Con el luto que aún guarda por su hijo y el dolor de las injusticias recientes, María -a quien se le cambió el nombre por seguridad, le pide a las autoridades que no permitan que la impunidad nuevamente haga estragos en su vida.
El 17 de enero, esta mujer de 45 años de edad caminaba por las calles del barrio Aranjuez, en Cali, cuando fue víctima del robo de su celular.
Según cuenta la afligida madre, un sujeto con un enorme cuchillo la intimidó para que le entregara el celular, pero ella gritó y varios vecinos la auxiliaron y lograron detener al agresor.
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La comunidad lo entregó a la Policía, pero después de incautar el arma, asegura María*, le manifestaron que el delincuente tenía antecedes penales y ya había estado en la cárcel.
Tristemente estamos en una sociedad muy corrupta, donde la ley colombiana no sirve para nada
El susto fue tal que la ama de casa sufrió un infarto, pero pudo ser atendida a tiempo y no representó un peligro para su salud.
Ya después de superar esa situación, se dirigió hasta la Fiscalía a poner la denuncia, pero su sorpresa fue mayor cuando se enteró que el sujeto quedaría libre en 72 horas, pues pese a que hubo captura y en un video se ve el robo, ella recuperó su celular y era de mínima cuantía, no fue herida y la captura no fue en flagrancia.
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Esta situación despertó viejas heridas, pues Carlos Echeverry Gómez, hijo de María*, murió el 29 de junio del 2021, tras recibir dos puñaladas por robarle el celular en Jamundí, sur del Valle del Cauca.
Echeverry Gómez acababa de cumplir 19 años y era una promesa del fútbol colombiano. Había jugado en las divisiones inferiores del América de Cali y había sido el capitán del Atlético fútbol Club de Cali.
Según María*, su hijo fue atacado por dos delincuentes que lo apuñalaron en el abdomen y en el corazón por robarle el celular. El joven fue trasladado hasta la clínica Valle del Lili, en el sur de Cali, donde por cinco días estuvo luchando por su vida, pero debido a la gravedad de las heridas, falleció.
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Hoy, siete meses después y tras aportar videos y declaraciones, las autoridades no han brindado información ni han dado con el paradero de los responsables del crimen.
Ella le pide a las autoridades y a la Fiscalía, que estos hechos no queden impunes y los delincuentes vayan a prisión, pues asegura que de no ser así, cientos de personas y familias pueden llegar a pasar lo que ella sufre tras la muerte de su hijo.
“Tristemente estamos en una sociedad muy corrupta, donde la ley colombiana no sirve para nada, porque si un ciudadano no hace justicia por sus propias manos y hace lo que pide la justicia, queda impune y un sujeto como esos queda libre”, dice María*, quien afirma que su vida cambió, pues se altera cuando escucha una moto, un grito o cuando se le acerca algún sujeto.
JUAN PABLO RUEDA
Redacción de CALI