El 27 de agosto, sobre el mediodía, Natalia Alarcón se movilizaba con su padre en una moto, debía realizar una diligencia en el centro de Cali, pero al entrar en una curva se encontraron de frente con un perro, se perdió el control del vehículo y ella salió expulsada y cayó a un caño de seis metros de profundidad.
El padre de la joven, Yesid Alarcón, quien conducía la moto y quien terminó con tres costillas rotas y un pulmón perforado, no dudó en lanzarse al vacío para evitar que su hija, en estado de embarazo, se ahogara en las contaminadas aguas del caño que atraviesa el oriente de la ciudad.
De ahí en adelante se desencadenó una verdadera odisea que le cambió la vida a esta familia.
Los Bomberos de Cali acudieron al llamado de auxilio y los trasladaron a un clínica de traumas ubicada en el oriente de la ciudad. Alarcón dijo que la atención en el centro médico fue mala además, de lenta y que nunca los bañaron o desinfectaron del olor de las aguas contaminadas.
Luego de permanecer varias horas en la clínica del oriente fueron trasladados a dos más, una en el norte y otra del centro. De nuevo llegaron las quejas, según las víctimas, en medio de la emergencia y la urgencia vital por el estado de gestación de la joven, el personal no fue claro con los requisitos y se perdió mucho tiempo con el papeleo durante el traslado de clínicas.
La tía de la joven embarazada, Ivonne Ramírez, dijo que el trato con Natalia, su sobrina, no fue profesional debido a la condición de su pie fracturado; tenía mucha sangre y no veía que le realizaran algún drenaje, o alguna limpieza de la zona.
"La niña empieza a gritar del dolor, tan impresionante, pues no lo soportaba; el pié tenía un olor fétido y me tocó ponerle un tapabocas porque le producía náuseas", contó la tía.
Dijo que le tocó hasta amenazar con llamar a la Superintendencia de Salud para que la atendieran.

El accidente sucedió en el caño de la calle 73 con carrera 7e, al oriente de la ciudad.
Juan Pablo Rueda Bustamante / El Tiempo
Solo hasta el 30 de agosto trasladaron a la joven embarazada a un clínica de mayor nivel, al sur de la ciudad, donde a Dari Alarcón, madre de la joven, le dijeron que tenían que amputarle la pierna, pues ya estaba en muy mal estado. Le hicieron firmar un consentimiento de autorización, pues la vida de su hija y del bebé podrían estar en peligro.
"Nos dicen que el bebé puede perder la vista o algo, por la infección que le cayó a ella", contaba, entre lágrimas, la madre de Natalia.
Ahora solo esperan que las aguas contaminadas y llenas de bacterias que ingirió Natalia Alracón luego de caer en el caño no hayan afectado al bebé y que el acompañamiento siclógico y médico que tiene la joven la ayuden a superar la nueva vida que le espera al perder una de sus piernas.
Su padre dijo que denunciará este caso por la negligencia con que atendieron a su hija durante las primeras horas del accidente.