‘La unión hace la fuerza’. Ese antiguo lema se constituye en estos tiempos de modernidad en el precepto que ha ayudado a jalonar el crecimiento de los Food Trucks, (restaurantes sobre ruedas) en la capital del Atlántico.
Hace dos años, tras darse cuenta de lo complicado que era rodar por las congestionadas calles de la ciudad, sus propietarios se dieron cuenta de que uniéndose en un solo lugar era posible darle nacimiento a un modelo de negocio sólido que permite, de paso, ofrecerles a los comensales varias alternativas gastronómicas de alto nivel y en un solo lugar.
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Fue así como hace año y medio nació, en un lote de la calle 86 con carrera 51B, el primero de los ocho Food Trucks Parking (lotes para estos negocios) que ya existen en distintos puntos de Barranquilla.
Libia Tirado hace parte de los cerca de 200 emprendedores que están creyendo en esta manera de percibir buenos ingresos con un negocio propio.
La barranquillera aprovechó su experiencia como comunicadora social para crear la franquicia Lozano, que debutó entre las 14 opciones que desde el pasado 8 de diciembre se ofrecen en el Food Trucks Parking, adecuado en la carrera 51B, entre calles 82 y 84.
Lozano fue concebido como una marca que ofrece comida saludable en formato de wraps. Sus sabores, como lo explica su propietaria, consiguieron la exquisitez tras un largo camino de prueba y error a cargo de un chef de la ciudad, pues la consigna de cada uno de estos negocios es mantener un nivel para paladares exigentes y a bajo precio.
Y como no todo depende del sabor, Tirado agrega que fue todo un reto pensar en una imagen que motive a las personas a elegir sus productos.
Una de las reglas de oro de los Food Trucks es que en un mismo parking no se pueden ofrecer productos ni siquiera parecidos.
“Ahí radica nuestra unión: en no repetir productos y estar en un mismo sitio para ir rotándonos la clientela. La competencia es ardua, pero sana y depende de mantener un buen servicio y por supuesto excelentes productos”, destacó.
Llegaron por BogotáTirado y su esposo Max Lozano relataron que el auge de los Food Trucks en Colombia comenzó en Bogotá en el 2012, con la diferencia de que en la capital del país estos pertenecen a pocas personas que no han tenido la necesidad de unirse.
El modelo es adoptado de Estados Unidos, donde siempre han funcionado rodando por las principales avenidas con un éxito avasallador tal que muchos de los críticos gastronómicos del mundo no dudan en recomendarlos a varios de ellos por encima de cadenas o restaurantes ya consolidados.
“Es que se trata de ofrecer productos originales que no se consigan tan fácil en un restaurante convencional”, anotó Max Lozano.
Actualmente en Barranquilla están las plazoletas de Food Trucks de la calle 86; de Villa Santos, de la 51B; de la carrera 21; del barrio Boston; del barrio Prado y se trabaja en los acabados finales de otra que funcionará en el sector de Miramar.
En cada parking hay no más de 14 negocios donde se pueden disfrutar desde un ceviche peruano con receta secreta de la casa, postres con nombres exóticos, así como hamburguesas y crepes, pero no convencionales.
En el caso de los que comenzaron en la 51B, la medida de cada Food Truck es de 2,5 metros de ancho por dos de fondo, con un interior en acero inoxidable.
Para poder funcionar en ese parking o lote, que fue decorado con acogedores acabados, cada negocio tuvo que pagar una membresía de cinco millones de pesos que se renueva cada año y mensualmente un arriendo de 2 millones 200 mil pesos, que incluye los servicios.
“Cada Food Truck ofrece un plato estrella y uno complementario”, explicó Lozano.
Principios de neuromarketing, según los emprendedores detrás de este tipo de negocios, deben aplicarse si se quiere obtener el éxito. De ahí radica que cada uno de estos restaurantes rodantes tengan llamativos colores, y sus logos y eslogan se conciban dentro de un concepto general.
“Decidí pintar mi carro con tonos que incitan a las personas a sentir la necesidad de comer”, anotó Tirado.
Un trabajo intensoAprovechando el delicioso sabor de la receta de una carne de hamburguesa inventada por una de sus abuelas, Alfonso Mercado y su esposa Bea González de Castro se lanzaron, en 2015 en la aventura de tener un Food Truck. Fue el segundo en comenzar a rodar en la ciudad cuando todavía no se pensaba en ubicarlos en plazas.
Inicialmente su carro, con el que inició con la marca Gabby’s Truck, se instalaba en el barrio Boston, donde dio a conocer sus hamburguesas preparadas con productos artesanales.
En ese entonces, Mercado, quien asegura que todo inició como un juego para percibir recursos extra, entendió que tenía un producto ganador para dedicarle el esfuerzo con el fin de posicionarse.
Hoy en día, Gabby’s Truck, nombre en honor a su hija Gabriela, se vende con éxito en Villa SanTrucks, en Villa Santos, y antes de acabar el año en la plaza que se va a abrir en el barrio Alto Prado.
“Pienso que es necesario dedicarse a un solo producto hasta estandarizarlo, perfeccionarlo y hacerlo apetecido. Crecemos muy rápido, lo que se podría transformar en un colapso del negocio, sin embargo, este modelo de negocio, que se ayuda a través de las redes sociales, es una plataforma que permite a quienes no tienen los recursos para montar un restaurante formal, la posibilidad de despegar. Esta es la ciudad donde más negocios de este tipo hay”, destacó.
Aunque los Food Trucks en Barranquilla todavía no están regulados, su crecimiento va de la mano de las buenas prácticas. Todo el que allí trabaja debe saber lo necesario para el manejo de alimentos y contar con medidas de seguridad.
ANDRÉS ARTUZ FERNÁNDEZ
Redactor de EL TIEMPO
BARRANQUILLA
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