Los dos segundos de Orlando Duque, en un vuelo desde 27 metros de altura a la piscina, le hicieron sentir un corrientazo a María Paula Quintero Torres, una caleña de 17 años recién cumplidos. “Yo quiero saltar de allá”, se dijo.
Cuando ella se pudo acercar a Orlando le dijo que quería pasar de su especialidad en trampolín de 10 metros a las alturas que él desafía en acantilados y balnearios del mundo.
Ella practica hace siete años clavados (10 metros) e incursionó en los de altura (20 metros). Orlando le dio la venia para saltar, y pese a que afirma que le dio miedo la primera vez, ya después fue fascinante, pues siempre ha sido amante de la cosas extremas.

María Paula Quintero, promesa del clavado.
Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
El campeón mundial de clavados de altura no dudó en animarla y recordó que había sentido esa misma sensación hace casi 30 años cuando él, que jugaba fútbol en los alrededores de la Unidad Deportivo Panamericana, entró con sus amigos, casi por casualidad, a las piscinas de la Unidad Panamericana, en el sur de Cali.
Cuando se arrimaron a la piscina, los entrenadores de clavados les preguntaron si querían saltar. Lo dudaron, pero al día siguiente volvieron y allí empezó la historia de Orlando Duque en los clavados, un deporte de sacrificios y escaso apoyo en Colombia.
María Paula ha sido tenaz como fue Orlando en sus comienzos.
Tenía 10 años cuando le dijo a su mamá, Sonia Torres, que quería saltar de los trampolines en la Panamericana.
A comienzos del 2016 estuvo a punto de quedar fuera de competencia. Fue en un salto de 10 metros. “Aflojé al entrar al agua y sufrí una lesión. Es algo que ya está superado y puedo seguir en mi deporte”, dice ella que tiene dos hermanas y una mamá que confían en sus decisiones, así sean extremas.
La atrajo la plataforma que Orlando hizo montar en la piscina de la Unidad Panamericana para enseñar los clavados de altura.
Con Orlando, María Paula dio el primer salto desde 13 metros. Pasó a los 16. Y luego a los 20, con descensos a más de 60 kilómetros por hora.
En este comienzo de carrera, María Paula consiguió su llamado a la Red Bull de septiembre.
En las últimas semanas han estado en esa tarea de cualificar sus saltos. Ella empezó con dos saltos simples -dos vueltas- y ya pasó a tres vueltas con medio giro.

Miguel García muestra su habilidad en el aire y en el agua.
Red Bull
La guía de sus entrenamientos está a cargo de Miguel García, otro ‘hijo’ de los clavados de Orlando Duque. Es integrante de la selección Colombia, otro clavadista que representa al país en los saltos de altura y quien lleva tres años saltando en torneos internacionales y se encuentra clasificado al mundial de Budapest.
De lunes a sábado, ella entrena cinco horas diarias y en las tardes estudia inglés. Quiere seguir Psicología en la U.
Este clavadista caleño quien entrena también a decenas de miembros de la selección Valle de clavados, sueña también con ser campeón mundial.
Ha sido constante, siempre trabajando por la perfección en el salto de 27 metros. Ya ha tenido experiencia y estuvo en el Mundial de Kazan, en Rusia, en 2015. En ese evento Orlando Duque fue sexto y Miguel noveno.
Gracias a su presencia en el Red Bull Cliff Diving, Miguel ha conocido Dinamarca, Abu Dabi en Emiratos Arabes Unidos y Portugal.
Ante los jueces intenta innovaciones como su propio salto de tres vueltas inversas con dos giros.
También es parte de ese semilleros Cristian Arayón, quien ha tenido sus medallas en trampolín de tres metros en Colombia y Suramérica.
El mejicano Jonathan Paredes, quien fue bronce en el Campeonato Mundial de Natación Barcelona 2013 y plata en Kazán 2015 es otro acompañante frecuente de las visitas de Orlando Duque a Colombia.
Sin apoyo
Pese a que es un deporte espectacular, con seguidores en todo el mundo, en donde en cada evento donde se monta acuden centenares de espectadores, Orlando, Miguel y María Paula no cuentan con el apoyo de la empresa privada en Colombia ni del gobierno departamental o nacional en los clavados de altura.
Red Bull patrocina a Orlando desde el 2000 y ayuda económicamente a la construcción de la plataforma en la ciudad cuando se da un evento.
"Tengo más de seis patrocinadores, todos en el exterior, pero necesitamos apoyo en Colombia, acá hay mucho potencial”, dice Duque.
Tengo más de seis patrocinadores, todos en el exterior, pero necesitamos apoyo en Colombia, acá hay mucho potencial.
Agrega que con apoyo o sin él continuará y quiere que este deporte siga creciendo.
María Paula espera tener patrocinio y de momento no frena ese gusto al caer a velocidad extrema y eso sí, siempre se encomienda a Dios y a la Virgen María.
“Siempre me ha gustado la adrenalina y en los saltos Orlando me dijo cómo debía hacerlo. Uno arriba dimensiona todo: el agua, la altura, el viento. Siempre he querido hacer lo extremo, me gusta superar el miedo”, cuenta.
Cuando sube a la plataforma piensa en cómo tomará el salto y poco a poco ha aprendido que no puede apurar ni perder la posición.
A comienzos del 2016 estuvo a punto de quedar fuera de competencia. Fue en un salto de 10 metros. "Aflojé al entrar al agua y sufrí una lesión”, cuenta. El impacto le sacó el aire, pero no la hizo desistir.
Para ella, Orlando Duque es una inspiración. Dice que el clavado de altura tiene ahora trascendencia en Colombia y América Latina por él.
El clavadista, cuya imagen en sus clavados ha dado la vuelta al mundo participa de la serie mundial Red Bull Cliff Diving World y a sus 43 años, de ellos 21 en clavados de altura, tiene la tranquilidad que ya hay más de un ‘hijo’ de sus saltos de vértigo.

El caleño ha mostrado destrezas en todo escenario, en el país y en el exterior.
Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
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