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Nicolás Montero: tras bambalinas
Nicolás Montero

“(No perder vigencia) es una cosa del día a día. Cada trabajo es una posibilidad de ampliar la definición de sí mismo”. - Nicolás Montero, director artístico del Teatro Nacional.

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Rodrigo Sepúlveda/EL TIEMPO

Nicolás Montero: tras bambalinas

Con una impecable historia actoral asume la dirección artística del Teatro Nacional. Entrevista.


Tarda en contestar: piensa, respira, mueve las manos y juguetea con el bigote que acaba de dejarse crecer. Nicolás Montero responde con la lucidez y la sensatez que le otorgan su condición de antropólogo (egresado de la Universidad de Los Andes, con formación en actuación, voz y movimiento), su maestría en Dirección Creativa del Royal Central School of Speech and Drama de Londres y sus cursos de Literatura y Filosofía en Cambridge. 

Estamos ante un actor un tanto inusual. De esos que pueden expresarse en voz alta. De esos que no pasan desapercibidos. Prueba de ello son tantos papeles que han dejado huella en el público colombiano. Desde Julián Quintana en Hombres (1997), Luis Carlos Galán en Escobar, el patrón del mal (2013), Miguel Valencia en El Fiscal (1999) y el capitán Gaspar Acevedo en Tiro de gracia (2015), entre otras.

Cuando le pregunto cómo ha hecho para no perder vigencia en estos años, respira hondo y contesta: “Creo que es una cosa del día a día. Cada trabajo es una posibilidad de ampliar la definición de sí mismo”. Conversamos sobre su nuevo papel, esta vez tras el escenario, como director artístico del Teatro Nacional.

¿Qué es lo más valioso que le ha dejado la actuación?

Encontrarme con compañeros actores, directores y dramaturgos para ahondar en el tema de la condición humana. Es algo que me ha permitido construirme a mí mismo y entender la importancia del trabajo en equipo.

¿Y para qué le ha servido ser antropólogo?

La antropología se asombra frente al ser humano, lo estudia y da cuenta del potencial que tiene. Cuando uno se acerca a otra cultura, por ejemplo, entiende su comportamiento, otras formas de relacionarse con el mundo. Permite ubicar en un contexto más amplio, no solo cultural, sino en otros ámbitos.

Una de sus frases favoritas es 'es mejor ser bueno que malo'. ¿Qué es ser bueno para usted?

Son tres mandamientos que tengo con mi hijo y que he podido comentar con varios amigos. El primero 'es mejor ser bueno que malo': es mejor hacer las cosas bien y no mal. Nikolái Gógol decía que la persona realmente inteligente se dedica a construir y no a destruir. El segundo, 'es mejor saber que no saber'. El tercero, 'está cabrón saber tanto': a veces hay que aceptar que uno no tiene que sabérselas todas (risas).

En ‘Hamlet’ se menciona que 'los actores son como pequeñas crónicas de su tiempo'. ¿Qué crónica haría sobre este momento que atraviesa el país?

Sobre la corrupción, la construcción de paz (celebro que vamos a tener que vivir con quienes llamábamos nuestros enemigos) y la vida cotidiana (el amor, la familia, la diversidad y la naturaleza).

Ser cercano a Antanas Mockus es tener afinidad con la política. ¿Le interesa el tema?

Sí. Lo único verdaderamente novedoso que ha surgido en Colombia en los últimos cincuenta años, en términos de participación política, es la cultura ciudadana. Esto une el conocimiento con la participación política. Son procedimientos y reflexiones sobre qué es el ser humano aterrizado en política.

Lograr la confianza en
la participación política es uno de los grandes retos (del próximo presidente).

¿Cuál cree que será el reto del próximo presidente del país?

Lograr la confianza en la participación política es uno de los grandes retos. Además, abordar problemas como la corrupción, que no permiten la posibilidad de Nación.

¿Y el teatro?

También tiene retos. Justamente, volcarse en esas crónicas de su tiempo. Llevar esos temas que nos interesan a todos, que no queremos ver, pero que están ahí. Eso implicará mayor profesionalización. Hay que consolidar un circuito teatral en Bogotá y en otras ciudades. Las artes necesitan apoyo, y no que los artistas las sigan subsidiando.

¿Qué opina sobre la televisión?

Estamos viviendo la mejor época de la televisión en el mundo. Eso, generalmente, lo están haciendo las productoras y los canales cerrados. Se está privilegiando a grandes escritores y directores, y la creación está en un primer plano. En Colombia, está en sus búsquedas. Ahora la competencia no es con el canal de al lado, sino con toda la oferta que existe en el mundo: a la altura de un clic, de cualquier ciudadano. Con esta oferta, la televisión colombiana tiene sin duda un reto.

¿Qué le parecen las series sobre narcos? ¿Es solo cambiar de canal o apagar la televisión?

Esas son decisiones complicadas. Me parece que Colombia tiene que mirarse a sí misma como la sociedad que permitió que la violencia fuera una forma plausible de relacionarse con el mundo. Eso no se lo inventó la televisión, eso fue una consecuencia de lo que pasaba en la sociedad colombiana. La televisión es un pálido reflejo de eso. No creo que el discurso sea tan simple como decir 'no podemos seguir viendo más novelas sobre corrupción'. Yo creo que deberíamos hacerlo; el problema es que lo hagamos bien. La pregunta es si estamos glorificando a los bandidos; ese es un peligro en el que se puede caer.

¿Cuál es su propuesta con el Teatro Nacional?

Tener productos significativos que enriquezcan la vida cotidiana del público que entra a las salas del teatro. Y no es un tema de géneros teatrales, sino que todo lo presentado sea significativo. Que los asistentes tengan el derecho de decir 'cuando entré era una cosa y cuando salí siento que tengo una información que me permite enriquecerme'. Me pego a una frase de Peter Brook que dice que cuando asistimos a una sala de teatro, al final uno no debería salir hablando de la obra, ni de la actuación, ni de la luz o el libreto, sino de uno mismo. De alguna manera, la obra empieza cuando uno sale de la sala.

¿Lo veremos en las tablas del teatro?

De momento no quedaría bien (risas). Sería raro ser arte y parte. Tengo claro que no es un ejercicio de mi vanidad. Quiero ser lo más disciplinado posible en ese sentido y posibilitar la creación de los demás. (Ver video #CarruselPregunta)

ELIANA RENTERÍA
Redacción CARRUSEL
Twitter: @ElianaRenteria

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