Mientras la Zona Portuaria de Barranquilla (ZPB) trata de recuperarse con el retorno de las dragas al río Magdalena, quienes la pasan mal ahora son los pescadores del barrio Las Flores, cercanos a Bocas de Ceniza.
De acuerdo con el director de la Asociación de Pescadores de Las Flores (Asopezflores), Édinson Borja Rocha, cada faena dejaba anteriormente una pesca de 200 kilos, pero esta cifra disminuyó en los últimos tiempos a aproximadamente 50 kilos en promedio.
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Con la construcción de los espolones, hoy por hoy la sedimentación se hace mayor en comparación con otros años cuando estos no estaban
“Es una situación compleja, porque no es solo la afectación al gremio económico del Puerto, sino para nosotros como organizaciones sociales. Cuando se aumenta el número de dragado, toda esa remoción de materiales afecta las faenas que a diario hacemos en toda esa zona”, dice Borja a EL TIEMPO.
Para el director de Asopezflorez, la pesca significa la mitad de su vida, porque de los 40 años de edad, 20 se los ha dedicado a esta profesión en un sector de la ciudad donde se encuentra el río con el mar, un sitio turístico donde a propios y visitantes no les falta el pescado en la mesa.
Sin embargo, la reducción de la pesca es un hecho que no deja dormir a Borja Rocha ni a sus colegas asociados, toda vez que de eso viven a diario, y asegura que la problemática se originó por la construcción de dos espolones con el fin de cambiar la dirección del río en esta parte.
“Con la construcción de los espolones, hoy por hoy la sedimentación se hace mayor en comparación con otros años cuando estos no estaban. De alguna manera, la variación hidráulica que se causó ha aumentado en vez de disminuir la sedimentación”, explica el pescador.

Pescadores como Juan Carlos Jiménez salen día a día esperanzados en que la faena vuelva a ser la misma de antes.
Vanexa Romero /EL TIEMPO
Borja agrega que, ante estos mantenimientos en el río, el calado en esta zona pasó de unos 40 pies (12 metros) a aproximadamente seis pies (1,82 metros).
“Primero, nos afecta el movimiento de embarcaciones que provoca el retiro de los peces, y segundo, la draga ha causado daños sobre las redes que podemos tener a mar afuera y no hay responsabilidad de estas empresas de poder restituir los daños”, indica.
En ese sentido, Édinson Borja detalla que, cuando los pescadores van a salir a las faenas, retiran las redes y salen llenas de cantidades de lodo a raíz de la remoción y los dragados que se hacen con mayor frecuencia.
Otro de los afectados por esta situación es el pescador Alberto Villarreal, quien además de ver disminuida la producción durante una faena, sostiene que ha sufrido el daño de sus equipos, de alto costo por demás.
“Los equipos de pesca son tapados por el sedimento, porque (la draga) lo lanza muy cerquita, no cumplen con la condición de dos millas, sino que lo tiran a 800 metros y el mismo mar lo devuelve. Gastamos más combustible, los equipos se nos pierden y quedan sepultados”, señala Villarreal.
Tanto Borja como Villarreal aseguran que, aun así, van “a la de Dios” y siguen haciendo su mayor esfuerzo para laborar. Adicionalmente, buscan alternativas a través de mesas de diálogo para que se puedan generar apoyos a este sector.

En ciertas ocasiones, las redes son sepultadas por el lodo, según cuenta el pescador Jiménez.
Vanexa Romero /EL TIEMPO
Precisamente sobre estos apoyos solicitados, Findeter, Cormagdalena, el contratista European Dredging Company y la interventoría HMV Ingenieros Ltda., realizaron un proceso de acompañamiento con las comunidades en los barrios Siape y Las Flores, y en el corregimiento de La Playa.
“Luego de identificar las necesidades de estos sectores, se definieron acciones para mejorar las condiciones de vida de los pescadores. En el barrio Las Flores, se desarrolló un programa de sustitución de elementos de pesca y de re-potencialización de embarcaciones”, expresa Cormagdalena a este medio.
Agrega que, con equipos de seguridad, permitieron mejorar la producción en las actividades de pesca, y con ello, contribuir a la calidad de vida de familias que dependen del ejercicio de esta actividad, beneficiándose 349 familias de pescadores.
Mientras que en La Playa, se buscó velar por la sostenibilidad del Tajamar Occidental con dos box coulvert que comunican el río Magdalena con la Ciénaga de Mallorquín, lo cual sumado a dotación de insumos de pesca se beneficiaron 254 familias de pescadores.
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En el barrio Siape se aportaron herramientas y equipos de pesca, sumado a la adecuación de cuatro baños comunitarios
“Y en el barrio Siape se aportaron herramientas y equipos de pesca, sumado a la adecuación de cuatro baños comunitarios, beneficiándose 70 familias de pescadores”, añade la entidad.
En total, han trabajado con ocho organizaciones de pescadores (Asopesba, Asopescar, Asopezflorez, Estur, Asopestur, Coopez, Tajamar occidental y Mallorquín Vive) y tres organizaciones sociales (JAC Las Flores, Frente Común y Fundación Bocas de Ceniza).
Deivis López Ortega
Corresponsal de EL TIEMPO Barranquilla
En Twitter: @DeJhoLopez
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