A Julián Martínez, un joven de 24 años, de Roldanillo, le dijeron en una clase de dibujo que era imposible hacer un mural gigante usando sólo lápices, esa afirmación hizo que tuviera el reto personal de ser el primero en el mundo en hacerlo.
Es por eso que, después de pedir varios permisos en su municipio, se armó con 1.000 lápices de mina número 2, una caja de sacapuntas y tres andamios para iniciar, en la noche del 30 de diciembre, su hazaña, en la carrera 6 número 14-62, cerca del hotel Oasys Blue, en Roldanillo.
“El mural mide unos 12 metros de alto por cinco de largo, aunque puede ser más, pues la pared no tiene forma regular. Inicié solo, sin un boceto, solo inspiración, luego se me sumaron más”, dice Julián, a los que sus amigos le han llegado a ayudar tras verle el esfuerzo.
Estudió varios años Producción Agropecuaria, pero Julián se dedicó a la vida de artista y a ser tatuador. Los callos no le faltan en la mano, incluso dice que le ha salido sangre, pero bajo el inclemente sol o la repentina lluvia, no deja de dibujar lo que representa, como él dice, "el contexto de la Realidad Absoluta".
“En el muro hay un hombre viejo y una dama joven mirando fijamente un diamante, mostrando lo viejo y lo nuevo. Esto solo busca explicar que: ‘Aunque seamos diferentes, si nos ponemos en la misma posición, podremos ver las cosas iguales’, así funciona la vida misma”, dice Julián.
Con las manos negras, untadas de grafito, y el mugre en el piso como resultado de la basura por sacarle punta a sus lápices, Julián y los demás jóvenes roldanillenses esperan terminar en 15 días.
“Creo que nos faltarán otros 1.000 lápices para terminar, porque la idea, con quienes me han ayudado, es dejarle un buen regalo al municipio”, dice el artista.
CALI
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