Cruz María Amaya Girón, un paciente que había ingresado al hospital Mario Correa Rengifo, en la comuna 18, de la ladera de Cali, llevaba una semana recuperándose de algunas dolencias físicas. Pero una bala perdida realizada en este zona, una de las críticas en materia de violencia en la ciudad, terminó con su vida.
Amaya Girón recibió el impacto en la madrugada del domingo. Era un jardinero, de 58 años, que había trabajado en casas de los barrios Ciudad Jardín, Capri y El Limonar, en el sur de la ciudad.
Jáiber Amaya, hermano de la víctima, pidió a la Policía celeridad en el esclarecimiento del crimen, al tiempo que exigió explicaciones al hospital sobre la seguridad en este centro hospitalario, ubicado en medio de viviendas de una de las áreas más vulnerables de Cali.
La víctima tenía dos hijos y vivía con su mamá en el mismo sector donde está el hospital Mario Correa, en Los Chorros.
La muerte de Amaya Girón dentro de un centro hospitalario produjo indignación entre organismos defensores de derechos humanos y de la Personería del municipio, por lo cual piden a las autoridades claridad en lo ocurrido y más medidas de protección en torno a estos establecimientos, sobre todo, cuando están en zonas vulnerables.
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