Los habitantes de la parte alta del corregimiento de Pance, así como los de los municipios de Dagua, Calima Darién y Yumbo, entre otros, firmaron ya un acuerdo por la conservación del agua en la que se comprometieron a trabajar en la protección del líquido.
Estos acuerdos se firmaron en 14 cuencas del departamento y ya empezaron a dar frutos, con cerca de 800 hectáreas de bosque que ya han sido restauradas, teniendo como meta 910 a diciembre del 2017.
De acuerdo con Gloria Suárez, de la Dirección de Gestión Ambiental de la CVC, el trabajo se inició en el 2013 y se han podido planificar 8.500 hectáreas que ya están en manejo sostenible.
“En lugares como Pance nos ha ido súper bien. Tenemos propietarios dispuestos a trabajar con nosotros y que han dejado muchas extensiones de tierra. Hubo incluso un propietario que sacó todo su ganado de los predios para evitar la contaminación. Hay propietarios muy sensibles que han aportado en el proyecto”, explicó. La CVC pasó de invertir recursos por $480 millones de pesos en 2016 a $9.687 millones en 2017 para trabajar en conservación en estos sectores.
Dentro de esta iniciativa, los propietarios de terrenos en las inmediaciones de las cuencas firman los Acuerdos Recíprocos por el Agua (ARA) por medio de los cuales reciben incentivos en especie que les permiten mejorar el manejo que hacen de la tierra y mejorar sus medios de vida a cambio de trabajar en comportamientos más sostenibles y contribuir con la conservación.

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Santiago Saldarriaga, EL TIEMPO
Para fomentar este tipo de comportamientos se realizaron las denominadas campañas de orgullo, metodología a través de la cual se busca apelar al amor por la naturaleza y por su entorno entre los habitantes de cada una de las 14 cuencas priorizadas.
De esta forma, trabajando con el orgullo, se ha podido acelerar la adopción de soluciones de conservación y ayudan a que el cambio sea duradero.
“Para alcanzar los impactos de conservación deseados, se trabaja en la cuenca baja con los usuarios de agua, promoviendo su contribución a la conservación. A la fecha se ha logrado influenciar a más de 520 mil personas en Colombia para que conozcan la relación que existe entre el bosque y el agua y la interdependencia que existe entre los habitantes de la cuenca alta y baja, para que contribuyan voluntariamente a la conservación. En la cuenca alta, se han logrado conservar más de 5.800 hectáreas, en los últimos 7 años, a través del trabajo con los propietarios de la tierra que han estado dispuestos a firmar acuerdos ARA” explicó Itala Yepez, directora senior del Programa de Cuencas de la organización Rare, quienes se encargaron de enseñar la metodología de las campañas de orgullo entre los funcionarios de la CVC.

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Santiago Saldarriaga, EL TIEMPO
Para el profesor William Ocampo-Duque, director del Laboratorio de Investigaciones Ambientales de la Universidad Javeriana de Cali, se debe ser más exigente en la protección del agua.
“Hay que monitorear la calidad del agua, evitar producción agro industrial en zonas de nacimiento... por ejemplo, ahora están sembrando eucalipto y pino en zonas de protección del agua”. Señaló que la deforestación es la principal amenaza para las cuencas y se deben establecer mecanismos de monitoreo de la calidad en bosques de ribera.
“Aquí no hay monitoreo serio y por eso es difícil proteger, porque no hay líneas de base de cómo debe mantenerse el ambiente. Las autoridades ambientales deben ejercer control estricto y no lo hacen”, cerró.

En Buenaventura el esquema se usa para proteger los manglares
Mario Baos / EL TIEMPO
La 14 cuencas protegidas por los ARA en el Valle son la RUT en La Unión y Versalles; La Paila, en Sevilla, Bugalagrande y Zarzal; Sonso, en Buga y Guacarí; Frayle, en Florida. Pance, en Cali; Bitaco, en La Cumbre; microcuencas de Guinea y El Tanque en Dagua; Claro, en Jamundí; Pescador, en Bolívar; Bolo, en Padrera; Yumbo, en Yumbo; Chanco, en Ansermanuevo; Calima, en Calima-Darién y Cajambre, en Buenaventura, para conservar el manglar.
CALI
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