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La fuerza hispana

Las colombianas Ilia Calderón y Ángela Patricia Janiot hablaron de lo que supone ser la voz de la comunidad hispana en un país donde cada vez crece más la tensión racial.

Las colombianas Ilia Calderón y Ángela Patricia Janiot hablaron de lo que supone ser la voz de la comunidad hispana en un país donde cada vez crece más la tensión racial.

Foto:Junior Rojas

Hablamos con Ilia Calderón y Patricia Janiot las estrellas de Univision en Estados Unidos. 

Paula Hernandez
Una soñaba con ser trabajadora social y la otra, escenógrafa. Ninguna de las dos lo consiguió. A cambio, se les apareció el periodismo con su picadura venenosa y certera. Ilia Calderón (Chocó, 1972) y Ángela Patricia Janiot (Bucaramanga, 1963) son, quizás, las periodistas colombianas que más lejos han llegado, si es que este oficio se puede medir en términos de rating, credibilidad y cargo.
Calderón es desde el pasado diciembre la presentadora estrella del Noticiero Univision, de la cadena en español más vista en Estados Unidos y la principal fuente de información y análisis de la comunidad hispana en aquel país. Janiot viene de una trayectoria de más de 25 años –también como estrella en CNN en español– y se acaba de incorporar a Univision como presentadora de las noticias de las 11:30 de la noche y copresentadora del programa Aquí y ahora, del que también forma parte Ilia Calderón.
Ilia llegó al periodismo porque en Teleantioquia necesitaban a alguien de piel oscura para cubrir la licencia de una presentadora. Por recomendación de una prima se presentó al casting. Pensó que sería un trabajo para cubrir las vacaciones, pero terminó ejerciendo de periodista a pesar de haberse graduado de trabajadora social. Después de presentar varios programas en el canal regional pasó al noticiero CM& y se convirtió en la primera mujer negra que conducía las noticias a nivel nacional en Colombia. Y de ahí a Telemundo, en Estados Unidos. Y luego a Univision, donde ya completa 11 años de trabajo que se han visto recompensados con este nuevo desafío en horario prime al lado del célebre periodista Jorge Ramos.
Ángela Patricia Janiot representó al departamento de Santander en el concurso nacional de belleza en 1984. Aquella experiencia la lanzó, sin querer, a los medios. Empezaron a ofrecerle trabajo en noticieros, pero no podía hacerlo porque en aquella época exigían una licencia de locución que entregaba el Ministerio de Comunicaciones. Entonces se puso a hacer un curso que le dejó claro que debía tomarse en serio la carrera. Y eso fue lo que hizo, graduarse en una facultad de Comunicación Social y Periodismo.
Tras su paso por programas como Testimonio y el Noticiero Cripton se fue a Estados Unidos en 1990 y en 1992 llegó a CNN en español. Su carrera es una larga lista de éxitos. De entrevistas notables con mandatarios de América Latina y de cubrimientos que le han dado la vuelta al mundo.
Ilia y Patricia le ponen cara y voz a una población hispana de cerca de 57 millones de personas que representan el 18 por ciento del total de Estados Unidos y de las cuales más de 25 millones están habilitadas para votar, según datos del Pew Research Center. El Noticiero Univision tiene, en promedio, 13,8 millones de espectadores, la edición nocturna 8,6 y el programa Aquí y ahora, 6,9. No son cifras menores. Los cálculos más realistas indican que si la comunidad hispana sigue creciendo a este ritmo, llegará a ser el 30 por ciento de la población en el 2060. Pero las cifras son solo eso, una estadística que no da cuenta de la situación de los hispanos. Ilia y Patricia lo saben bien.
“Te hablo de una comunidad muy luchadora que ha pasado por situaciones muy difíciles. Y cuando por fin pensábamos que en el gobierno de Barack Obama había un respiro para la población inmigrante llega Trump con sus ideas. Hay mucho miedo, mucho temor”, me dice Ilia Calderón sentada en su oficina de Univision, pocas horas antes de salir al aire su noticiero. La cita se produce cuando han pasado apenas 15 días del tiroteo en una escuela de Parkland, a una hora de Miami, y que dejó un saldo de 17 muertos y decenas de heridos.
Calderón y Janiot narran cómo el sentimiento antiinmigrante se hace fuerte. Se siente en las escuelas con niños que son matoneados y señalados; se siente en las familias condenadas a las sombras porque carecen de documentación legal y viven presas del miedo. Es un panorama donde se conjugan muros, ‘dreamers’ a punto de ser deportados, tensión racial, fake news, un presidente listo para apretar el botón y una sociedad que venera las armas y en la que ni siquiera los niños están a salvo en las escuelas. Así las cosas, les pregunto si, como dijo el célebre periodista Jorge Ramos, también estrella de Univision, “son momentos muy difíciles para ser periodista e inmigrante en Estados Unidos”.

