Aferrada a una foto ya desteñida, Sandra Milena Millán recorría la plazoleta de San Francisco recordando a su hermano Fernando, quien había posado por última vez con sombrero ‘vueltiao’ y sonrisa tímida.
Fue secuestrado el 21 de septiembre del 2010 por un grupo armado en la zona rural de Río Bravo, cerca a Restrepo en el norte del Valle, y desde entonces su búsqueda no ha terminado.
“Su felicidad en la casa era mi motor, el mismo que hoy me lleva a recorrer kilómetros para saber de él (...) el 22 de junio cumplió 31 años, aún sin su presencia se los celebramos en familia”, dijo Sandra.
Ella era una de las casi 150 dolientes en la plazoleta de la Gobernación del Valle, centro de Cali, en el IV Encuentro Departamental de Familiares de Víctimas de Desaparición Forzada, quienes se hacían la misma pregunta: ‘¿dónde están?’.

Hubo momentos como este donde se hicieron ofrendas por los desaparecidos
Juan Bautista Díaz / EL TIEMPO
Según Jessica Guerrero, del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), solo la verdad, la reparación y la no repetición calmará sus dramas.
“A pesar que ya se firmaron los Acuerdos de Paz aún hay líderes sociales y personas del común que están desapareciendo. Sólo en Buenaventura hay más de 6.000”, dice.
El Sistema de Información de la Red de Personas Desaparecidas y Cadáveres (Sirdec) reporta que desde 1998 hasta mayo del 2017 han desaparecido en Colombia 122.814 personas, de las cuales 9.114 son del Valle y 7.877 han sido documentadas en Cali.
Con la ‘galería de la memoria’ en medio de fotos y leyendas buscaron recordarlos y no pocos detuvieron su paso por el centro caleño para leer las historias de sonrisas que fueron silenciadas con balas.
“Las armas le dieron el poder a unos pocos sobre la vida de muchos, sangre que brama de la tierra reclamando justicia”, dijo Ana Rosa Mosquera, quien llegó de Buenaventura.
Entre las postales de ausentes estaba la del estudiante Jhonny Silva, en septiembre de 2006. Muerte por la que el Estado condenó al Esmad
También hubo quema de plantas aromáticas. Luego el corte de mariposas de colores en las que estaban los nombres de las víctimas, para dejarlas ‘volar’ en búsqueda de la verdad.
Las lágrimas cayeron de los ojos de los asistentes al acto. “A mi tío Willian y mi papá Luis se los llevaron, pueden estar muertos pero su recuerdo vive”, dijo llorando Claudia Mondragón.

Con una galería para la memoria se pudieron ver fotos de las víctimas
Juan Bautista Díaz / EL TIEMPO
Los líderes hicieron un llamado para que se desmonten los grupos paramilitares en el nuevo tiempo de paz, pues aseguran que aún sigue siendo un arma de control y persecución contra los integrantes del movimiento social y popular en la región.