“El prestigio institucional de la Universidad se ha deteriorado. Necesitamos recuperar la confianza”, dijo Carlos Prasca en uno de los videos que divulgó en defensa de su aspiración a la Rectoría.
Y ya como rector escogido ayer en propiedad por el Consejo Superior de la Universidad del Atlántico, solo es asunto de ponerse el overol y comenzar, incluso, con un punto de partida un tanto más retrasado de lo que hubiese deseado, porque el Ministerio de Educación Nacional (MEN) le negó la acreditación a ocho programas de licenciatura de educación.
Aunque cursa un recurso de reposición que se presentó como indica la Ley, Prasca teme que revertir la decisión en su totalidad es muy complicado, por lo que aseguró que ahora lo que viene es actuar con mucha conciencia acerca de la importancia de buscar unos indicadores de calidad y establecer planes de mejoramiento para alcanzar los nuevos registros calificados.
Dada la decisión del MEN, conocida el 16 de junio pasado, no se pueden aceptar nuevos alumnos en las licenciaturas de Educación Especial, Educación Infantil, Educación Física, Recreación y Deportes, Ciencias Sociales, Humanidades y Lengua Castellana, Matemáticas, Educación Artística y Lenguas Extranjeras.
Alcanzar los nuevos registros puede tardar un año más, y si no se trabaja rápido y eficientemente, hay riesgos de que no se puedan admitir alumnos en diciembre de 2018, pero a eso le apuntará Prasca: a que sí se pueda.
Él tiene claro que este problema de la acreditación está asociado a un descuido imperdonable. “Lo que ha ocurrido es el resultado de 10 años de mala gestión, con malas relaciones entre los decanos y la Rectoría, y proporciones inaceptables entre número de alumnos y número de profesores”, dice Prasca.
Prasca es licenciado en Biología y Química de la Uniatlantico; especialista en Gerencia de la Calidad de la Universidad del Norte; y Magíster en Administración Educacional de la Universidad del Valle.
Nació en el Cerro de San Antonio (Magdalena), y la mayor parte de su larga carrera de docente la ha hecho en el Atlántico, al frente del entonces Instituto Tecnológico de Soledad (Itsa) donde estuvo por 12 años como rector, y cuyo paso a institución universitaria del Area Metropolitana dejó en curso al marcharse a finales del 2011.