Cuando por fin pensábamos que en el gobierno de Obama había un respiro para la población inmigrante llega Trump con sus ideas. Hay mucho miedo

“Desde luego”, responde Ángela. “Saltan a la vista las razones. Lo que pasa es que nosotros venimos de América Latina y hemos visto lo difícil que es hacer periodismo en nuestros países. Allí los gobiernos aprovecharon sus mayorías para cambiar las leyes de comunicación y arremeter contra la prensa. Aquí, afortunadamente, no hemos llegado a eso”.
“Pienso que es el mejor momento para ser periodista en Estados Unidos. Es ahora cuando hay que ser, cuando hay que contar las verdades; es ahora cuando tenemos que acompañar a nuestra comunidad en este momento tan importante: educarlos, enseñarles; informarlos es realmente un privilegio para cualquier periodista”, responde Ilia.
Les pido, entonces, un diagnóstico de la sociedad estadounidense…
“Es una sociedad que trabaja muy bien en equipo, que funciona respetando las reglas. Muy policiva, y por eso mucha gente puede vivir en relativa convivencia, porque desde que comenzaron los tiroteos ni en las escuelas infantiles hay seguridad. Hay susto. La política del miedo está surtiendo efecto”, opina Ángela.
“Hoy es muy fácil que cualquier tema nos polarice: el racismo, las armas, ser republicano o demócrata. Es una sociedad dividida, y más por el gobierno que tenemos ahora”, concluye Ilia

Ilia Calderón

Ilia Calderón aparece sonriente caminando por un pasillo que la conduce al estudio fotográfico de Univision donde la esperamos para arrancar la sesión de fotos. Es alta, se le ve fuerte, arrolladora. Y divertida. Cero poses. Incluso se quita los zapatos para estar más cómoda. Incluso va ella a buscar a la maquilladora cuando necesita un retoque. Incluso se atreve a pedir que bajo ninguna circunstancia corrijamos sus imágenes. Quiere que la vean tal como es. “Si acaso me alisas las arrugas de la falda, pero las de la cara, no”, le dice al fotógrafo.
Unos minutos antes, llegando a la portería de Univision, en Doral, uno de los vigilantes se alegra cuando le digo que tengo una cita para entrevistar a Ilia Calderón. “Ella siempre saluda. Se nota que no se le ha subido el éxito a la cabeza”, me dice en español con acento cubano. “Ya verá lo sencilla que es”, añade.
Lo compruebo después. Ilia es afable. Aunque se le intuye carácter, el de esas mujeres que no tienen ningún problema en decir que no. También es independiente, lo suficiente para adaptarse y fluir con los cambios. Hoy está en Estados Unidos, pero mañana bien podría estar en Nueva Zelanda o de regreso en Colombia. Porque es desprendida. No se preocupa por lo que va dejando atrás.
En algún momento ha mencionado lo que supone ser mujer, hispana y negra en Estados Unidos. Usted lo llama la minoría dentro de la minoría. Debe ser muy cuesta arriba. ¿No?
Es difícil. No te voy a negar que es difícil. Pero también depende de cómo asumes tú los retos y eso va en tu personalidad. Para mí no hay nada imposible ni nada que no pueda lograr. El reto más grande que tengo tras haber llegado hasta aquí es que esta puerta abierta para mí signifique puertas abiertas para otros. Este triunfo no me lo llevo yo, no es para mí ni para decir que soy la presentadora más importante. Quisiera que antes de retirarme hubiera más como yo. Para que muchas niñas, y no solo de piel negra, se identifiquen y puedan verse reflejadas cuando ven Univision en sus pantallas.

La comunidad hispana en Estados Unidos ya alcanza esa cifra, según estudios oficiales. Suponen el 18 % de la población total de ese país.

