Henry Murrain, de Corpovisionarios, asegura que la violencia interpersonal no está relacionada estrictamente con el consumo de licor, sino que forma parte de la cultura. “La gente vive desesperada por mostrar el ‘macho’ que lleva adentro, pero no es por el alcohol, pese a su alteración psíquica, que tampoco es un atenuante”. Por ello, este especialista en temas de cultura ciudadana afirma que se debe tener en cuenta que en otros países esta relación no se da, pero en Bogotá, y en general en el país, se le adjudica ser un generador de violencia como fue el caso del futbolista Hanyer Mosquera que golpeó esta semana a su esposa y que fue registrado en cámaras. “Mosquera considera que no fue culpa de él, sino que estaba borracho; por el discurso público de que el licor vuelve loca a la gente. Entonces no tiene en cuenta sus actitudes machistas y violentas”.
A esto se debe sumar la educación que les imprimen a los niños, en la que se justifican los golpes. Por eso Murrain afirma que las estrategias deben ir encaminadas en cambiar esos comportamientos culturales.
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