Este barranquillero de 39 años estudió Artes Visuales y Educación de Arte en la School of Visual Arts de Nueva York y tiene una maestría en Bellas Artes en la School of The Museum of Fine Arts de Boston, MA, EE. UU. Radicado hace 10 años en Miami, ha recibido varias distinciones, entre las que se destacan el primer puesto en el Salón Bidimensional 2013 en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, en Bogotá, y en el 2015 el South Florida Cultural Consortium Fellowship for Visual and Media Artists. En el trabajo de Fuenmayor se destaca el uso recurrente del banano “como un vehículo para hablar de Colombia, de política, cultura y de ser migrante”. Ahora explora lo que llama el acto de ‘exotizarse’, el hecho de vivir en un lugar distinto al de origen y ser una especie de híbrido cultural. Gonzalo trabaja sobre papel y carboncillo en un taller sucio, como lo califica él, en Wynwood, una zona de fuerte movida cultural. En Colombia dictaba clases en una universidad, pero en Miami potenció su carrera. Recuerda que comenzó compartiendo un taller, hasta que una galería lo representó. "Y pude vender cuadros", cuenta. Él reconoce que el reto es “no prostituirse". Lo más importante, dice, es "mantenerse firme". En la actualidad es representado por la galería Dot Fiftyone, de Miami, y la Dolby Chadwick, de San Francisco. Su obra se expone en la galería El Museo, en Bogotá, hasta el 19 de noviembre.
Erika Boom
Erika Boom comparte sus conocimientos en fitness en su segmento 'Madres en forma con Home & Health'.
Erika Boom combinaba su trabajo en telecomunicaciones en Yahoo y Terra Networks con el entrenamiento personalizado. Pero un día dijo "¡ya no más!" y decidió darle rienda suelta a su pasión por el fitness. "Mi padre me dijo 'lo haces ahora o nunca. Este es el momento'", recuerda. Aunque reconoce que ganaba muy bien en su anterior empleo, quiso dedicarse a lo que realmente le gustaba. Tenía 32 años. Cuando se lanzó al agua, empezó a entrenar personas en el edificio donde vivía, hasta que un vecino se quejó y luego tuvo que trabajar en el gimnasio de un amigo. Más tarde abrió su local. "Me metí en eso sin saber cómo haría el siguiente mes. Los primeros cuatro años fueron muy difíciles, las finanzas no me daban y trabajaba más de doce horas. Había noches que llegaba llorando a mi casa porque vivía de los números y mi permiso de estadía en EE. UU. estaba ligado a mi trabajo. Tenía doble motivación para trabajar: tener dinero para pagar la renta y permiso para vivir aquí", dice. Hoy, casada y madre de un niño de 5 años, diseña Fitmama, su propia línea de ropa que se distribuye en el mercado anglo, y además tiene el segmento 'Madres en forma con Home & Health'. "Tienes que estar preparado y enfocado. El camino es duro. Debes contar con formación, suerte y conexiones. La calidad de vida en Colombia es mucho mejor y más cómoda. Aquí estás trabajando todo el día para pagar las cuentas y necesitas licencias para todo y el recurso humano es costoso", relata Erika.
Camilo Ríos
Camilo Ríos produce la revista masculina 'Toys for Boys', que circula en Miami y México y el próximo año en Nueva York.
“Empecé tarde, a los 29 años", apunta este antioqueño refiriéndose a que su carrera en la fotografía y el diseño despegó apenas hace cuatro años. Aunque admite que la edad no es obstáculo, sí reconoce que “es muy difícil llegar a abrirse camino en un país nuevo porque se debe comenzar de cero". Cuando llegó a Miami tenía 18 años y la eligió como punto de partida porque "es un poco más fácil para los latinos". Camilo, hoy de 33 años, empezó asistiendo a fotógrafos como Milan Vukmirovic, Inez & Vinoodh y Sebastián Barón, en París. Y reconoce que ese trabajo le abrió las puertas. Solo con las caídas aprendió: "Se debe comenzar despacio; uno no dura”, dice sentado en The Webster, la boutique de lujo más famosa de Miami y de la que es su director creativo. Cuando habla piensa en Level, una revista de la que también fue director creativo, pero que no duró mucho. Hoy, junto a su hermano menor tiene su marca de ropa masculina, United Rivers (los Ríos Unidos, en honor a su apellido), que son camisas vaqueras, jeans y chaquetas hechos en Los Ángeles. Además, produce la revista masculina Toys for Boys, que circula en Miami y México y el próximo año en Nueva York. Y hace pinitos para pisar fuerte en Hollywood como fotógrafo de estrellas como George Clooney y Quentin Tarantino, que ya han posado para su lente.
Lolo Sudarsky
Lolo Sudarsky es inversionista del proyecto de construcción de una zona de entretenimiento en el aeropuerto internacional para los aviones de agua en Miami.
