Cinco personas muertas y dos desaparecidas, 300 viviendas afectadas -28 de ellas colapsadas totalmente-, un colegio destruido, el acueducto fuera de servicio y vías y alcantarillado colmados de lodo hacen parte de los estragos que dejó la avalancha del río La Paila, en Corinto, el pasado martes 7.
El alcalde de esta localidad en el norte del Cauca, Eduar Fernando García, señala que reconstruir la infraestructura pública y viviendas implica unos 70.000 millones de pesos.
Precisa que de ese total, unos 40.000 millones se relacionan con red de servicios y vías y otros 10.000 millones en vivienda, además de sedes educativas y otros frentes. Ejército, Policía, Defensa Civil, Bomberos de la localidad y de otros municipios, incluidos lo de Cali, además de los gobiernos nacional y departamental han estado acompañando a la población y la solidaridad ciudadana ha sido la constante todos estos días.
Se estima que restablecer el acueducto demoraría entre seis y ocho meses y la reconstrucción de las viviendas y las calles un año.
“Ese es un tiempo estimado siempre y cuando exista voluntad política de todos los actores: Gobernación del Cauca, Municipio y Nación”, manifestó el alcalde García. Los pobladores tratan de mantener la calma ayudando en las labores de remoción de escombros. Sin embargo los representantes de los resguardos indígenas aseguran que el peligro sigue latente.
“Al sector en el cual se formó el represamiento no hemos podido acceder porque es una zona muy adentro del páramo”, dijo Héctor Dicues, miembro del resguardo indígena Paez.
El polvo, ahora que se secó el lodo, afecta a todos, en tanto que organismos de salud adelantan labores de vacunación como prevención de enfermedades.
A eso se suma la denuncia sobre delincuentes que aprovechando que numerosas viviendas están solitarias, han hurtado lo poco que les quedó a las familias, incluida su ropa y enseres de cocina.
Los efectos de la avalancha se sintieron en Cali. El lodo y empalizada llegó al Cauca y bajó por el cauce, obligando a cerrar las s bocatomas que alimentan dos plantas de tratamiento que abastecen el 70 por ciento de la ciudad, algo más de millón y medio de personas.