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'De 'El Comandante' me voy muy preocupado. Muy asustado': Andrés Parra

"Siento que para que la política vele por tus intereses como ciudadano y se preocupe por ti, tienes que ser político. Si eres un ciudadano común, no entras en ese juego": Andrés Parra.

"Siento que para que la política vele por tus intereses como ciudadano y se preocupe por ti, tienes que ser político. Si eres un ciudadano común, no entras en ese juego": Andrés Parra.

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El actor habla sobre su papel en la serie que se estrena el 30 de enero.

"Yo interpreto al expresidente de Venezuela y, en la serie, se ve que es uno de los personajes más polémicos y complejos de la historia latinoamericana. Cuando uno se enfrenta a este tipo de personajes tan complejos y difíciles, es clave aprender a burlarse de ellos entre escena y escena, aligerarlos, tratarlos con humor. Si uno se los toma demasiado en serio acaba loco. Es un método q le aplico a todos los personajes así, lo mismo hice con Escobar o con el Padre Gabriel, sólo por citar dos ejemplos", afirma el actor caleño Andrés Parra (1977).
Fortaleció esta lección gracias al Hugo Chávez (1954-2013) que encarna en la serie El Comandante, que se estrenará por varios canales como TNT (el 31 de enero) y RCN (el 30 de enero).
Esta más reciente producción, hecha por Sony Pictures Television, no solo es un hito en ese sentido. El Comandante es la serie más costosa hasta la fecha de esa casa productora: 60 capítulos que retratan 60 años de la vida de Chávez (dimensiones que llevaron al equipo a grabar en 30 locaciones diferentes); casi 34 horas de material de archivo hicieron posible este gigante de la televisión que puso a más de 600 actores en escena para mostrar 30 eventos de la vida del mítico 'Comandante' venezolano.
CARRUSEL habló con Andrés Parra sobre los descubrimientos que vivió durante la producción y qué espera de la acogida de la serie.
¿Cómo veía a Hugo Chávez antes de que le ofrecieran este papel?
Veía lo que llegaba de él en los noticieros y la prensa, o sea, la imagen de un loco. Chávez parecía algo cada vez más extraño.
¿Qué fue lo que más le impresionó de su Chávez a medida que lo iba descubriendo?
La capacidad que tuvo de conectar con el pueblo; el gran entertainer que era, algo que no es muy común en el mundo de la política. Una de las cosas que favorecieron muchísimo a Chávez fue que le habló al pueblo en su idioma. Le cantó, le echó chistes, le contó anécdotas. A él lo mostraban como un hombre inculto y tosco, y supo aprovecharse de eso. En realidad, era un tipo obsesionado con la lectura, con el estudio, conocedor de muchos temas.
Una de las cosas que aprendió durante la producción de 'El Comandante', además de técnicas actorales, fue a entender mucho mejor el mundo de la política.
Yo salgo de El Comandante mucho menos ingenuo de lo que entré, pero además me voy muy decepcionado. Me voy muy preocupado. Y muy asustado.
¿Por cómo funciona la política en la realidad?
Sí, porque creo que los ciudadanos no somos partícipes de ella. Siento que, para que vele por tus intereses como ciudadano y se preocupe por ti, tienes que ser político. Si eres un ciudadano común, no entras en ese juego. Te dejan las sobras.
Qué miedo, ¿no?
Para mí esa es la realidad, y no es la de Venezuela o Colombia, sino la del mundo entero. Además, me da la sensación de que la gente empezó a darse cuenta de eso y creo que es lo que ha puesto a Donald Trump de presidente: que la gente ya no quiere a los políticos. ¡Entonces estamos dejando esto en manos de personas que más miedo dan todavía!
Tomamos decisiones desde la rabia y la indignación, la ira y la frustración… Hombre, también es un poco culpa de las redes sociales, ¿viste? Tanta falsa información está haciendo que las personas se apasionen y estén desbordándose en opinión. En vez de razonar, lo que estamos haciendo es hablar desde las vísceras.
Me recuerda la idea de que la democratización de la información está llegando a un punto en el que debido a tanto contenido que se genera para tantas personas, ellas invierten más tiempo consumiendo de todo que construyendo criterio de lectura. No se toman el tiempo de elegir a quién creerle…
Exacto. Las redes se han convertido en un caldo de cultivo muy peligroso. Siento que hubieran podido servir para unos debates con altura, para tener información de primera mano, certera y seria, pero no: noticias falsas, manipulación, mentira… Toca esperar a que esto colapse, se vuelva mierda, y ahí vemos qué pasa. Siempre es para algo bueno (se ríe a carcajadas).
Creo que la democracia se ha puesto a prueba, creo que la democracia que se inventaron los griegos ya no funciona. La gente es distinta y hay que buscar un nuevo mecanismo político. Este año va a ser peor que el 2016. El mundo ya no es un lugar seguro. Esto se salió de madre.
Pero quizás aprendamos algo...
¡Huyan! ¡Huyan, es lo que les digo! (se ríe). En fin. Justamente la serie les permite a los espectadores entrar en la tras escena de la política latinoamericana: ayuda a ver cómo funciona, cuál es el papel de los empresarios en la política, de la Iglesia, de las corporaciones…
El año pasado, actores como Leonardo DiCaprio acentuaron su campaña por el medio ambiente. ¿Usted alguna vez se vio como el estandarte de alguna causa social en particular?
Para mí es muy difícil ser estandarte de algo por el tipo de personajes que cargo encima. Puede ser hasta peor para la causa (se ríe). Yo siento que mi lugar está en la actuación, que a través de mis personajes logre hacer denuncias, mostrar lo ingenuos, permisivos y cómplices que hemos sido como sociedad.
Proyectos como El Comandante ayudan a que la gente recuerde qué fue lo que pasó, cómo pasó… El patrón del mal era un poco lo mismo. La gente que vio esa serie y se quedó en lo superficial la tildó de una apología del delito. ¡Está bien! Pero el que la vio, el que la entendió y se la pilló, se preguntó: “¿Esto éramos como sociedad en los 80? ¿Todos hicimos parte de esta vaina de verdad? ¿No dizque era Escobar solo?”. No, no, no. Ahí estuvo un poco de gente metida. Y todos lo permitimos. La apología la hizo la sociedad en los 80.
Yo prefiero ejercer el papel de espejo. Decía hace poco en Twitter: “¿En qué escuela de teatro fue que les dijeron que los actores estamos aquí para dar buen ejemplo?”. ¡Eso no es verdad! Un personaje mío, por ejemplo, puede ser un man que está pegándole a una vieja, y yo con él estoy hablándole a la mujer espectadora que se siente identificada con lo que está viendo en la serie o película de mi personaje: “Mírate, mírate y toma una decisión”.
Yo vengo a mostrarle lo peor de usted para que usted cambie, a ver si de pronto con una escena dice: “Huy, eso es lo que me pasa a mí. Soy un malparido” (se ríe a carcajadas). La miseria humana es lo que nosotros tenemos que mostrar. El buen ejemplo que lo den los curas, pero bueno, el chiste se cuenta solo.

