Mientras Cauca y Nariño se mantienen como dos de las 23 zonas con mayor número de cultivos ilícitos en el país, en el primer departamento hay cooperativa de quienes le apuestan a cultivar la marihuana de manera legal con fines medicinales y terapéuticos.
Es la oportunidad que surge en esta región teniendo en cuenta que el Ministerio de Salud mediante el decreto 613 del 10 de abril de este 2017 autorizó el empleo de la semilla de marihuana solo con fines para aliviar dolencias y también para “evaluación, seguimiento y control de las actividades de importación, exportación, cultivo, producción, distribución y uso de la semilla”.
En la cooperativa, por ejemplo, participan agricultores de Corinto, en el norte del departamento, quienes la bautizaron como Caucannabis, siendo la primera agremiación de este tipo con mano de obra en el país.
Uno de los agricultores es Héctor Fabio Sánchez, quien manifiesta que esta cooperativa fue el resultado de un sueño que se ha venido impulsando y para motivar a otros campesinos a que se dediquen a estos cultivos de marihuana, los únicos lícitos y no a la coca que sigue siendo prohibida.
El agricultor dijo que ha tenido el acompañamiento del alcalde de Corinto, Édward Fernando García.
Allí en el Cauca, el empresario vallecaucano Carlos Silva hizo alianza con inversionistas de Israel para seguir construyendo la primera planta de aceites, cremas, cápsulas, inhaladores y otros productos del cannabis.
Por ahora, se proyecta la primera gran fábrica de estos productos en el país y los comercializará la empresa One Colombia, que vende productos a base de café y plantas, además de hongos, para fines medicinales.
En el país ya hay algunos productos con base en marihuana, como parte de una actividad productiva legal que apenas se abre paso.
EFE/Archivo El Tiempo.
Silva explicó que la iniciativa de la fábrica del cannabis requiere una inversión inicial de 1,5 millones de dólares y que el objetivo es que la fábrica funcione precisamente en Corinto.
Para ello participa la firma israelí Mycolivia, que se encargará de la investigación y que distribuye estos productos medicinales, hechos a partir de extractos de hongos y otras plantas. “Vemos que hay oportunidad de empezar un negocio que en el mundo está tomando fuerza”, anotó.
Añadió que la planta procesaría más de 300 toneladas al año, es decir, 3.000 toneladas de materia prima. “Nosotros no vamos a cultivar, la idea es brindar a los agricultores de la región el conocimiento desarrollado en Israel porque tendríamos que sembrar variedades distintas a las que tiene la región y buscar la mayor productividad , dijo Silva.
El alcalde de Corinto dijo que esta es una alternativa que puede ir de la mano con la sustitución de cultivos ilícitos como la coca, “convirtiéndose en una fuente de desarrollo para el departamento”. El mandatario agregó que el trabajo con la marihuana para medicinas se busca implementar con los agricultores no solo en Corinto, sino también en Toribío, Jambaló y Caloto. Aseguró que hay 150 interesados, la mayoría campesinos, en participar en esta propuesta.
Pero además de los agricultores, con la legalización de la producción de marihuana para la salud, empresarios como Juan Pablo Guzmán, director de la empresa Sannabis, también dijo que tiene expectativas para trabajarla en su laboratorio en el resguardo indígena de Toez, ubicado en Caloto (Cauca).
García dijo, además, que las empresas Farmacielo y Biominerales Farma, “ya están estableciendo relaciones con organizaciones sociales, con cultivadores, para empezar a trabajar en la propuesta de marihuana medicinal”.
Al alcalde García, así como a otros mandatarios y a la Gobernación del Cauca también les preocupan los cultivos ilícitos, pues según el informe del último año de Monitoreo de Territorios Afectados por Cultivos Ilícitos en Colombia, producido por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en colaboración con el Gobierno Nacional, Cauca y Nariño concentran con Putumayo, Norte de Santander y Caquetá, el 81 por ciento del área sembrada con coca.
Ese informe también indica que la coca en resguardos indígenas se incrementó en 52 por ciento al pasar de 7.799 hectáreas en el 2014 a 11.837 en 2015. Solo en el Cauca había más de 3.326 hectáreas de coca, un número similar al de la marihuana en esa región del Pacífico.
Sin embargo, para Marino Ovidio, coordinador del Plan de Vida del cabildo de Corinto, la legalización de la marihuana para producirla como medicina no beneficiaría a los indígenas, “sino a otro sector de la población”. Dijo que se trata de empresarios que no tendrían en cuenta el impacto social y la importancia de los cultivadores, entre los cuales, hay indígenas que también son campesinos.
En la nueva reglamentación, el Gobierno especificó el procedimiento de obtención de licencias para el acceso “seguro e informado” a la semilla.
Dice también que se conformará un grupo técnico de cupos que realizará el análisis, evaluación y seguimiento de todos los asuntos relacionados con la asignación de cupos o previsiones de cannabis para fines médicos y científicos.
Tras esta decisión, el Gobierno entregó a la compañía canadiense PharmaCielo la primera licencia para la producción y fabricación de derivados medicinales de la marihuana en el país.
CAROLINA BOHÓRQUEZ
CALI