Los soldados llegan a las poblaciones más alejadas del Valle del Cauca, Cauca y Nariño, no para prestar seguridad ni combatir delincuencia, sino traer unas alegrías.
En esa misión se quitan el camuflado, dejan los fusiles a un lado y levantan una enorme carpa azul, donde ellos serán los protagonistas gracias a sus narices rojas, maquillaje, acrobacias y puestas en escenas.
Ellos hacen parte de la brigada de Apoyo Acción Integral y Desarrollo No 2.
El nivel de riesgo, como en todo circo, no deja de existir. Pero los artistas llegan con un Ejército más amigable frente a la población civil, para educar y sensibilizar a chicos y grandes mediante uno de sus mensajes: el peligro del consumo de drogas.

El soldado profesional Ocoró, es uno de los encargados de sorprender a los asistentes con sus actos de faquirismo.
Juan Pablo Rueda Bustamante / EL TIEMPO
El soldado Rivera se disfraza de 'Spiderman' y realiza acrobacias a más de 6 metros de altura. Recuerda que antes de entrar al Ejército se dedicaba al circo, pero en Bucaramanga.
Esa era su tarea pero en medio de una batida fue sorprendido y se lo llevaron, en pocas horas el cabello que le llegaba a la cintura desapareció y quedó con el corte militar. De inmediato, fue trasladado hasta Arauca.
Tras el servicio militar, decidió convertirse en soldado profesional. En principio estaba en los patrullajes y servía de enfermero. Fueron días amargos cuando su mejor amigo pisó una mina antipersonal y murió en sus brazos.
A él y a sus compañeros les ofrece esta posibilidad de llegar con un mensaje diferente a la comunidad con diversión y educación.

La carpa tiene una capacidad para 800 personas y las funciones son gratuitas en los horarios definidos por la alcaldía municipal.
Juan Pablo Rueda Bustamante / EL TIEMPO
El coronel Jesús Antonio Liévano, Comandante de la Brigada de Apoyo Acción Integral y Desarrollo No2, quien tiene a cargo cuatro batallones a su cargo, los cuales nacieron hace dos años por la necesidad de las poblaciones, también tienen escuadras de sensibilización con globoflexia, títeres, pintucaritas, orquesta musical y el equipo de Fe en Colombia, quienes se reúnen con Alcaldías y Gobernaciones para llegar a las comunidades más apartadas de las capitales de forma gratuita.
"Le quitamos a los jóvenes un par de horas con la drogadicción y a la delincuencia, educándolos de una forma creativa, con mensajes que les lleguen", afirma el coronel Liévano, quienes seguirán acercándose más a la comunidad y legándoles como un amigo que pueden tener a cualquier hora del día y que vean un Ejército amigable.

El contacto amigable con la comunidad es uno de los puntos fundamentales de estos batallones.
Juan Pablo Rueda Bustamante / EL TIEMPO
Los días que no hay funciones, los soldados asisten a los centro educativos u otros espacios masivos, para hablar con niños, jóvenes y adultos, sobre los perjuicios al consumir de drogas y dar enseñanzas de vida para convivir en un mejor entorno.
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