“Todo comenzó cuando ella era adolescente, nos cogía los libros de anatomía y decía que también quería ser médica, una de las mejores para salvar muchas vidas… y así lo hizo”, recuerda con voz entrecortada Bernardo Muñoz, a su hija Isabel.
Isa, como le decían de cariño, era la médica residente que murió al caerle encima la estudiante María Isabella González, que se arrojó del sexto piso del Hospital Universitario del Valle (HUV).
A sus 28 años era la menor de dos hijos de una pareja de médicos caucanos que, desde hace 34, se unieron en matrimonio y se radicaron en Cali. La pasión por la medicina se heredó porque Isabel y su hermano siguieron esa carrera.
“Era mi orgullo porque pudo ser lo que siempre quise. Al principio yo le ayudaba con tareas, pero luego me tocaba llamarla para que me explicara cosas que ni la experiencia me había enseñado, era muy estudiosa”, cuenta el padre.
Después de graduarse de la Universidad Libre, Isabel cursaba su especialización en medicina interna, en la Universidad del Valle. Amaba los niños y era humana con sus pacientes. En septiembre finalizaría su segundo año y le faltaba uno más.
Planeaba irse a Estados Unidos a estudiar un año de inglés para seguir con hepatología u oncología
No era de novios, pero su alegría la destacaba entre sus amigos. En la noche del miércoles se acostó triste por la muerte de Bruno, su perro, pero lo despidió como un angelito en el cielo.
En la mañana del jueves, como todos los días, don Bernardo pasó a dejar a la joven médica al HUV antes de ir a su consultorio, la abrazó y le dio un beso. A las 9:30 le dieron la noticia: Isabel sufrió un accidente.
María Isabella González, alumna de cuarto semestre de enfermería, al parecer, deprimida por situaciones afectivas, se arrojó del sexto piso, cayó en un toldo y sobre Isabel, quien estaba en la cafetería del primer piso y que sufrió un severo trauma en el cráneo y la mandíbula, que, después de 30 minutos de reanimación, le causaron la muerte.
La estudiante Isabella, de 21 años, sufrió fracturas en la columna y cadera, además de trauma renal. El riesgo no ha desaparecido pero está estable. A sus allegados les pidió perdón y lloró por la médica.
En el HUV no recordaban un día tan amargo aparte de la madrugada del lunes 18 de noviembre de 1996 cuando un pistolero quiso rematar a un paciente y causó la muerte de la jefe de enfermeras, Luz Mary González.
En la sala dos de la funeraria Los Olivos, fue velada la médica, rodeada de 32 arreglos florales. Todos eran blancos, sólo una rosa roja acompañaba su foto al lado del féretro.
Aunque la Fiscalía inició una investigación por los hechos, la familia de Isabel dice que no adelantará ningún proceso.
“Si Dios la puso ahí era por algo. Su misión era salvar vidas y le salvó la vida a la enfermera”, dice don Bernardo.
Anotó que “me quedaré esperándola, como todos los días, en el gimnasio a las 7:00 de la noche donde nos encontrábamos después de nuestras jornadas (…) nada será igual”.
CALI