El arte urbano en las paredes de la ciudad porteña de Valparaíso, en Chile, transporta a Adriana Arboleda en cuestión de segundos a las calles de El Piloto, un barrio en el centro de Cali, Colombia, donde los grafitis que pintaron jóvenes artistas están cumpliendo su cometido: no solo le cambiaron la cara a ese lugar, sino a sus habitantes, porque ahora viven y perciben un entorno diferente, lleno de vida.
En cierto modo, esa sensación la respira Adriana en Valparaíso, la segunda ciudad más importante del país austral. Ambos puntos geográficos son tan lejanos como distintos, pero los une algo en particular: florecen con el color. Allí, de pie, justo en una de las calles laberínticas y multicolores de esos cerros descomunales con una vista privilegiada al mar, esta valluna nos recuerda sus años como modelo y exhibe algunas de las 70 referencias que conforman Castaway, la colección inspirada en la estética de los náufragos y las mujeres costeras de los años 30, que lanzará con su marca Pink Filosofy en mayo.
Además de Valparaíso, visitamos, a unos 55 minutos en carro, los viñedos de Casablanca y un poco más allá Zapallar, un exclusivo balneario con grandes rocas y casas de estilo italiano. Viéndola posar con cada uno de sus atuendos es inevitable comparar y comprobar cómo esta colección tiene mucho de ese encanto que hacía de Arboleda única en las pasarelas desde que tenía 15 años: elegante, minimalista, desenfadada.
Las siluetas son básicas y sus volúmenes, inspirados en las formas de las velas de los barcos, con estampaciones a rayas que nos recuerdan el universo costero. La paleta de colores es básica, se mueve entre azules medianoche y rosa pálido, y los materiales, algodón, denim y tencel, transmiten frescura.
Y así es ella. Fresca y tranquila; sin afanes. Es paciente, pero no pasiva; espera que las cosas lleguen, pero sin prisa. “Todo en la vida se toma su tiempo y hace parte de un ciclo perfecto; cuando uno hace las cosas bien, llegan. ¿A dónde? A donde tienen que llegar”, dice. Esa ha sido su impronta en sus 25 años de exitosa carrera en la industria de la moda. También le ha servido para determinar cuándo es el momento indicado para cerrar ciclos: como cuando pasó de modelo a presentadora de televisión en Caracol y Discovery Channel, y luego cuando decidió comenzar una nueva vida en Cali, donde nació y donde curiosamente no había vivido sino desde hace siete años.
Allí reside con su esposo, el empresario Harold Eder, y sus dos pequeñas hijas, Elena y Eugenia. Y allí despegó su sueño de hacer empresa. Junto con Johanna Ortiz, su amiga del alma, crearon la marca de moda Pink Filosofy hace seis años.
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Valparaíso parece congelada en el tiempo. Esta ciudad bohemia, cuyo centro histórico, rico en arquitectura colonial, fue declarado patrimonio mundial por la Unesco, le recuerda a Adriana la importancia de recuperar el entorno que se habita.
Cali, entonces, reaparece en la conversación: “Está renaciendo y está llegando gente comprometida, que genera oportunidades”. Ella se siente parte de esa nueva ola que quiere reconstruir esa ciudad golpeada por el narcotráfico décadas atrás. Habla entusiasmada de otra iniciativa que busca recuperar el río Cali como corazón de la ciudad, y de la que su cuñado, Santiago Eder, es el gestor. Se refiere a la construcción del Parque Lineal Río Cali, que atravesará la capital del Valle y es un proyecto en el que está trabajando, según cuenta, West 8, una de las firmas urbanizadoras de parques más importantes del mundo, dirigida por el holandés Edzo Bindels.
Terminada la primera sesión fotográfica en Valparaíso y sentada en el restaurante del Palacio Astoreca, donde antes funcionaba una academia de artes, la reconoce uno de los meseros. “¿Cierto que usted aparecía en Betty la fea?”, le dice y para Adriana no deja de ser sorpresivo que a pesar de haber participado en algunos capítulos hace 17 años, representándose a sí misma y como el amor platónico de Armando Mendoza, todavía la recuerden.

Barrio histórico de la ciudad portuaria de Valparaíso, Chile. Tank top con un hombro recogido y pantalón de tiro alto con pretina tulipán y estampado a rayas, de Pink Filosofy.
Andrea Swarz. Maquillaje y pelo: Alex Sepúlveda. Producción: Carolina Baquero. Agradecimiento a Turismo Chile.
