La familia de Dora Lilia Gálvez, la bugueña cuya muerte fue atribuida a un caso de violencia sexual que conmocionó al país, pero luego fue relacionada por el Instituto Nacional de Medicina Legal con un aneurisma cerebral, asegurando, además, que no había señales de abusos en su cuerpo, exigió que continúe la investigación para esclarecer su deceso.
Francia Elena Gálvez, hermana de Dora Lilia, al igual que sus demás allegados no están satisfechos con las explicaciones de Medicina Legal y temen que el caso quede sin resolver, en medio de preguntas que no han sido contestadas por las autoridades ni por los estamentos de salud que la atendieron.
Dora Lilia, de 44 años, fue hallada inconsciente por su único hijo en una casa de una allegada en el barrio Sucre, de Buga, que ella pintó y arreglaba para su alquiler. Murió el 29 de noviembre en el hospital San José, de Buga, donde permaneció por 22 días. El único examen de Medicina Legal fue la necropsia, como lo informó este estamento, es decir, transcurrió un mes desde sus lesiones. El examen se realizó el 30 de noviembre, un día después de la muerte. “En ningún momento (Dora) fue valorada porque el tiempo que estuvo en la clínica permaneció en la unidad de cuidados intensivos”, indicó Medicina Legal.
Francia Elena dijo que cuando Dora fue encontrada por su hijo, tenía en su boca heridas “porque había orines y materia fecal”. Ella y la familia afirmaron ayer que “si este silencio de las autoridades continúa, la muerte de Dora Lilia quedará impune. Exigimos justicias”. Afirmaron que la muerte fue un asesinato, tras torturas y violación.
Por ello, la familia insiste en que la mujer sí fue víctima de abuso sexual. “Con su muerte empezamos a entender que era un feminicidio y ahora vivimos con el dolor del vacío de nuestra madre-hermana-tía y con la impotencia de que no se ha hecho justicia en su nombre”. Los Gálvez dijeron que ellos vieron golpes, mordeduras y quemaduras, al parecer, por colillas de cigarrillo. Además, señalan que “aunque como familia sabemos que pudo morir por el aneurisma, esto no explica las diferentes violencias y lesiones que deterioraron su salud y acabaron con su vida. Exigimos claridad y exactitud a los operadores de justicia”.
Ellos preguntan ¿por qué no se tomó el registro de las huellas de las mordeduras para cotejar con la carta dental de los sospechosos? ¿Dónde están las pruebas de toxicología, de sangre u orina que el hospital debió tomar para verificar si en efecto fue drogada y para brindarle tratamiento?
En diciembre pasado, el director nacional de Medicina Legal, Carlos Valdés, dijo: “La causa de la muerte corresponde a la ruptura de un aneurisma de la arteria comunicante anterior, por ende la manera de la muerte se determina como una muerte natural”.
Luego de hallarla, el hijo de Dora se la llevó al hospital Divino Niño, de Buga, donde fue atendida en un comienzo y donde se habría llenado un formulario con datos de violencia sexual. El 7 de noviembre fue remitida al San José.
El director médico del San José, Carlos Sánchez, dijo en diciembre, tras el informe forense, que allí nunca se afirmó que hubo violación, pero ratificó existencia de “lesiones en canal vaginal”, como lo hizo el Divino Niño, y que no fueron citadas por Medicina Legal.
CALI