Antes de llegar a la vereda San Francisco, en el corregimiento de Pance, se puede ver el ‘puente de las brujas’, los lugareños cuentan que se les aparecen a los borrachitos; otro lugar de leyenda es Pico de Oro, más conocido como Pico de Loro, en el Parque Nacional Los Farallones, donde, sí o sí, hay que ascender con un guía experimentado.
En el 2005 Ezequiel Moreno, de 76 años, quien conocía la zona como ninguno, fue encontrado sin vida junto al nacimiento del río Pance, en lo alto de Los Farallones. El montañista había subido con la antropóloga Lucía Galeano, pero no logró encontrar el camino de regreso, murió de hipotermia. El abrigo que tenía se lo había dado a ella, para que siguiera adelante, para que se salvara.
Así de misterioso y mágico es Pance, la puerta de entrada a Los Farallones, formación rocosa a 4.100 metros sobre el nivel del mar y donde no se da un solo frailejón, pero hay registro de glaciares.

Los picos azules de los imponentes Farallones es uno de los atractivos que ofrece este turismo de naturaleza.
Santiago Saldarriaga, EL TIEMPO
Pance es un corregimiento para caminarlo, para explorarlo. Hay un cementerio de comino crespo y en el sector de Pico de Águila se consigue la olla de mono (lecythis minor), un árbol buscado por una especie de mariposas que solo se ve en ese lugar.
Este sitio, donde se encuentra el último balneario de los caleños, busca ser declarado zona de reserva natural.
“Pance está en miras de convertirse en una reserva natural, todo el corregimiento, no solo el ecoparque. Con eso lograríamos formular un proyecto de un parque temático de naturaleza; no hablamos de infraestructura suntuosa, hablamos de lograr que toda la oferta turística que tiene Pance se adecúe en todos sus aspectos de sostenibilidad, de calidad, para que este sea el gran pulmón del turismo de naturaleza hacia este sector de la ciudad”, dijo la secretaria de Turismo de Cali, Anabella Rodríguez.
“Se está socializando con los habitantes del corregimiento, esta es una comunidad muy conservacionista que ha hecho muy buena labor. En nuestros corazones, el corregimiento ya tiene esa declaratoria, para nosotros esto ya es un gran parque nacional. La gente lo ha tomado de la mejor forma, la gente quiere que esto pase”, dice Gustavo Villegas, director de turismo de Pance y quien está al frente del Ecohotel.
La secretaria de Turismo Municipal indicó que esta declaratoria implicaría contar con un plan de manejo ambiental, habría que abordar el tema del saneamiento básico, regular actividades económicas que pudieran afectar el ecosistema, realizar estudios de capacidad de carga y hacer un plan de turismo de naturaleza específico con todos los detalles que tiene para ofrecer el corregimiento.
La esperanza es que en el 2018 se pueda dar esa declaratoria.
“Nosotros estamos formulando el Plan de Turismo Rural y Naturaleza para Santiago de Cali y, dentro de él, hicimos un énfasis especial en Pance, estamos caracterizando toda la oferta y demanda de servicios turísticos y, en particular, estamos haciéndole una apuesta a la caracterización de las aves que pueden avistarse en este corregimiento”, comentó la funcionaria.
Senderismo puro
Desde hace dos años los empresarios de la zona empezaron a trabajar en el diseño de la Ruta Turismo de Naturaleza Pance que se encuentra lista para recorrerla, ofrece senderismo, avistamiento de aves, baño y los mejores sancochos de río.

Senderismo en El Topacio.
Santiago Saldarriaga, EL TIEMPO
Apenas se llega a Pance, distante a media hora de Cali, se emprende camino hacia El Topacio, una antigua finca cafetera convertida hoy en Centro Ambiental a cargo de la Corporación Autónoma Regional del Valle (CVC) y que, por razones de orden público, estuvo cerrado 10 años. Volvió a abrir sus puertas en el 2009. Ahí, los visitantes pasarán dos horas y media, mientras recorren dos senderos bañados por tres cascadas, la más alta cae a una altura de 135 metros, el agua pura y fresca logra salpicar, de forma muy delicada, el rostro de quienes las observan.
En estas cascadas, de agua helada, está prohibido bañarse, surten el acueducto de Pance.

Una de las cascadas que baña El Topacio.
Santiago Saldarriaga, ET
En medio de este senderismo podrán ver las aves, hay 150 especies. La más buscada es el Gallito de Roca, por ese color roco impactante que tiene, se acerca mucho a los yarumos y a los espejos de agua, aunque el Barranquero, el ave emblema de El Topacio, es una de las que más se deja ver, forma sus nidos en los barrancos.
También hay reporte de mamíferos herbívoros como el perro de monte, el cusumbo y el guatín de montaña. Además, de reptiles como lagartijas y serpientes terrestres y arbóreas.
Se tiene reporte de 80 especies de árboles y arbustos y 40 tipos de plantas medicinales.
La entrada al Centro Ambiental tiene un precio de 5.700 pesos y 2.800 para estudiantes, hay que cancelarlos en la sede de la CVC en Cali. Los profesores deben tener una carta que certifique que van en una jornada ambiental.
Así se acerque una sola persona, se le hace el recorrido por los senderos interpretativos.
La ruta diseñada por los empresarios de la zona incluye también la Cascada del Indio, está como a cinco minutos en auto desde El Topacio, la única autorizada para disfrutar de un baño. Ha formado una piscina de agua natural al caer.
La entrada cuesta 8.000 pesos, el lugar ofrece 12 cabañas en madera para las familias que quieran alejarse del bullicio de la ciudad y también cuenta con el servicio de restaurante.
“El río Pance está en el ADN de los caleños, lo que buscamos es que la gente se lleve una impresión muy bonita”, decía Julio Quintero, el administrador del sitio.
De la Chorrera del Indio se continúa hacia el Ecohotel, por la entrada 2 del Ecoparque de Pance. Ahí, los visitantes podrán disfrutar del típico sancocho de gallina de río.
La ruta termina con un espectáculo de salsa o de los ritmos del Pacífico.
“Desde la década del 70 el río se convirtió en un regalo para los caleños, pero nadie se responsabilizó. Hoy, lo que buscamos es un turismo responsable”, decía el guía Alexander Morales.
“Pance está referenciado en nuestras rutas turísticas como uno de los mayores atractivos que tiene la ciudad, turismo de naturaleza con énfasis en senderismo y en avistamiento de aves, ríos y cascadas y ruta gastronómica”, señaló la secretaria de Turismo municipal.
El guía Morales contaba que Pance, en lengua paez (la que hablaba la comunidad indígena de los lilies que habitaron ese territorio), significaba ciudad de las aguas o húmedo.
Según Pedro Guachetá, habitante de Pance, a partir de una historia que su padre le contó, frente a la zona donde hoy se encuentra la Universidad San Buenaventura se libró la última batalla entre conservadores y liberales.
Los conservadores eran como 1.500 y los liberales 300, según la historia de Guachetá. Así que para defenderse, los que eran minoría corrieron a refugiarse a la Chorrera del Indio, zona agreste para la época, y ahí se recuperaron hasta que lograron regresar de nuevo al Cauca y a Nariño, de donde habían inmigrado.
Pero, al poco tiempo regresaron a Pance, por eso es que la mayoría de las familias que habitan hoy la zona son Guachetá, Belalcázar y Domínguez.
El papá de Pedro Guachetá llegó a Pance a comienzos del siglo XX.