Tras el regreso de familias colombianas que se encontraban en Venezuela, en algunos municipios del país se ha dado una voz de alerta por la llegada de familias que no tienen un lugar al cual ir o un trabajo para sostenerse. Uno de los casos que más llama la atención es el de Manatí, en el Atlántico, donde la alcaldesa de ese municipio, Kelly Paternina, catalogó de preocupante la situación social que se vive en este municipio del sur del Atlántico, como consecuencia del retorno de por lo menos 1.000 familias desde el vecino país de Venezuela.
Según la mandataria, estas personas llegaron sin nada en las manos y ahora han aumentado los cordones de pobreza en la localidad.
Paternina reconoció que en su gran mayoría son personas oriundas de Manatí que se fueron hace años a probar suerte a Venezuela y que ahora están regresando a su lugar de origen en busca de nuevas oportunidades.
La alcaldesa pidió al Gobierno Nacional atención a este caso, ya que la mayoría de estas personas no viven en casas dignas ni tienen acceso a salud o educación.
“Hacemos un llamado al Gobierno para que realice inversiones necesarias”, puntualizó Paternina.
Desde finales del 2016, la Gobernación del Atlántico comenzó a ubicar a los inmigrantes de Venezuela que se encuentran en estos momentos en el sur del Atlántico en calidad de indocumentados o ilegales, para censarlos e incluirlos en los planes de atención de servicios de salud y educación. Según el secretario del Interior del Atlántico, Guillermo Polo, estas acciones se están desarrollando en coordinación con la Cancillería y tienen como objetivo tener un registro oficial del número de inmigrantes. Polo dijo que si bien no hay un registro oficial del número de venezolanos que ha llegado en los últimos meses al Atlántico, es claro que en municipios como Santa Lucía, Suan, Candelaria, en el sur del departamento, es donde más se concentran. Se estima que al departamento del Atlántico han ingreso en los dos últimos años no menos de 20.000 inmigrantes de Venezuela.
BARRANQUILLA