En este 2017 el Grupo Grajales cerrará con una utilidad por encima de los 5.000 millones de pesos, el año pasado estuvo cerca de los 6.200 millones. El lío fue que en marzo el invierno se llevó 400 hectáreas de cultivos semestrales y frutales que representaban gran parte de la facturación del año.
El depositario del Grupo, Andrés Mejía, dice que esa inundación les generó un P&G negativo de unos 1.800 millones de pesos que se fueron en dos horas, cuando las aguas del Cauca enlodaron las siembras. Pero se reaccionó, no solo habrá utilidad, sino que se puso en marcha, en el municipio de La Unión, al norte del Valle, donde está el complejo, la construcción del Centro Logístico Hortofrutícola desde donde se manejará todo el tema del aguacate hass. En el Atlántico, por iniciativa de la Gobernación de ese departamento, el Grupo desarrolla un centro similar.
Además, acaba de celebrar los primeros 40 años de Casa Grajales, una de las cuatro unidades de negocio del Grupo.

En la década del 40 entró el cultivo de la uva a Hato de Lemos, hoy municipio de La Unión, sede del conglomerado Grajales.
Juan Pablo Rueda, EL TIEMPO
Los vinos le representan al conglomerado cerca del 30 por ciento del total de sus ventas, y en la parte laboral le aporta el 12 por ciento del empleo.

En el municipio de La Unión, con los empleados del Grupo se celebró los 40 años de Casa Grajales.
Juan Pablo Rueda, EL TIEMPO
¿Qué planes hay para Casa Grajales?
Para el 2018 creemos que lo más importante será lograr la certificación como empresa familiarmente responsable, venimos trabajando en ese proyecto hace seis meses, esperamos estar certificados antes de junio; en Colombia solo hay 16 empresas con esa certificación, nosotros queremos ser la primera empresa incautada certificada, pero sobre todo, la primera del sector de licores que la obtenga.
¿Planean nuevas línea de producción?
Somos fuertes en los vinos dulces, son los que más se venden en Colombia, no son los españoles, ni los italianos, los colombianos tenemos un paladar dulce. Nuestra meta para el 2018 es fortalecer el negocio de las cremas de licor, ya sacamos la de whisky y la de café, sacaremos la crema de whisky light y una crema de caramelo que estamos desarrollando; ampliaremos la línea de los vinos de cocina. Vamos a mejorar la presentación y sacaremos botellas de 500 centímetros cúbicos para poder estar en el mercado, sin descuidar la línea de importados, ya tenemos vinos argentinos, italianos y españoles. Para el 2018 venimos con cavas españolas de calidad y con precio interesante.
¿La parte agrícola, otra de las unidades del Grupo, cómo se comportó este año?
Es la más grande por patrimonio, por empleo y por facturación, pero también la más sensible al clima, hemos venido recomponiendo el portafolio. Por un tema fitosanitario hemos tenido que emigrar a otra regiones con algunos cultivos como la papaya y el melón, y hemos fortalecido un poco los cultivos semestrales, algodón, maíz, soya, que nos permite hacer rotación de área, hay que rotar por tema fitosanitario. Fue un año bueno, pudo haber sido mejor.
¿Siguen apostándole fuerte a la papaya?
Seguimos creciendo, pero este es un cultivo nómada. El 60 por ciento de nuestra producción agrícola es papaya; la uva un 15 por ciento, los demás es maracuyá, melón sandía, pero, nuestro producto líder hoy es la papaya.
El aguacate hass es otra de las grandes apuestas.
No hay nada más peligroso para el sector agrícola que lo que se pone de moda. Empezamos a ver que el haz sí puede ser el oro verde para Colombia, es una realidad, el país tiene todas las condiciones para ser un gran productor y así lo están viendo los compradores internacionales, pero necesitamos mejorar la oferta. Estamos viendo productores muy grandes con todas sus certificaciones y mucho agricultor pequeño que no ha tenido un buen acompañamiento que no ha permitido que tengan las certificaciones para poder ir al mercado internacional. Si queremos llegar a Europa, es muy probable que Francia nos pida una Global GAP y los productores no lo tienen; España, que es un poco más flexible, nos pida BPA y no lo tienen. A través del Grupo Grajales y Adagro (Asociación de Agricultores del Occidente Colombiano) iniciamos un proyecto con el ministerio de Agricultura para certificar 540 productores, ese proceso ya lo terminamos. Eso nos lleva a dos cosas en este momento: Estamos liderando la conformación de la Confederación Nacional de Aguacate, como un gremio cúpula para los productores de aguacate pequeños, y estaremos trabajando en la puesta en funcionamiento del Centro Logístico Hortofrutícola en La Unión.
