hacía desde hacía 14 años.
Con esto, La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que creo la Lista Roja de Especies Amenazadas, podrá reevaluar los estándares de amenaza de las especies de fauna silvestre de Colombia.
En este taller de cinco días, los investigadores, nacionales e internacionales, trabajaron para actualizar la información oficial sobre el estado de conservación de las poblaciones de anfibios, mediante la creación de mesas de trabajo por regiones geográficas de Colombia, según el conocimiento de cada especialista.
Según Mauricio Rivera Correa, investigador asociado del Grupo Herpetológico de Antioquia, en Colombia hay 800 especies de anfibios, grupo que incluye ranas, sapos, salamandras y animales no tan conocidos como las cecilias. En los últimos 500 años se han extinguido 38 especies de anfibios, 9 de ellas desde 1980 hasta la fecha.
“Los anfibios en particular son el grupo de invertebrados que tienen un gran riesgo de extinción y hay muchas razones que están relacionado con ellos, algunas de ellas están asociadas a enfermedades por organismos, la tala de bosques, el aumento de las temperatura, la degradación del hábitat, la presencia de especies invasoras y el tráfico de especies”, señaló el investigador.
Rivera explicó que durante el taller se llevó a cabo la evaluación de los tamaños de las poblaciones, su distribución, el estado de fragmentación del hábitat y demás criterios internacionales para establecer la categoría de riesgo a la que pertenece cada especie. Algunos ejemplos de estas categorías son: extinta, menor preocupación, vulnerables, en peligro crítico de extinción
Una de las conclusiones preliminares del encuentro fue que algunas especies que fueron consideradas extintas han sido redescubiertas. Un ejemplo es la rana Pristimantis eriphus, a la que un grupo de herpetológico de Antioquia ha desarrollado investigaciones de campo en las que han evidenciado nuevos ejemplares en las estribaciones orientales de los Andes desde el sur de Colombia hasta el nororiente de Ecuador.
“Para que una especie en peligro de extinción salga de la lista dependen del hábitat, pues si aún tienen un hábitat adecuado para que resista en ese ambiente la especie puede salir adelante sola. O lo que se hace es que se colectan individuos en lo que se llama conservación ex situ, se llevan a zoológicos y centros de investigación donde se tratan de reproducir”, dijo Rivera.
El biólogo Universidad Nacional de Córdoba, Marcelo Tognelli, explicó que uno de los objetivos del encuentro fue aprovechar la información reciente de los investigadores, en campo o en laboratorio para reclasificar las especies de anfibios. Esto, dijo el científico, se logra mediante nueva información por regiones, además de las tendencias poblacionales, el incremento de individuos y una mejor representación de estos en colecciones científicas.
“La idea es revisar toda la información previa de la lista roja y actualizarla con información nueva que ellos hayan tomado durante su trabajo de campo”, dijo Tognelli, que además es director de programas de Uicn.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza revisará que la información recolectada en el taller se adecúe a los estándares internacionales para que pueda compararse y usarse cabalmente en aproximadamente un año.
Para Tognelli la categoría que queda es preliminar, pues después habrá que revisar la estandarización del proceso. Los criterios que se utilizan deberán ser bien empleados y ejecutados por los investigadores. Una vez queda en firme habrá el porcentaje de especies amenazadas.
MEDELLÍN
