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Barranquilla

El hombre que pone a ‘rodar’ su creatividad con llantas viejas en Atlántico

Las piñas son las más apetecidas por los clientes de Manuel Hernández.

Las piñas son las más apetecidas por los clientes de Manuel Hernández.

Foto:Manuel Hernández Torres

Con el diseño de productos ecoamigables, Manuel Hernández obtiene el sustento y genera empleo.

En el Atlántico, hay una población donde las llantas viejas no se desechan y, por el contrario, terminan convertidas en coloridas decoraciones. Se trata del municipio de Baranoa, la tierra del artista empírico Manuel Hernández Torres.
Tiene 36 años y vive con su esposa, dos hijos y tres hijastros en una vivienda del barrio Barahona, donde hace un año y medio aprendió el provecho que le podía sacar a este material e improvisó un espacio de la casa como taller.
“Traté de innovar, así fue que pude aprender: dañando llantas, cortándome, puyándome, con ampollas y sufriendo, porque no tenía los materiales esenciales para trabajar”, recuerda el hombre antes de iniciar, desde primera hora del día, una nueva jornada llena de creatividad.
Pero gracias a esas heridas ‘en la batalla’, Hernández tiene en su historial el diseño de figuras de aves, como la guacamaya, el pavo, el cisne; también herramientas para el hogar, como las poteras y los pocillos, y decoraciones en forma de fruta, como la piña.

El proceso para que una llanta tome vida

No todas las llantas sirven, hay unas que ya están demasiado dañadas. Las que están en buen estado se pueden convertir en guacamaya

Para lograrlo, se arma con llantas de carros, buses, motocarros, motocargas, motos que va a buscar en un carricoche artesanal que encuentra en la calle y en los arroyos que cruzan el municipio, a 49 minutos, aproximadamente, de Barranquilla.
Al reunir el número de llantas necesarias, junta las herramientas que van a revivir ese neumático en productos ecoamigables. Como si se tratara de una cirugía, el hombre se rodea, además, de pinzas, caladora, alambres dulces, número 12, 14, 18, clavos de una y dos pulgadas.
“No todas las llantas sirven, hay unas que ya están demasiado dañadas. Las que están en buen estado se pueden convertir en guacamaya y en todas esas figuras. Dándoles un proceso de lavado, corte, figura, pintado y acabado”, explica el creativo, que suda copiosamente tejiendo dos partes de una llanta que acaba de cortar con la caladora.
Al viejo parlante que pasó de reproducir un vallenato clásico a una alabanza cristiana, Hernández le bajó dos puntos el volumen para agregar que lo más difícil del proceso es voltear la llanta, toda vez que la figura tiene una mejor apariencia si se hace con la parte interna del material.
“El dibujo que uno le pone a la llanta para que dé la forma es importante, porque si hago una guacamaya a blanco y negro no se ve ninguna figura, sino hasta que esté pintada con amarillo, azul, rojo, salmón, verde… Colores vivos que a la gente le llame la atención”, señala.
Y esa estrategia para atraer al cliente sí que le ha servido, pues lo que más le encargan es la piña. Sin embargo, entre los pedidos también aparecen poteras colgantes, redondas, entre otros artículos ecoamigables.
Según sostiene, hay figuras que le demandan hasta dos llantas, como la misma piña, un florero y hasta un minion (personaje de la película infantil Los Minions). Además, en una hora y media puede tener listo desde un pavo real hasta una potera.

Su aporte a la conservación del medio ambiente

Para Manuel Hernández, la clave del éxito en este negocio es el uso de los colores vivos.

Para Manuel Hernández, la clave del éxito en este negocio es el uso de los colores vivos.

Foto:Manuel Hernández Torres

Cuando están desocupados, los pongo a pintar, los pongo a lavar la llanta

Uno de los aspectos que motiva a Hernández Torres sobre esta labor es que el hecho de reciclar llantas evita a que estas sean arrojadas a los cuerpos de agua o terminen siendo quemadas.
“Pienso que con mi trabajo puedo ayudar al medio ambiente, para un mejor futuro de nuestros hijos y nietos, porque con la quema de llantas y la forma en que son desechadas están contaminando. Entonces mi ocupación recobra la importancia evitando que las llantas terminen en desechos y así se preserve un poco más el ambiente”, sostiene el hombre.
Adicionalmente, en este año y medio no solo participa con su aporte a la conservación del ecosistema, sino también a obtener ingresos para el sustento diario que va dirigido al bienestar de los otros cuatro integrantes de su hogar.
“Los hijos míos están estudiando todavía, no los pongo a trabajar. A veces, cuando están desocupados, los pongo a pintar, los pongo a lavar la llanta, que los pongo a hacer esto, que si lo otro, para que colaboren”, expresa el padre de familia, quien se ilusiona con que ellos continúen a futuro con su legado.

Generador de empleo para cinco familias

No solo estoy ayudando al medio ambiente, sino también a generar empleo en personas que no tienen cómo suplir sus necesidades

Sin embargo, la familia de Manuel Hernández no es la única que depende de su proyecto. Es tal el crecimiento de su emprendimiento, que se ha convertido también en la oportunidad de generación de empleo para cinco familias más en el pueblo.
“No solo estoy ayudando al medio ambiente, sino también a generar empleo en personas que no tienen cómo suplir sus necesidades. Les hago unas poteras y ellos van y las venden a Barranquilla, Juan de Acosta, en el departamento de Magdalena, y así van haciendo su platica”, asegura.
Pero el artista no se conforma con lo conseguido hasta ahora y se traza el reto de pasar del improvisado taller en el patio de su casa a un local a donde los clientes puedan llegar, observar las muestras y comprar sus productos, así como ampliar los recursos humanos con los que cuenta hasta ahora.
“Este negocio es bueno para la economía de la casa, porque a la gente le gusta bastante las poteras. Y si se tratan con florecitas y colores, les llama mucho la atención, por eso se vende bastante”, dice.
En ese sentido, Manuel Hernández se animó a enviar un mensaje a vecinos, coterráneos y habitantes de la región a que confíen en sus capacidades y talentos, y que pongan a ‘rodar’ su imaginación.
Deivis López Ortega
Corresponsal de EL TIEMPO Barranquilla
En Twitter: @DeJhoLopez
Escríbeme a deilop@eltiempo.com

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