¿Cómo operará este Centro Logístico?
Ya nos llegaron dos líneas de selección de producto y el 70 por ciento de la producción de esa línea va a ser para aguacate; la semana pasada hicimos una prueba de exportación a España, vi aérea; están terminando de montar el frío y la otra semana iniciamos el proceso. Esa va a ser nuestra apuesta grande en agricultura y más que una apuesta, es un apoyo a los pequeños productores porque la idea es que sean socios del proyecto. Creo que no deberíamos estar hablando del plan frutícola, sino de un plan hortofrutícola; y más en este tema de posconflicto debemos incursionar en las hortalizas y verduras que se pueden trabajar en la ladera, el capital es menor y el retorno de inversión es más rápido. Como Grupo Grajales hemos empezado a involucrar el tema hortofrutícola. El Centro busca darle capacitación al agricultor, técnica, ser una herramienta para conseguir la financiación del proyecto a través del Banco Agrario o bancos privados, ser la empresa que recoge el producto o le coordina la recolección y en el packing, que es de tres bodegas, se le hace la clasificación y el empaque del producto; manejamos la exportación directa y el que no cumpla las condiciones, lo distribuiremos a través del Grupo Grajales a nivel nacional.
¿Cuánto le invirtieron?
Utilizamos infraestructura existente, si arrancáramos de cero podríamos hablar de cuatro millones de dólares; aquí, en solo equipos invertimos un millón de dólares.
¿Usted lleva siete años como depositario del Grupo y dice que le faltan muchos sueños por cumplir. Cuáles?
El Grupo Grajales tiene que devolverle más al país, debe volverse un modelo de una universidad como la Zamorano en Honduras; tiene la obligación de ser, educativamente, un referente para el país. Nosotros nos hemos metido en reinserción por voluntad propia, desde antes del proceso, hemos capacitado ya cinco grupos de la mano de la OIM y ACR, buscando que la gente aprenda un oficio que le sirva. Yo tengo mi concepción de la paz, yo digo que el tema de la paz en Colombia no es de distribución de tierra, es de oportunidades de qué hacer con la tierra. El Grupo puede ayudar en ese proceso, en educación, transferencia de tecnología y comercialización; de todo lo que nos falta por hacer, creo que lo más importante es que sea un eslabón definitivo en la locomotora agrícola. Tiene que ser un aliado para sector hortofrutícola.
¿Cuándo se incautaron los bienes del Grupo, no sabían qué hacer con él. Cuál ha sido la estrategia?
Fueron años difíciles, de acople, la falta de continuidad de los gerentes depositarios también generó incertidumbre, cinco depositarios en seis años, una rotación muy alta. El haber tomado la decisión de darle oportunidad a alguien que tenga una mayor permanencia ha facilitado el proceso, pero no fue fácil. En el 2010 el Grupo perdió 14.000 millones de pesos; nosotros iniciamos el 14 de enero del 2011, logramos bajar a 3.000 millones de pérdida, ya en el 2012 nos ganamos 450 millones y de ahí en adelante hemos obtenido oportunidades que nos han permitido ir abonando a obligaciones viejas, pero también ir haciendo las nuevas inversiones, como el Parque Nacional de la Uva, el Museo de la Uva y el Vino; en Casa Grajales, puntualmente, la línea nueva de lavado y la línea de cremas de licor; la remodelación del hotel. Tenemos un esquema y es que de las utilidades del Grupo pagamos obligaciones anteriores con el 50 por ciento y con el otro 50 por ciento vamos reinvirtiendo en modernizar el Grupo.
Comentar