Cerrar
Cerrar
De balances y deseos / Voy y vuelvo
fg

Está bien que nuestros amigos paisas parezcan sobrados, pero si algo tenemos que aprenderles es que nunca hablan mal de su ciudad. Si acaso critican a sus autoridades, pero a Medellín se le respeta.

Foto:

Juan Manuel Vargas / EL TIEMPO

De balances y deseos / Voy y vuelvo

Se nos va este año. Y yo solo deseo la felicidad y prosperidad para todos mis lectores.

Como todo en 2016 salió al revés, pues esta columna no podía ser la excepción. Sale hoy, aunque su día habitual es el domingo. Pero se acaba este bisiesto que dejó tantas desdichas, tantas alegrías y, sobre todo, muchas enseñanzas.

Es un año para olvidar, dirán muchos. Y sí, hubo cosas aberrantes como el pugilato sin tregua entre santistas y uribistas, el debate sin fin sobre el metro elevado o subterráneo en Bogotá, las mentiras con que se ganó el plebiscito o el abominable proyecto de Viviane Morales y su marido, que creen que todos los colombianos debemos pensar como ellos. Hubo momentos de ilusión, como los Olímpicos, allí todos fuimos iguales, allí sí hubo consenso; si no fuera por el deporte, ya nos habríamos acabado unos con otros. Hubo muestras de solidaridad pocas veces vistas, como la que expresó el país entero con la tragedia de los jugadores del Chapecoense o el vil asesinato de la pequeña Yuliana. Hubo un asomo de humanidad en todo aquel que adoptó un animal, alivió a un enfermo, ofreció un empleo, donó para una causa, hizo reír a un niño, sufrió por amor o consiguió el sí esperado. Hubo un gesto de humanidad en aquel que cedió el paso, saludó a un desconocido, ofreció abrigo, ayudó a un amigo o se acordó de llamar a mamá o papá.

Hubo gestos nobles e impagables como el que a mí me correspondió. Tras una enfermedad que me mantuvo fuera casi cuatro meses, vine a saber después que decenas de vecinos, de los que no sé ni su nombre, las señoras que me sirven el café o las que suelen venderme un emparedado, oraron por mi recuperación. No lo sabía, pero estoy conmovido. A todos ellos solo puedo decirles gracias por tanto.

Se nos va este año. Y yo solo deseo la felicidad y prosperidad para todos mis lectores, sus familias y amigos. Fue un año duro y difícil, pero como dicen por ahí, con fe podemos hacer más llevadero el que comienza mañana. Hay que recibir el 2017 con el optimismo redoblado. No será un año fácil, el mundo anda patas arriba, pero dependerá de nosotros volverlo a enderezar. Quién quita que Maduro salga, que Trump renuncie, que Uribe entienda o que las Farc paguen. Quién quita que Zidane recapacite, que Europa nos salve, que Vargas Lleras acaricie o que Millonarios gane. Nunca se sabe.

Diez consejos les dejo para este año que comienza. Solo diez, pueden ser más, pero ustedes me ayudarán a llenar la lista. Aquí van:

-No crean todo lo que las redes dicen. Sepan que con solo hacer clic pueden bloquear a los indeseables, ignorantes y a los altaneros que se escudan en cuentas con nombres falsos.

-Duden siempre de quienes repiten una mentira una y otra vez. Lo que buscan es eso: repetir una falsedad hasta que terminan creyéndosela hasta ellos mismos.

-Corrijan a quien esté cometiendo un acto indebido, como parquearse mal. Pueda que los insulten, pero se irá pensando en el ridículo que acaba de hacer.

-Aunque sea una vez al mes dedíquenle tiempo a contemplar las cosas buenas de Bogotá, nos hemos acostumbrado a verle solo lo malo.

-Está bien que nuestros amigos paisas parezcan sobrados, pero si algo tenemos que aprenderles es que nunca hablan mal de su ciudad. Si acaso critican a sus autoridades, pero a Medellín se le respeta.

-De cuando en cuando pónganse en los zapatos de un turista e imaginen cómo les gustaría que los trataran en esta ciudad.

-Organícense, reúnan a vecinos y amigos, armen su parche y disfruten de las canchas con nueva iluminación. Es una de las formas más eficaces de erradicar la inseguridad en nuestros barrios.

-Paciencia es la palabra del 2017. Las grandes obras aún no se verán, los buses de TransMilenio no irán menos llenos y el lío del SITP es tan grande que tomará el año entero tratar de arreglarlo. Paciencia.

-Con esto del IVA, lo mejor es volver a la plaza de mercado, comprar lo nuestro, apoyar a nuestros comerciantes y campesinos, hay que buscar un poco y se encuentra. Ahora, si usted es una persona pudiente, pues con mayor razón: apoye lo nuestro.

-Sitios que les recomiendo: todos aquellos donde se acepten mascotas, el centro cultural García Márquez, una caminata por Chapinero, una visita al humedal Córdoba, almorzar en la fundación Escuela Taller –en pleno centro–, que dirige Alberto Escovar; una visita al Ministerio de Vivienda, casa espectacular; las artesanías de Usaquén; el embalse del Sisga, pero en bici; el tamal de la Puerta Falsa, pero con el pan de El Cometa; las luces de Colpatria y el amanecer frío de nuestra bella Bogotá. Feliz año para todos.

ERNESTO CORTÉS FIERRO
Editor Jefe EL TIEMPO
Esta columna no saldrá en las siguientes dos semanas.erncor@eltiempo.com

Mis Portales

Llegaste al límite de contenidos del mes

Disfruta al máximo el contenido de EL TIEMPO DIGITAL de forma ilimitada. ¡Suscríbete ya!

Si ya eres suscriptor del impreso

actívate

* COP $900 / mes durante los dos primeros meses

Sabemos que te gusta estar siempre informado.

Crea una cuenta y podrás disfrutar de:

  • Acceso a boletines con las mejores noticias de actualidad.
  • Comentar las noticias que te interesan.
  • Guardar tus artículos favoritos.

Crea una cuenta y podrás disfrutar nuestro contenido desde cualquier dispositivo.