A más de 1.700 metros de altura en la entrada al Parque Natural Nacional Farallones, el tradicional clima frío en este punto ha dado paso estos días a un ambiente un tanto caliente.
Desde el viernes la comunidad ocupó el lote en Arbolito, en las afueras de Pichindé, zona rural de Cali, donde se proyecta un puesto de carabineros de la Policía, y el lunes taponaron el acceso al Parque Farallones.
En la zona las autoridades mantienen estricto control por el impacto de la extracción ilegal de oro. En una labor de Ejército, Policía y Fiscalía, han sido detectados 421 socavones pero menos de una docena activos ante los controles, al tiempo que ha sido desmantelados campamentos y destruida maquinaria.
Ayer la comunidad se reunió con voceros del Dagma, la entidad ambiental de Cali, la Defensoría del Pueblo y Parques Nacionales en procura de un acercamiento y aclarar dudas en torno a la obra.
Voceros de la comunidad señalan que se habla de un puesto de control a la minería cuando es una labor que está ejerciendo el Ejército a través de un batallón de alta montaña.
También cuestionan la tala de árboles para la obra y exponen sus dudas a un retén policial o puesto cuando las leyes internacionales hablan de que no deben estar próximos a una comunidad, como sería en este caso.
Frente a estas inquietudes, el subdirector del Dagma, Juan Camilo Vallejo Lorza, expuso que la obra se suspende temporalmente mientras se aclaran las dudas a la comunidad, pero el puesto debe hacerse.
“Se ha indicado que cumple dos funciones que competen al Estado: garantizar la seguridad de los ciudadanos, en primer lugar, y velar por un medio ambiente sano, como en este caso que se busca la protección de una rica zona ambiental”, dijo.
Se trata de un complejo en el sector Arbolito, con un costo estimado de 1.490 millones de pesos, donde además de los efectivos de Carabineros de la Policía se tendría personal del Dagma y de Parques Naturales como entidades ambientales de la ciudad y el país.
“Esa obra es un imperativo para varias entidades, la misma comunidad y los caleños. Es un pulmón a proteger, ahí nacen los ríos Cali, Jamundí, Pance, Cañaveralejo, es vital para la ciudad”, expuso Vallejo Lorza.
De las 196.749 hectáreas unas 30.000 corresponde a Cali, a las que se suman las 10.000 de reserva forestal. En todo este sector están los corregimientos de Felidia, La Leonera, Pichindé, Los Andes, Villacarmelo y Pance, una presión poblacional sobre la zona. La variedad de fauna y flora es una de las riquezas ambientales.
Funcionarios de Parques Nacionales se pronunciaron en términos similares y destacaron la necesidad de preservar el ecosistema.
“La decisión institucional es que el puesto es un compromiso que aparece en Plan de Desarrollo y como respuesta concreta a Acciones Populares y de Tutela que exigen controles”, se indicó.
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