Annabelle recibió los acostumbrados mimos con la zanahoria que tanto le gusta. Le cepillaron su larga cabellera y vistió medias violetas para sus cascos.
Son los cuidados que Daniela Jaramillo Gómez y la mamá de ella, María Carolina Gómez, le brindan al equino. Pero es más pequeño que un pony.
A sus 8 años, Annabelle ha crecido dentro de la casa de esta familia, en zona rural de Cali, como un miembro más de este hogar, amante de los animales, sobre todo, los caballos.
Dentro de los mimos, Daniela y su progenitora bañaron y desinfectaron a Annabelle con tanto cuidado que duró horas, teniendo en cuenta que visitaría a pacientes de la Clínica Imbanaco, entre niños y adultos.
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Así lo hizo ayer al subir en el ascensor para llegar a los cuatro pisos, donde niños que buscan recuperarse se emocionaron al verla.

Momentos de ternura con Annabelle y los niños.
Juan Pablo Rueda. EL TIEMPO
Este es el proyecto de grado de Daniela para convertirse en comunicadora social, con el propósito de la interacción entre un equino y seres humanos.
“Es beneficiar a los pacientes. Los beneficios que tienen los caballos no solo están muy comprobados en términos de montarlos al hablar de equinoterapia, sino de la interacción”, explica la universitaria, quien, además, es equitadora de alto rendimiento. Heredó el amor por los caballos de su mamá.
“Fue un sueño poder traerla a tantos pacientes que no tienen la capacidad de desplazarse (...) Ver sus emociones, sus caras, sus reacciones ha sido de total gratificación para nosotras.
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Para mi trabajo de grado estoy investigando los beneficios que tiene esta terapia que propongo, no solo para montarlos, sino de contacto y más sencillo”, dice la joven.

Abrazos y caricias para Annabelle al acercarse a los pacientes.
Juan Pablo Rueda. EL TIEMPO
Asegura que Annabelle, de unos 150 kilos de peso, tiene sus vacunas y fue preparada para este encuentro que su mamá y ella habían anhelado.
Ambas coinciden en que no hay nada mejor que ver la sonrisa de un niño, mientras acaricia y siente el calor de la yegua.
Esta es la segunda vez que Annabelle llega a un centro hospitalario. La primera fue en el Hospital Universitario del Valle (HUV).
“La idea nació de un experimento, conocido en 2021, en Francia de un caballo (Peyo, de 14 años con pacientes con cáncer o Alzheimer) que entra a los hospitales a hacer este tipo de terapia. Siempre habíamos soñado con esto y se nos dieron las cosas”, dice María Carolina Gómez.
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Carolina Mejía Posada, gerente de Mercadeo y Experiencia del Paciente de la Clínica Imbanaco, explica que es una manera de romper paradigmas, centrada en la atención y el bienestar de los pacientes, pues estar hospitalizado suele ser estresante. Dice que se trabajó con rigurosidad en la bienvenida a Annabelle.
En Cali, la Policía de Carabineros y Jeison Aristizábal han venido trabajando en equinoterapia en las últimas décadas.
CALI