Cuando José Bobadilla entró por primera vez al Teatro Calima, sintió como si un amor a primera vista se le hubiera cruzado en la vida.
El estilo romano, la silletería y el valor para los caleños hicieron que se doliera por el abandono en el que estaba.
Recordó su casa en el Huila cuando a los 16 años salió con la idea de ser abogado y lo logró y llegó a ser rector de la Universidad Autónoma del Cauca. Hoy se puso otro reto que está culminando: reconstruir el Calima.

José Bobadilla, el emprendedor de este sueño caleño
Juan Bautista Díaz / EL TIEMPO
Y es que el proyector del teatro se apagó el 9 de julio de 1999 cuando su última película fue proyectada, dejando un sinsabor nostálgico en los amantes del Cali viejo y siendo sede, desde ese entonces de iglesia cristiana. “Lo encontré destruido, había mucho polvo, le habían adaptado algunos módulos metálicos a la entrada, el piso estaba sucio y el excremento de la palomas había hecho colapsar el techo, pero eso se me volvió una meta”, cuenta el empresario.

Durante siete meses trabajaron para restaurar cada detalle. La entrada trata de parecer a la de los años 60
Juan Bautista Díaz / EL TIEMPO
El teatro fue inaugurado el 27 de noviembre de 1963 con el I Festival de Cine Japonés, su nombre hace referencia a los pueblos indígenas que predominaban en esta zona sur del Valle y sus funciones costaban cuatro pesos, con los que era posible ver hasta dos películas.
“He viajado por el mundo dando conferencias, pero ningún teatro es parecido. Su estilo romano con capacidad para 1.200 personas es lo que más me tocó”, dice Bobadilla.

Las luces hacen parte del atractivo que más llama la atención
Santiago Saldarriaga / EL TIEMPO
En los años 90 entraron los multiplex de centros comerciales, además las películas se podían ver en dispositivos caseros, fue así como poco a poco teatros de barrio y del centro, como Calima, tuvieron que cerrar sus puertas.
El escenario se convirtió en una iglesia, después cambió y comenzaron a colgar telas de sus muros, construyeron una especie de apartamento para el vigilante, su suelo de granito fue cubierto con un caucho como el de los gimnasios y sus páneles de sonido fueron pintados a brocha.

Las 1.200 sillas del teatro fueron restauradas sin perder su originalidad.
Juan Bautista Díaz / EL TIEMPO
“Lucía ordinario, no se dieron cuenta del valor de cada cosa, incluso, había una fuente que recorría el lobby llena de ladrillos y los baños destruidos”, dice Bobadilla.
Hoy, tras siete meses de trabajo, día y de noche, con más de 40 trabajadores, entre pintores, arquitectos, sonidistas, electricistas, el Calima vuelve a brillar.

El teatro promete ser un escenario para propios y turistas
Santiago Saldarriaga / EL TIEMPO
Sus 1.200 sillas originales fueron restauradas, a 12 páneles de sonido los cubre una tela dorada que contrasta con su rojo escarlata, hay cuatro proyectores 2K de alta resolución, sus lámparas fueron remplazadas por unas tipo led, su pantalla ovalada ya trasmite a full color y los baños cambiaron sin perder la esencia de esculturas que adornan el teatro.
Pensamos en todo, cerca hay más de 500 parqueaderos a menos de un minuto para que los caleños no dejen de venir. Será un éxito
Su inauguración será el 6 de Julio y lo administrará la Fundación de Emprendimiento Social y Cultural, que buscará abrirles la puerta a los artistas.
“El Calima abrió, para nunca más cerrarse”, remató Bobadilla.

Las luces, el color, y el aforo sin duda hacen de El Calima un escenario de proyección internacional
Santiago Saldarriaga / EL TIEMPO