Los animales, no importa si son domésticos o de la fauna silvestre y de cualquier rincón del país, dan ejemplo del respeto que pueden tener entre sí y de afecto entre ellos.

Los monos papiones atraen las miradas de los visitantes al Zoológico de la capital vallecaucana.
Julio Romero
Por ejemplo, como lo explican expertos, los monos papiones están atentos a entablar relaciones de alianzas con otros machos y también de cortejar a las hembras. Cuando ya son padres dedican gran parte de su tiempo a vigilar a sus crías. Eso lo muestran algunos de los que están en el Zoológico de Cali, y que dan señales de su cariño a sus infantes al revisarles sus cabezas. Suelen ser cálidos en sus abrazos, mordiéndose y hasta llegan a besarse.

Los tatabros son animales que cuando se sienten en peligro defienden a los suyos con coraje. Aquí se les ve afectuosos.
Julio Romero
En el caso de las guacamayas, esta especie saca todo su valor cuando de defender a sus pequeños se trata. Cuando nacen, los padres prestan mucha atención a sus crías, sobre todo, en los tres primeros meses, antes de que abandonen el nido, y cuando las hembras empollan, los machos se encargan de buscar el alimento para ellas.

En los cortejos, los flamengos abren sus alas y levantan o voltean sus cabezas buscando atraerse entre sí.
Julio Romero
Los pavos reales llaman a las hembras, se exhiben y escogen una posición estratégica frente al sol para destacar sus colores.

Los pavos reales hacen gala de su plumaje ante las hembras para conquistarlas.
Carolina Bohórquez / EL TIEMPO
Estos animales utilizan su cola en los rituales de apareamiento y cortejo. “Pueden abrirla en un espectacular abanico que se extiende desde la parte dorsal del animal hasta tocar el suelo en cada lado”, dicen biólogos.

Esta primate se llama ‘Carola’ y es amante de las frutas.
Carolina Bohórquez / EL TIEMPO

Los suricatos o suricatas son mamíferos bastante sociales y cariñosos. Así se vieron en el Zoológico de Cali.
Julio Romero

Los canguros, en pleno cortejo en el Zoológico de Cali.
Julio Romero

Osita de anteojos, juguetona en el Zoológico de Cali.
Carolina Bohórquez / EL TIEMPO
Bailes, cánticos y gruñidos hacen parte del cortejo, según la especie.

Este pequeño perrito es uno de los tantos que hay en las calles. La cámara lo captó con su rostro despelucado.
Carolina Bohórquez / EL TIEMPO

Un pico que dio a la cámara esta bella guacamaya, en el sur del país.
Carolina Bohórquez / EL TIEMPO
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