Conocedor como pocos de la belleza y el significado de un diamante, este bogotano de 41 años no tarda en precisar por qué esta piedra preciosa es tan apetecida: “Porque toma millones de años en formarse y cada una es única y tiene su propia energía. Su material es el más duro del mundo, además de que se asocia con el matrimonio y el amor”, explica. La familia de Sudarsky se ha dedicado por 30 años a comercializarla y él lleva 16 dedicado a este negocio. Cuando su hermano le propuso ayudarle en Miami decidió estudiar gemología en el Gemological Institute Of America (GIA), el más prestigioso del mundo. Emprendedor y visionario, decidió apostarle a hacer empresa en EE. UU. "Si trabajas duro puedes crecer porque este es un país de oportunidades para todos". Ahora su atención la ocupa otro ambicioso proyecto que busca aprovechar la privilegiada posición geográfica de Miami. Con un grupo de amigos construirán una zona de entretenimiento con restaurantes, clubes de playa y espacio para eventos en The Watson, donde opera el aeropuerto internacional para los aviones de agua. “Es en pleno corazón de la ciudad, el lugar que cuenta con la vista más asombrosa y al que también se puede llegar a almorzar o comer en barco”. La idea es almorzar en Miami y pasar la tarde en Bahamas gracias a un vuelo de 15 minutos. A La Habana se puede llegar en una hora. Se espera que la construcción empiece en un año y que funcione en los próximos cuatro.
Juan Carlos Ortiz
Juan Carlos Ortiz preside la firma de publicidad DDB Latina y es director creativo de DDB Américas.
Brillante es la palabra que mejor identifica a este bogotano recordado por aquel comercial de televisión (obra suya) en el que un adicto aspira compulsivamente la caspa del hombro de otro pasajero de un bus. Comercial que le mereció el León de Oro del Festival de Publicidad de Cannes (el único que ha tenido Colombia) y su meteórico ascenso en la competida industria publicitaria. Ortiz comenzó como asistente publicitario con la agencia Leo Burnett y tiempo después se convirtió en su presidente. Tras ganar el León de Cannes fue transferido a Chicago, y él, que se consideraba el más arraigado en Colombia, confiesa que aceptar esa propuesta es la mejor decisión de su vida: "Por todas las cosas que empecé a explorar y conocer aquí y que difícilmente hubiera tenido la posibilidad de vivir en mi país". Lo dice sentado en su oficina en Coconut Grove. Ortiz no solo se refiere a que su carrera se disparó, sino al acceso privilegiado a la innovación en la tecnología, comunicaciones y, por supuesto, a las conexiones que se crean a todo nivel. Con 47 años, este bogotano es un bombillo que no para de iluminarse con buenas ideas, pero él se considera, más bien, un buen contador de historias. Es lo que ama hacer. Casado con una antioqueña y padre de dos niños, Matías, de 12 años, y Eloisa, de 11, Juan Carlos es presidente de la firma de publicidad DDB Latina y director creativo de DDB Américas, trabajos que lleva a cabo entre Nueva York y Miami. De Miami dice que es "una ciudad brutalmente emergente, de la que antes se tenía la percepción de que era plástica, pero que en los últimos años se mueve culturalmente mucho más que cualquier otra".
John Schott
La modelo Adriana Lima y el actor Kevin Spacey son seguidores de las preparaciones orgánicas del colombiano John Schott.
Iridólogo, apasionado por la buena mesa y la cocina saludable, comenzó con este trabajo en EE. UU. por su deseo de ayudar a la gente a adoptar hábitos sanos. En Nueva York estudió sobre las propiedades medicinales de hierbas y vegetales y del detox. Schott utiliza el iris como un mapa del cuerpo para hacer tratamientos personalizados. Este cartagenero de 39 años, padre de tres hijos, está radicado hace 19 años en Estados Unidos. Nos recibe en su restaurante Juice Lab con un shot de chocolate y empieza a enumerar sus ingredientes y sus propiedades nutricionales. Leche de almendra, cacao, mamey, proteína en polvo.
De espíritu aventurero, cuando tenía 20 años emigró a ese país, solo y sin ningún tipo de ayuda económica. Estudió inglés y literatura, pero su gusto por la gastronomía y la comida saludable lo llevó a formarse en iridología y a aprender sobre las propiedades nutricionales y medicinales de las plantas y los alimentos. En Miami comenzó a desplegar sus conocimientos y a desarrollar sus ideas de batidos y pizzas orgánicas en su primer restaurante. Hace 11 años empezó a experimentar con recetas y a demostrarles a sus clientes que la comida es un poderoso energizante que promueve el autocuidado. Autor del libro Health Made Simple, acaba de abrir un nuevo restaurante de comida orgánica en South Beach. Hoy reconoce que sostenerse en Miami “así parezca más parte de Suramérica y resulte un poco más fácil para los latinos que no hablan inglés, es una montaña rusa en la que uno puede sentirse por momentos en la cresta de la ola y en otros no tanto, especialmente para personas independientes como yo. ¿La razón? Al ser tan poblada y con muchas culturas mezcladas puede resultar agresiva, y eso se ve hasta en el tráfico. Pero no se puede negar que sí es una ciudad de oportunidades”, concluye Schott, que está preparando un portal de salud online para el mercado hispano.
FLOR NADYNE MILLÁN
REDACCIÓN CARRUSEL
Comentar