Cuando las autoridades hicieron el levantamiento de los cadáveres de un hombre y una mujer, ambos con bolsas en la cabeza, y amarrados de pies y manos no se imaginaban que eran pareja y padres de un bebé recién nacido.
Cuando salían de su vivienda, ambos quedaban tranquilos porque el niño quedaba con la familia de estos comerciantes que vivían y trabajaban en Cali.
Por eso, cuando hallaron su cuerpos en una zona rural de Juanchito, en Candelaria, municipio vecino de Cali, surgieron los interrogantes.
Son preguntas que se suman al por qué esta pareja, cuyos nombres, según las autoridades, eran Brayan y Katerine, los habrían asesinado y no solo eso, se teme que hubieran sido torturados, porque los dejaron en tal estado de indefensión, atados y con las bolsas plásticas cubriendo sus rostros, cerca de una discoteca de Juanchito.
La pareja habría dicho a sus familiares y a allegados que iba a ver una casa para comprarla como su nuevo hogar. Era un proyecto que tenían en mente, pensando en su pequeño y en ellos.
Sin embargo, desde que salieron nadie volvió a tener noticias de ellos, pese a que cuando se iban siempre llamaban para saber cómo estaba su pequeño.
Las autoridades buscan determinar cómo terminaron en Juanchito, quién los citó y si la misma persona que los citó estaría involucrada en estos homicidios.
Ambos cadáveres quedaron en medio de costales y escombros en la zona rural de Candelaria.
Según el subcomandante de la Policía Metropolitana de Cali, coronel William Quintero, quienes perpetraron los asesinatos habrían intentado camuflar los cuerpos.
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