"Es hora de ejercer la honestidad ciudadana constitucional, superando los motivos del odio, la sospecha, la mentira y la manipulación para mantener privilegios, poderes e intereses de parte. Es hora de actuar como nación y no como partidos: la honestidad ciudadana exige muchísimo más que ser uribista o santista, o de cualquier partido o credo religioso", dijo el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, a raíz de los acuerdos de paz logrados en La Habana entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc.
El Arzobispo insistió en que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento, como lo señala el artículo 22 de la Constitución de 1991 y el artículo 95, numeral 6 cuando indica que son deberes de la persona y del ciudadano "propender al logro y al mantenimiento de la paz".
"Construir esta paz nos ha resultado un imposible dramático, trágico, polarizado en extremismos irreconciliables. Ahora se da un paso, después de 50 años de guerra y 4 de conversaciones en La Habana. Y se dará, probablemente, un plebiscito para refrendar masivamente como pueblo estos acuerdos, hechos entre Gobierno y Farc, con mandato popular en las elecciones presidenciales pasadas”, dijo Monsalve.
“Es honestidad con la vida truncada en las víctimas de la violencia y la guerra; es honestidad con el futuro de Colombia. Es honestidad con la verdad, la justicia social, penal y restauradora”, agregó.
Para el Arzobispo "la paz de Colombia no es una elección como otras, sino opción de vida con todos y para todos".
"Es un desafío a incluir en la legalidad a todos los ciudadanos y en la legitimidad al Estado y a las fuerzas subversivas. Por eso no se puede ser neutral en este caso. Eso es suicida. Esta es la democracia directa, Estado-ciudadanos, sin la mediación partidista. El 'Sí' constitucional a los acuerdos es el comienzo para la reconciliación con todos los alzados en armas y la construcción de acuerdos sociales y políticos que transformen el conflicto social y violento en convivencia pacífica y supervivencia como sociedad civilizada; como economía regularizada con el bien común y el cuidado de la casa común; como Estado no fallido ni mafioso o corrupto, sino garante de la vida, los derechos y deberes, del bienestar individual y colectivo. Tendremos que enfrentar enormes desafíos”, manifestó.
CALI