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'El Comandante' tendrá repercusión, sobre todo en Venezuela y el resto de Latinoamérica. ¿Cómo se prepara para eso? ¿La experiencia con Pablo Escobar le enseñó algo al respecto?
Pablo Escobar, no. He aprendido a manejarlo más bien en esta producción. Claro que a uno le afecta entrar a Twitter y ver un insulto; y el que diga que no, es mentira. He descubierto que el actor tiene que estar anímica y mentalmente preparado para este tipo de series. En mi caso, he encontrado mucha paz en la meditación, en el deporte, la familia y los amigos.
No busco lo que no se me ha perdido; no me meto a los foros de revistas o prensa porque creo que son las cloacas más podridas de internet. A mí han llegado a desearme el cáncer de Chávez, por ejemplo. Lo que sí aprendí en Escobar fue a no pelear con nadie por internet: eso es una bola de nieve. Ah, y ahora creo mucho en las energías. Si puedo hacerme de vez en cuando un baño de tipo energético, lo hago.
¿Pero siente que con su Hugo Chávez tiene una relación de ‘buena onda’?
Ahí el tema no es el personaje, sino la manipulación de las emociones. Todos los días paso por ira, tristeza, rabia, frustración, alegría, sorpresa, excitación, lujuria, todo, porque las escenas traen de todo.
Siempre ha dicho que lo que le interesa es hacer roles que incomoden al espectador. ¿Quién lo ha sacado de sus casillas mientras estaba del otro lado de la pantalla?
¡Huy, la niña de El exorcista! Me cagó la vida, acabó conmigo (se ríe a carcajadas). Hay una película argentina que se llama El último Elvis. Quiero hacer películas como esa. A Andrés Parra le incomodan los personajes miserables: solitarios, frustrados, vueltos nada, con la esperanza perdida.
Lo chévere es salir vuelto mierda de una película, sobre todo cuando hay una sola escena que lo puede dejar listo. ¿Ya se vio La La Land? Hay una escena en la que están los protagonistas (Mia y Sebastian) diciéndose la verdad en su apartamento, mientras están cenando. Para mí, esa es toda la película. Ahí es donde uno dice: “¡Huy!, ¿será que yo fui así con tal persona?”. Eso es incomodar: “¡Ese es el noviazgo que usted tiene!”, dice la película. Y quiero que el que se sienta identificado con eso llame a su pareja y le diga: “Parce, ya no quiero seguir contigo”. ¿Por qué? Porque lo vio en una película y así lo decidió. Esa es la razón de ser de esta huevonada.
De todos los personajes que ha interpretado, ¿con cuál se identifica más?
No, con ninguno. No, que a mí no me vengan a joder. Usted no me raye el coco. Los personajes allá, yo aquí. No, no, no (se ríe). Creo que uno les presta algo de uno y uno se roba al final algo de todos también... de pronto, ¿no? No sé. Yo siento que a uno le tocan más las circunstancias del personaje, no tanto él como tal. No sé.
¿Hay algo del mundo de la actuación que odie?
Actuar trae unos efectos secundarios inevitables, como perder cierta privacidad. A veces uno está en la calle y no está en el mood de la cara de ponqué.
Colombia es un país superrespetuoso en donde los actores realmente no tienen ninguna importancia para la gente, gracias a Dios. No somos ni James ni Shakira. Pero no es un aspecto que odie. He aprendido a manejarlo.
Otra gran figura que usted interpretaría es Francisco Franco, el exdictador español… ¿Haría el papel de Donald Trump?
¡Huy, no sé! Por ahora, que hablen español, por lo menos.
MARÍA EUGENIA LOMBARDO
Redacción CARRUSEL
FOTOS: Juan Manuel Vargas. LOCACIÓN: Set de 'El comandante'.
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