El inusitado incremento de la población en Dosquebradas (Risaralda), el 52 por ciento en los últimos diez años, lo que lo convierte en uno de los municipios que más rápido crecen en Colombia, hace más difícil la gestión de los riesgos y los desastres naturales debido a la zona en la que está ubicado.
Esta es la principal problemática que se ha identificado en el ‘Municipio Industrial’ durante la ejecución del proyecto Un enfoque participativo para facilitar el desarrollo inclusivo y climáticamente resiliente en América Latina, el cual ya completa cuatro meses.
Dosquebradas es una de las tres ciudades intermedias de Latinoamérica que hacen parte de una investigación piloto sobre resiliencia climática, que es financiada por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá (IDRC) y coordinada por la Fundación Futuro Latinoamericano (FFLA) y la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN).
Las otras dos ciudades son Santa Ana, en El Salvador, y Santo Tome, en Argentina.
El objetivo de la iniciativa es identificar y aplicar una metodología práctica, innovadora y participativa con las herramientas adecuadas que permita ayudar a los responsables políticos a desarrollar e integrar la reducción del riesgo de desastres, adaptación al cambio climático y estrategias de construcción de resiliencia hacia un clima de desarrollo urbano.
Este proyecto es respaldado por la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (Carder) y la Universidad Tecnológica de Pereira.
Manuel Winograd, coordinador de la investigación, explicó que a la par del crecimiento de la población, persiste un crecimiento desordenado del municipio, combinado con otras prácticas que atentan contra el medio ambiente. “La gente construye donde no debe ser, pero buena parte de los problemas es que la gente bota basura en las quebradas, tala los guaduales, etc.”, remarcó.
El investigador señaló que debe haber medidas de educación ambiental, pero también se debe buscar que los habitantes se apropien de la ciudad y esto se consigue cuando estos tienen mejores niveles de vida y bienestar; eso hace que la gente quiera a la ciudad.
“Ya hicimos el mapeo de actores, las entrevistas y los talleres, y seguimos avanzado. No vamos a cambiar la realidad de 50 años de historia con un proyecto de 14 meses, pero vamos sembrando semilla”, afirmó Winograd con respecto al avance de la investigación.
El paso que sigue es juntar toda la información que se ha recogido para comenzar a tener material con el que se puedan ‘aterrizar’ cosas más concretas.
El titular de la Dirección de gestión del riesgo de desastres (Diger) de Dosquebradas, Jhon Franklin Montes, aseveró que la actual administración municipal está desarrollando actividades de mitigación del riesgo, ha puesto atención en el cuidado de las quebradas y creó la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, la cual propende por el cuidado del medio ambiente.
“El municipio ha crecido de forma desordenada y posiblemente eso continúe, pero la lucha es fuerte”, afirmó Montes.
PEREIRA