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Barranquilla

La lucha de Marly para que su hija sea una profesional de la Universidad del Atlántico

Marly Coneo Buelvas  ingresando a la Universidad del Atlántico con su hija Carol García.

Marly Coneo Buelvas ingresando a la Universidad del Atlántico con su hija Carol García.

Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO

Acompaña a su hija con discapacidad a clases y  la ayuda en tareas. Sueña con que sea profesional.

Marly Coneo Buelvas no sabía lo que era pisar el aula de una universidad, elaborar un ensayo, una relatoría y menos conocer qué es la hermenéutica o un proceso pedagógico.
En menos de tres meses le ha tocado familiarizarse con todos estos temas, moverse en la ciudadela de la Universidad del Atlántico como una estudiante más, que entra y sale de clases, hace tareas y se reúne con sus compañeras.
La vida universitaria que lleva esta mujer, de 42 años de edad, es el nuevo reto que emprendió para acompañar a su hija Carol García, que es quien está matriculada en el programa de Educación Especial, donde cursa primer semestre.
La joven de 20 años de edad tiene una discapacidad (La ataxia telangiectasia, dificultad para coordinar los movimientos y pronunciar las palabras), por lo que necesita de una acompañante permanente para movilizarse y que también le ayude a tomar notas.
Marlye acompaña a Karen todos los días a clases.

Marlye acompaña a Karen todos los días a clases.

Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO

Marly la lleva a la U, entra a clases para ayudarla con los apuntes, la acompaña hacer trabajos, y luego se regresan a casa. Para ella es un orgullo poder ver a Carol avanzar en sus estudios. Sueña con que su hija se gradúe de la universidad y que tenga una carrera exitosa.
“Debo estar todo el tiempo aquí en la universidad. SI le toca en la mañana, en el mediodía, o en la noche”, cuenta la mujer.

También realiza una carrera profesional

Confiesa que nunca había estado en una universidad. Es bachiller y realizó unos cursos en instituciones pequeñas. “Es una experiencia nueva que estoy viviendo”.
Entra y escucha las clases al lado de Carol. Generalmente graban las clases con el celular, o toman fotos al tablero o las diapositivas de las presentaciones que hacen los profesores.

Me ha tocado aprender mucho. Me quedo sorprendida, no sabía qué era ni cómo hacer hacer un ensayo.

“Me ha tocado aprender mucho. Me quedo sorprendida, no sabía qué era ni cómo hacer un ensayo. Hubo un momento llegué a tener un shock, dije Señor yo nunca he hecho un ensayo, ¿qué vamos hacer?, no sabía ni cómo empezar. Pero comenzamos a trabajar y aquí vamos”.
Tiene claro que debe dejar sola a Carol para que se relaciones con todo el grupo de compañeras y se desempeñe mejor en sus tareas, pero también entiende las dificultadas de su hija.
A veces prefiere esperar a fuera del salón de clases o en los pasillos. Pero apenas termina la clase está dependiente. Le pregunta a Carol qué tema vieron o si dejaron trabajos. “Está en un buen grupo que la ayuda, nos colaboran mucho y eso me da tranquilidad”.

La sombra de su hija

Los días empiezan más temprano para esta madre, quien se levanta antes de que el sol salga para asegurarse de tener todo listo para salir a la universidad.
Comienza con preparar las empanadas que vende en la puerta de su casa, negocio que es el sustento de la familia. “Soy una mujer sola, no tengo ayuda de nadie. Solo Dios me da fuerzas para seguir adelante”, cuenta.
Acompaña a su hija a las clases a tomar apuntes.

Acompaña a su hija a las clases a tomar apuntes.

Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO

Luego de preparar el desayuno y almuerzo, y despide a su otro hijo, que va al colegio, para salir con Carol. El camino a la universidad no es fácil, especialmente en transporte público, vive en el sur de Barranquilla y debe atravesar media ciudad, pero está acostumbra a lidiar con los obstáculos que se presentan.
Ha sido la sombra de su hija en los últimos años para que pueda salir adelante y prepararse. Cuenta que es un proceso de constancia y paciencia. “Los dos últimos años de bachillerato los hizo en un colegio nocturno y también fui su acompañante. La ayudaba a transcribir las clases”.
No olvida que la etapa escolar tampoco fue fácil. En algunos colegios tuvo profesores que le confesaron que no sabían manejar la discapacidad de Carol. Le decían que no avanzaba y la pusieron a repetir dos años, por lo que se atrasó.
“La he criado y por eso la conozco. Siempre he creído en mi hija, siempre he dicho que ella puede, no voy a decirte el 100 por 100, pero si puede”.
Cualquier momento del día es bueno para recordarle a su hija lo mucho que la quiere y el orgullo que siente por sus luchas.

Cualquier momento del día es bueno para recordarle a su hija lo mucho que la quiere y el orgullo que siente por sus luchas.

Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO

Trabajó en una empresa, pero la absorbía mucho. Por eso decidió retirarse para dedicar más tiempo a su hija, pasar más tiempo con ella y en la casa.
“Su nacimiento no fue bueno, su proceso de crecimiento no fue bueno, su desarrollo, a medida que ella fue avanzando, no fue bueno. Ella pasaba más en el hospital que en la casa, por eso decidí estar más con ella”.
Antes de entrar al sol de clases posan para el lente de la fotógrafa Vanexa Romero.

Antes de entrar al sol de clases posan para el lente de la fotógrafa Vanexa Romero.

Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO

Al terminar el bachillerato Carol entró al Sena, a estudiar servicio comercial en retail. Allí hizo amigas y consiguió un subsidio para estudiar. Con este dinero ayudó a su madre a gastos de la casa y tiene un ahora en el Fondo Nacional del Ahorro con el que espera comprar una casa.
“Algún día voy a morir y solo quiero que esté bien. De pronto sea Samuel (hermano), que vaya a estar pendiente de ella, pero que tenga una estabilidad, una profesión, su casa”.
La preocupación de Marly no es solo por la discapacidad de su hija, sino también por los obstáculos que se presentan para las personas con discapacidad.
Marly lucha por dar lo mejor a Carol. No puede evitar sentirse agradecida por tener una hija tan llena de amor y fuerza de voluntad, es su mayor regalo y motivo de lucha diaria.
LEONARDO HERRERA DELGANS 
Corresponsal de EL TIEMPO Barranquilla
En Twitter @Leoher69
Si tienes una historia que quieres que cuente, escríbeme a leoher@eltiempo.com
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