Ya son muchos años en Estados Unidos. ¿Cómo se siente en este país?
Jorge Ramos (el periodista) acaba de escribir un libro en el que plantea lo que es sentirse extraño en Estados Unidos. Y es verdad. Porque nos sentimos agobiados, perseguidos, señalados; y no estamos haciendo nada malo. No tenemos ninguna razón para sentirnos así. No es que yo quiera sentirme así. Pero las medidas que está tomando el gobierno nos hacen sentir así.
Eso nos lleva a hablar de la tensión racial cada vez más fuerte en este país. Aparte del incidente con el líder de la organización extremista Ku Klux Klan que la insultó y hasta la amenazó durante una entrevista, ¿se ha sentido discriminada?
Todo el tiempo. En Colombia y aquí.
¿En qué circunstancias?
No necesariamente es que me hayan dicho cosas… O sí: Te dicen cosas en la calle como ‘negro ni mi caballo’…
¿Aquí?
Y allá. Y cuando entrevisté al líder del KKK recibí un montón de insultos por el color de mi piel. Me decían que por qué me fui a meter allá si sabía que me iban a insultar. No quisiera que mi hija pasara por lo mismo. Nadie quiere pasar por algo así. Pero lastimosamente Estados Unidos tiene una historia de mucha tensión racial, y a pesar de la lucha por los derechos civiles todavía se siente. Parece que no hubiera evolucionado como sociedad. Es doloroso.
Su hija es una mezcla de madre hispana y negra con padre asiático. ¿Cómo se le explica a una niña esta sociedad en la que está creciendo?
Todavía no tengo que explicarle nada porque tiene cinco años, pero ella sabe que su color es distinto al de sus compañeritas. De hecho, solamente hay dos niñas negras en su salón de clase. Ella se siente orgullosa de sus raíces asiáticas, de sus ojos y de su piel. Y es muy feliz diciendo que es mitad papá y mitad mamá. Y con eso tenemos por ahora. Nuestra intención siempre es explicarle todo desde la aceptación, el respeto y el amor. Solo así podemos criar a un ser humano capaz de enfrentar estas cosas.
Usted le escribió a su pequeña Anna una carta que hizo pública y que resultó muy conmovedora. ¿Qué la hizo tomar esta decisión?
Es que habían pasado cosas que me llenaron. El día anterior había salido la grabación de unos jóvenes en un bus escolar insultando a los negros… eran como detallitos que me venían colmando y entonces simplemente me senté y me salió eso. Yo le he escrito muchas cartas a mi hija que a lo mejor algún día publico. Ahora voy a empezar a escribir un libro y tal vez incluya algo de eso. Le escribo mucho y lo guardo para que lo lea en algún momento de su vida.

Nos sentimos agobiados, perseguidos, señalados; y no estamos haciendo nada malo. No tenemos ninguna razón para sentirnos así. Pero las medidas que está tomando el gobierno nos hacen sentir así

¿No se cansa?
No. Dan ganas de luchar, de seguir, de demostrar que se puede. Mi mamá siempre me ha dicho que cuando se encuentran piedras en el camino las haces a un lado y sigues. Esas piedras te tienen que dar más fuerza, no solo por ti, sino por los que vienen atrás.
¿Qué la hace sentir vulnerable?
Todo lo que tenga que ver con mi hija. Ella es mi debilidad número uno. Me duele todo lo que a ella le duele, me alegra todo lo que a ella le alegra. Es el centro de mi vida.
¿La ausencia paterna pesó en su necesidad de tener una familia?
No tiene nada que ver. No necesariamente porque él nos faltó nos hizo falta. Al contrario, mi mamá llenó todos los aspectos de nuestra vida. Además, siempre tuvimos la figura de mi abuelo materno. No es que estuviera ansiosa por formar una familia porque no la tuve. De hecho, me casé vieja y fui mamá vieja. Mis papás se divorciaron cuando yo tenía 15 años… Entonces no es que estuviera buscando una familia por eso…
Pensaba que la separación había ocurrido cuando usted era pequeña. ¿Y después él se alejó?
No, nosotras le dejamos de hablar.
¿La relación está completamente rota?
Yo no hablo con él. Pero no pasa nada. Yo tuve una mamá que fue mamá y papá y eso me hace completamente feliz. Tuve una excelente mamá y un excelente abuelo y ellos se llevan todos los méritos y el éxito de lo que soy hoy.

