Por primera vez en la historia del país, seres vivos colombianos viajaron al espacio, gracias a que 32 jóvenes, miembros de la fundación barranquillera de astronomía, Grupo Apolo, y estudiantes de primaria, secundaria y pregrado fueron artífices de un proyecto que el pasado jueves despegó desde el centro de la Nasa Wallops Flight Facility, ubicado en Virginia, Estados Unidos.
Como estaba contemplado, el viaje del cohete duró unos 30 minutos, de los cuales 7 permaneció en órbita para luego regresar y caer en el mar, donde miembros de la Armada de Estados Unidos realizaron la operación de recolección del artefacto de unos 18 metros de largo.
En vista de la magnitud del hecho, la Gobernación del Atlántico, a través de la Gerencia de Capital Social, decidió apoyar una experiencia científica enviando a los jóvenes que salieron beneficiados a permanecer una semana en la Nasa para que asistieran a actividades académicas y que fueran testigos del lanzamiento del cohete Terrier Orion Improved.
Atlántico es el único departamento que logra formar parte de este proyecto, esperamos que siga la vocación hacia la ciencia y la tecnología
“Atlántico es el único departamento que logra formar parte de este proyecto, esperamos que siga la vocación hacia la ciencia y la tecnología”, afirmó Eduardo Verano de la Rosa, gobernador.
Y es que el Grupo Apolo salió beneficiado tras participar en la convocatoria del programa The Cubes in Space, de la Nasa, a la que se postularon más de 600 proyectos de 57 países. Dos de las cuatro propuestas que inicialmente envió Apolo, integran el proyecto denominado Monocube y son las que viajaron a bordo del cohete.
Jorge Salazar, presidente de la Fundación Grupo Apolo, explicó que en dos recipientes, de no más de cuatro centímetros cúbicos (el tamaño de una pelota de golf), ambos experimentos fueron enviados a 150 metros de altura.
El primer experimento consiste en una investigación sobre tardígrados, animales microscópicos que son conocidos popularmente como ‘osos de agua’, que son capaces de sobrevivir a condiciones adversas. “Estos animales miden desde 0,05 milímetros y los más grandes llegan a 1,7 milímetros. Son tan pequeños que se pueden ocultar detrás de un grano de arena. Recolectamos un tardígrado colombiano, lo estudiamos, para luego enviarlo al espacio a ver cómo se comporta en circunstancias extremas”, amplió Salazar.
El segundo es el de las semillas, para el cual se escogió el estudio de la palma amarga, que se encuentra en poblaciones como el municipio de Piojó, en el Atlántico.
“Según el estudio, se encontró que la palma amarga es una especie vegetal super-resistente, que ha sobrevivido a la destrucción que genera la acción humana como la ganadería, las quemas, las sequías y hasta las inundaciones”, dijo Yuliana Jinete Mora, estudiante de Biología de la Universidad del Atlántico.
BARRANQUILLA
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