En enero es común que muchos hablen de una limpieza o desintoxicación del cuerpo. Dietas, jugos, mascarillas, cremas; cada vez son más los productos que se venden bajo la etiqueta 'detox', con la anhelada promesa de desintoxicar y purificar el organismo.
Claro, el auge se explica fácil: aquel que no tenga la necesidad de desintoxicarse, que tire la primera piedra. Es que la polución ambiental, la mala alimentación y la falta de descanso favorecen la acumulación de toxinas.
Es cierto que el cuerpo humano tiene sus propios recursos para eliminarlas; el hígado, los riñones, los pulmones y la piel se ocupan de hacerlo, pues está diseñado para limpiarse por sí solo, pero "cuando hay excesos, el hígado se recarga, su papel de filtro detoxificante disminuye y los demás órganos empiezan a padecer esa deficiencia", explica Virginia Busnelli, médica especialista en nutrición.
Hacer dietas drásticas genera un costo metabólico alto, asegura la nutricionista Andrea Mosquera, de la Clínica Colsanitas, y advierte que “órganos como los riñones pueden afectarse, además se pueden producir alteraciones en la glucemia que generan mareos y cefaleas”.
Para Busnelli, "las dietas basadas únicamente en jugos procesados son peligrosas si no se realizan bajo consulta y control médico, ya que el cuerpo deja de recibir los nutrientes esenciales para las actividades diarias". Además, estas dietas restrictivas causan el efecto rebote: "Existe evidencia científica de que disminuir el aporte calórico no es detoxificante en absoluto y que es el mejor predictor de ganancia de peso a cuatro años", dice.
Lo cierto es que para desintoxicarse basta con echar mano de alimentos que pueden ayudar en esta función. "Las comidas de fácil digestión y reducidas en grasas facilitan la limpieza metabólica. Además, hay alimentos que tienen micronutrientes que potencian las enzimas cuya función es eliminar toxinas del cuerpo", señala Busnelli. Las frutas y hortalizas son un buen ejemplo, ya que su aporte de fibras ayuda a liberar tóxicos y a limpiar el intestino.
Para María Clara Obregón, nutricionista y magíster en Nutrición Humana de la Universidad de Chile, desintoxicarse solo es positivo “en términos de volver a un consumo moderado o nulo de alcohol, así como disminuir las comidas muy elaboradas y muy calóricas”. Insiste, además, en la importancia de preferir el consumo de alimentos densos en nutrientes que aportan vitaminas, minerales, oligoelementos, grasas saludables y proteínas de buena calidad, y no solo calorías.
Por eso recomienda que en un proceso de recuperación se tengan en cuenta alimentos como las semillas, las leguminosas, las verduras y las frutas, también los cereales de grano entero y las carnes magras.
No se trata de dejar de comer, dice Sandra Alfaro, nutricionista del Centro Médico Imbanaco de Cali, quien además asegura que el metabolismo y órganos como la tiroides pueden verse afectados: “La tarea es consumir lo que se requiere en las calorías adecuadas, además de pensar positivamente para no causar con la mente trastornos de ansiedad o de estrés”. Lo más importante, según Alfaro, "es que se deben evitar productos artificiales como colorantes, estabilizantes y preservantes”.
María Clara Obregón añade que fraccionar las porciones y hacer las comidas menos abundantes para no aportar tantas calorías extras a la alimentación diaria es otra clave para recuperar una alimentación balanceada.
En cuanto al consumo de licor, Obregón dice que se debe tener en cuenta que este es una fuente importante de calorías. De acuerdo con la Agencia de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA), un gramo de alcohol aporta 7,07 calorías; por eso no debe ser consumido en cantidades significativas ni con mucha frecuencia. “Aporta calorías vacías, es decir, solo energía y ningún otro nutriente –dice–. Además, provoca que el aporte calórico de los alimentos que lo acompañan no se gaste, almacenándose como grasa”.
Y la clave final: ejercicio
Retomar una buena rutina de alimentación tiene un mayor efecto solo si se acompaña de actividad física. “Para corregir los excesos calóricos de las festividades es importante iniciar un programa de actividad física dirigido por un médico deportólogo y con el acompañamiento de un entrenador físico, para realizar un programa de acondicionamiento que permita perder el exceso de peso ganado en las fiestas de fin de año”, recomienda Alfaro.
Y sugiere seguir un plan de alimentación adecuado en calorías y nutrientes guiado por un nutricionista, quien se encarga de diagnosticar, planear y evaluar un método de alimentación para cada persona que le permita tener el peso corporal apropiado.
Sobre la ganancia de peso al final de las vacaciones, la psiquiatra Natalia Mayor Arias sugiere entender que “todo sucede como cuando uno se broncea: ganas más color de piel y cuando llegas a casa lo pierdes y vuelves a tu color natural. Eso mismo sucede con el peso: llegará un momento en que regreses al peso ideal y todo vuelva a la normalidad”.
Con información de La Nación (Argentina), GDA.
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