Ángela Patricia Janiot

La noche en la que hablamos por teléfono (el día de la entrevista en Univision tuvo que cancelar porque se le presentó un viaje repentino), Ángela Patricia Janiot me cuenta que estuvo toda la mañana viendo noticias, poniéndose al día con sus correos electrónicos… y esperando a un técnico que fuera a su casa para arreglarle la nevera. Cuesta imaginarla así. A ella, que entrevista presidentes, que ha sido una de las estrellas de la cadena CNN en español, que ha recorrido el mundo y que ha cubierto varios de los hechos que han marcado la historia. Cuesta imaginarla así. Impaciente ante un suceso tan común y silvestre. Tan prosaico. La nevera estropeada y el técnico que no llega.
Se acaba de mudar a Miami y parece una niña de vacaciones en la playa. Feliz ante el reto que supone formar parte de Univision. Me cuenta que está encantada porque vive en un edificio frente al mar y cerca de un parque. “Y eso es una bendición”, dice.
Comenzó a trabajar en la cadena hispana el pasado 15 de enero. Parece ilusionada. Tiene puestas sus energías en un proyecto digital con énfasis en América Latina. A sus casi 55 años se siente ante un desafío periodístico que la emociona. Da gusto escucharla hablar de periodismo con tanta pasión.
En casi 26 años que estuvo en CNN, ¿de qué se arrepiente?
Digamos que hubiese querido hacer mucha más investigación, más periodismo de formato largo; me hubiese gustado contar muchas más historias en lugar de contar tantas noticias.
Sin duda uno de sus grandes méritos ha sido la credibilidad. ¿Cómo se logra?
Siendo consecuente con esta profesión, siendo ética y responsable. Cuando no eres amarillista, cuando te pones en los zapatos de tu entrevistado, cuando te informas, cuando tratas de interpretar las inquietudes de tu audiencia, cuando cuestionas, fiscalizas, dudas… Cuando se intenta hacer eso todos los días, pues al final del camino se ven los frutos.
Precisamente, tras cumplir 25 años de carrera en esa cadena escribió un texto sobre las 13 cosas que aprendió allí. Hay una frase que dice que a veces el periodismo nos hace sentir ‘poderosos, presumidos o vanidosos’. Me pregunto cuándo se ha sentido así...
Me he sentido así cuando mis entrevistas eran citadas por los gobiernos; cuando mis preguntas eran contestadas y no las de otros periodistas; cuando tuve una primicia, cuando me escribieron a darme una información de primera mano… Pero siempre me reafirmaba en que tenía que manejar la información con responsabilidad. Ese ego se te cruza en el camino y lo tienes que controlar.

Los hispanos se convertirán en el 30 % de la población de Estados Unidos en el 2060. Las proyecciones hablan de una comunidad de unos 113 millones de personas.

Claro, el ego siempre está ahí… ¿Cómo lo maneja?
Claro, claro, siempre está. De repente algunas veces dije cosas que debía haber chequeado o revisado con mayor detenimiento; que debía haber corroborado. Pero creo que a medida que sentía que tenía acceso a información privilegiada también sentía una mayor presión para manejar esa información. Creo que el ego se maneja con serenidad. Serenidad sin perder la pasión por lo que haces te va a dar ese espacio, ese tiempo adicional para asegurarte de que tienes certezas sobre la información que estás manejando. Obviamente, es fácil decirlo. Esto requiere que estés expuesto a situaciones como esta con frecuencia y al final lo entiendes.
Ha sido testigo de cómo se escribe la Historia. Si tuviera que hacer un titular que recoja lo que han sido los últimos 25 años, ¿qué diría?
Yo diría algo así como ‘no es lo mismo pero es igual’. Realmente han cambiado muchas cosas, pero lo fundamental, los temas con los que lidiamos desde hace 30 años, la corrupción, la desigualdad, la pobreza y la falta de empleo siguen vigentes. Es la agenda noticiosa de los más de treinta años de mi carrera. Yo oigo un discurso de un político de hoy en día y se me parece al de hace treinta y pico de años.
Cuando se despedía de su anterior trabajo mencionó algo sobre renacer, reinventarse, aprender y desaprender. ¿Qué es lo que tiene que desaprender?
Mmm... Tengo que desaprender algunas mañas que tenemos los periodistas. O todas las personas. La impuntualidad, por ejemplo. Eso es algo que yo quisiera desaprender, pues nunca nadie me enseñó que tuviera que ser puntual. Quisiera desaprender esa actitud contestataria que tengo a veces cuando quiero defender mi punto de vista. De repente creo que me hace falta esa serenidad con la que se combate el ego. Quiero desaprender la impaciencia. Soy muy impaciente para algunas cosas: quisiera que todo sucediera ya, que se resolviera ya. Eso a veces me agobia, querer que todo esté perfecto, alineado. Es imposible. Quisiera aprender que debo darme tiempo, tiempo; que las cosas no ocurren de la noche a la mañana.

Quisiera desaprender esa actitud contestataria que tengo a veces cuando quiero defender mi punto de vista. De repente creo que me hace falta esa serenidad con la que se combate el ego.

Su mamá le preguntó a usted en un especial televisivo sobre qué había aprendido usted de ella. Yo le pregunto, ¿qué cree que han aprendido sus hijos de usted?
La pasión por lo que hago, la defensa de lo que creo, el trabajo arduo por lo que me gusta. Y creo que también tenemos la obligación de ofrecer al que menos tiene, de ser solidarios y de incluir la bondad en la vida, porque eso los va a hacer más plenos. También las ganas de conocer el mundo, de debatir con respeto y de darles valor a la amistad y a la familia.
TATIANA ESCÁRRAGA 
Editora de Revista CARRUSEL
Paula Hernandez
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