“¡No me mate, no me mate!”. Así le suplicaba una mujer de 26 años de edad a su expareja, con quien mantuvo una relación de ocho meses, para que no la siguiera hiriendo con un cuchillo.
Esa tarde del primero de enero pasado, la mujer le había servido un plato de sopa a su exnovio, quien la visitó en su casa en el barrio Floralia, en el nororiente de Cali.
Ella también se sirvió algo, pero cuando se levantó y se dirigió a la cocina de la vivienda fue atacada.
Según contó esta vallecaucana, ella sintió un golpe en el hombro y al mirar hacia atrás se sobrecogió al ver que tenía enterrado el cuchillo. Y mientras el hombre la seguía hiriendo, ella intentó protegerse con su mano izquierda.
Durante el violento ataque, la joven fue herida en varias partes del cuerpo: una en el seno izquierdo, otra en un muslo y otra más en una pierna, pero la más grave de las siete puñaladas que recibió fue la del abdomen. “Llegué a pensar que realmente me iba a morir”, contó.
El año pasado se registraron más de 3.000 agresiones a mujeres en el Valle del Cauca por sus cónyuges o excónyuges. Y la joven de la historia es una de los cientos de víctimas de violencia intrafamiliar que han pasado por el Hospital Universitario del Valle (HUV), donde son atendidas en el Consultorio rosa.
Su historia es similar a la de otras pacientes en el área donde ella estuvo, pues ya salió del centro asistencial y ahora reclama más seguridad a la Policía y asegura que el agresor no ha sido detenido y la sigue amenazando de muerte.
“Yo espero que la justicia haga algo por lo que él me hizo”, dijo.
A pocos metros de la cama de hospitalización que ocupó esta ama de casa, hay otra paciente que también fue atacada por su expareja.
Esta víctima recibe atención no solo clínica, sino dentro del programa que fue presentado en noviembre pasado por la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, en el HUV, para brindar atención a mujeres agredidas por sus exparejas o parejas, dentro del contexto de la violencia intrafamiliar.
El programa se llama Consultorio Rosa y se trata de un espacio donde existe una ruta de atención para todas las personas que son víctimas de violencia de género. Según la Gobernación del Valle, en esa área del HUV se activa el programa para atender también a la población LGBTI, a niños y a hombres maltratados.
Este servicio podría llegar al hospital Tomás Uribe Uribe, de Tuluá. Por ahora, esa posibilidad es analizada por el departamento y el municipio.
REDACCIÓN CALI
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