Usted se convitió en un ícono del modelaje en Colombia, pero no se conformó y evolucionó...
Sí, tenía muy claro que quería tener mi propia empresa o hacer algo que fuera mío. Siempre vi el modelaje como una profesión y traté de aprender lo que más pudiera sobre moda, lo mismo hice mientras presenté en televisión. Cuando dije 'quiero hacer mi marca', hablé con Johanna Ortiz (la diseñadora para quien había desfilado muchas veces) y le propuse que hiciéramos esto, lo que es Pink Filosofy, y le pareció espectacular.
¿Por qué le pusieron ese nombre?
Queríamos hacer una línea con responsabilidad social, que le propusiera a la mujer ser y ayudar. Por eso trabajamos con fami-talleres y con mujeres cabeza de familia para empoderarlas. Es todo un tema de filosofía de vida.
¿Cómo funciona la sociedad con Johanna Ortiz?
Primero, nos queremos mucho y nos respetamos. Cada una tiene su estilo y su estética. Somos afines en muchas cosas y siempre hemos sido muy claras, eso es importante en las sociedades. Estos seis años de empresa con 'Joha' han sido un proceso de aprendizaje delicioso. Cuando llegué, ella tenía su almacén y éramos un equipo pequeñito: 'Joha', Paola (su hermana), y yo. Ahora somos casi 40 personas, sin contar a las operarias.
¿Y cómo se complementan al momento de diseñar?
Nos movemos entre dos sentires: Johanna es de espíritu festivo y alegre, y yo tengo mi lado introspectivo, de disfrutar los ratos de soledad; soy más stop and feel, de parar y sentir la vida.
La marca está evolucionando y quiere internacionalizarse, ¿por eso están incluyendo nuevo talento como Manuela Álvarez?
Sí, ella es una diseñadora de Bogotá muy talentosa. Con 'Joha' éramos conscientes de que la marca había llegado a un momento de crecimiento y el proyecto a corto plazo es salir al mercado americano, entonces necesitamos otra cabeza pensando en función de Pink Filosofy. Hicimos muchas entrevistas, vimos muchas hojas de vida y dimos con Manuela. Ella llegó a Cali muy consciente de lo que es crear marca porque tiene la suya, MAZ. Es una diseñadora aterrizada, que entiende que cada decisión tiene una repercusión.
Hacer empresa exige una cuota de sacrificio. ¿Cuál ha sido la suya?
No estar todo el tiempo con mis hijas. Para un viaje de trabajo tuve que dejar a Elena, la mayor, cuando estaba recién nacida y la estaba lactando. Fueron tres días que me parecieron largos. Por eso me gusta mucho que ella y Eugenia, la menor, vayan a mi trabajo, porque yo quiero demostrarles que quien tiene una pasión en la vida, sueña, pero también trabaja y se esfuerza, alcanza todo lo que quiera.
Quien tiene una pasión en la vida, sueña, pero también trabaja y se esfuerza, alcanza todo lo que quiera
Adriana se percibe como una mujer tranquila…
Sí, soy tranquila, sin ser pasiva. Insisto en eso de ¡para y siente, para y vive! En no dejar que la vida nos pase por encima. Y ese es un poco el mensaje detrás de Pink Filosofy, que la mujer se detenga, sienta, viva, proponga y exprese.
Parece vivir en modo zen...
En las mañanas, al levantarme, medito y agradezco por el día. Me gustan los rituales porque le dan magia a la vida, y estoy enseñándoles eso a Elena y a Eugenia, y que cada noche agradezcan las bendiciones recibidas. No quedarnos en lamentarnos por lo que no tenemos, no hicimos y no sentimos, sino en agradecer por lo que nos pasó lindo hoy, con quiénes nos vimos, cómo fue nuestro día. No hay que dar por sentadas las cosas que la vida nos da ni sentir que así deben ser.
Pero algo la debe sacar de casillas...
El incumplimiento. Soy psicorrígida con los horarios, no me gustan la mediocridad ni las mentiras. Eso de decir mentiritas piadosas para tratar de mejorar una situación no va conmigo. Me gusta que se hable con la verdad, de frente.
¿Hay algo de lo que se arrepienta?
Me siento tan orgullosa de cada decisión que he tomado, porque estoy donde estoy gracias a eso. No me arrepiento ni siquiera de los momentos más dolorosos porque han sido un aprendizaje. Ni siquiera en las circunstancias dolorosas digo: ’¿Por qué a mí?‘ Esos momentos me han hecho ser la mujer que soy y ser feliz con cosas sencillas.
