El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses confirmó este domingo que el cuerpo hallado en aguas del Pacífico, a más de 250 kilómetros de la isla Malpelo, corresponde a Érika Vanessa Díaz, desaparecida desde el 31 de agosto, cuando fue arrastrada por una corriente marina en momentos en que realizaba prácticas de buceo.
Su muerte, según determinó la autopsia, se produjo por hipotermia y ahogamiento.
El domingo en la tarde seguían en las instalaciones de Medicina Legal en Cali las diligencias judiciales, mientras la familia (sus padres, llegados de Cartagena, donde residen, y su esposo) permanecía a la espera de la entrega del cuerpo.
El cadáver, en avanzado estado de descomposición, fue descubierto en aguas del Pacífico colombiano el pasado viernes, y en un buque de la Armada Nacional fue trasladado a Buenaventura, adonde llegó el sábado, y el mismo día a Cali.
Inicialmente se pensó que no se trataba de Díaz, pues no tenía puesto el traje de buzo. Según se explicó, las altas temperaturas la habrían llevado a quitárselo.
El cuerpo fue avistado por los tripulantes de una avioneta contratada por grupos de buzos y familiares de Díaz y Carlos Jiménez, este último, instructor de buceo, cuya búsqueda se mantiene en la zona de Malpelo con el apoyo de la Armada Nacional.
Díaz, una abogada nacida en Itagüí y madre de dos niños, y Jiménez desaparecieron cuando realizaban la última jornada de inmersión en Malpelo, antes de su regreso al buque ‘María Patricia’. Formaban parte de un grupo de cinco personas que fueron arrastradas por las fuertes corrientes marinas de la zona.
En ese grupo también estaban el estadounidense Peter Moore, quien logró aferrarse a una roca y fue rescatado por unidades de la Armada destacadas en Malpelo, y los buzos Hernán Rodríguez y Jorge Iván Morales, rescatados el pasado 2 de septiembre en la tarde.
CALI
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