¿Uno de esos momentos más difíciles cuál ha sido?
Cuando mi hermanita menor se enfermó. Yo tenía 6 años cuando a María Margarita le dio meningoencefalitis, una encefalitis bacteriana, que la dejó como una niña especial.

Valparaíso, Chile. Vestido tipo wrap, de capas y en tencel con estampados a rayas. Sandalias, de Bata. Maquillaje y pelo: Alex Sepúlveda. Producción: Carolina Baquero. Agradecimiento a Turismo Chile.
Andrea Swarz. Maquillaje y pelo: Alex Sepúlveda. Producción: Carolina Baquero. Agradecimiento a Turismo Chile.
¿Qué aprendió de esa experiencia?
Mi hermanita ha sido el pilar de la casa y la maestra de amor y tolerancia para nosotros. Yo desde pequeña he tenido una espiritualidad bien cimentada, las situaciones difíciles que he vivido me han permitido darme cuenta, sin fanatismos, de que hay algo más allá y de que todos los días hay que agradecerle a Dios porque la vida es un ratico, por eso uno tiene que rodearse de las personas que te enriquecen el alma y que están dispuestas a gozársela y que no le ven pero a todo. Puedo sonar trascendental, pero es la lección que la vida me ha dado.
En agosto cumple 40 años. ¿Cómo recibe el paso del tiempo?
Lo recibo muy feliz. La juventud es un estado de la mente. Recuerdo que en una de las conferencias de WGSN (Worth Global Style Network), un portal de investigación de tendencias global, a las que asistí en Bogotá, explicaban que al establecer categorías para el uso de la ropa ya no se puede hablar de gente joven de 20 o 30 años porque la hay de 50 o 60. Obviamente, las arrugas y los cambios en el cuerpo llegan con el tiempo, pero con la edad se construyen otras cosas en la vida que son más fuertes, firmes y de mayor contenido. Y yo soy una abanderada de aceptar orgullosamente los años como vienen, porque la madurez es de las cosas más ricas. Por nada del mundo quisiera ser la de hace 10 años. Hoy me siento mucho más clara, estable.
¿Cómo los celebrará?
No quiero hacer un gran festejo, pero sí celebrarlos con un viaje que ha sido un sueño para mí, conocer Japón. Iré con mi esposo, pero serán unos pocos días porque vacaciones largas ya no se pueden tomar por el trabajo y por los hijos.
¿Para usted qué significa ser mamá?
En las nuevas generaciones veo mucho el miedo a ser mamá por el temor a la responsabilidad, a perder la libertad o como si un hijo te fuera a anclar. Lo único que puedo decir es que un hijo te da una fortaleza visceral y es el ser por el que uno quiere ser la mejor versión de sí misma.
Las madres modernas viven a otro ritmo y con otra dinámica. ¿Hay algo de lo que se sienta culpable?
Uno a veces se siente culpable porque no puede dedicarles tanto tiempo a los hijos, pero alguna vez la psicóloga del colegio a donde van mis niñas me contaba que en su experiencia ha comprobado que los niños más estables emocionalmente son los de madres trabajadoras. Esos niños saldrán a guerréarsela mañana porque han tenido en casa el ejemplo de sus padres. La cuestión es organizarse para brindarles calidad de tiempo. Esa es mi bandera diaria.
¿Qué es la felicidad para usted?
Es esa armonía que te deja sentir el presente, ese estado de tranquilidad y plenitud con el que uno disfruta cada instante. Tener esos momentos en los que yo puedo parar y sentir al ciento por ciento.
Uno de esos momentos de plenitud más especiales...
Jugar con mis hijas, porque me desconecto de todo y digo ’qué delicia sentirme así‘, sumergiéndome con ellas en esos universos desconocidos a donde las lleva su imaginación. Descubrir el mundo a través de los ojos de un niño es espectacular, porque uno con los años va perdiendo la capacidad de asombro.

Barrio histórico en Valparaíso, Chile. Bata tipo wrap con recogido en algodón sedoso y jean con aberturas laterales y acabado destroy, de Pink Filosofy. Sandalias, de Bata.
Andrea Swarz. Maquillaje y pelo: Alex Sepúlveda. Producción: Carolina Baquero. Agradecimiento a Turismo Chile.
FLOR NADYNE MILLÁN M.
Redacción CARRUSEL
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