Si Jennifer Cuéllar, de 31 años, no hubiese recibido una llamada el sábado pasado a las 7:00 p.m., ella y su hijo habrían resultado atropellados por un carro que chocó en su vivienda, en el barrio Humberto Valencia de Bosa.
Esa noche, Cuéllar y el pequeño Andrés, de tres años, se encontraban en una habitación del primer piso de la casa. Mientras veían una película, el teléfono sonó y ella salió a contestar en compañía del menor, quien no quería quedarse solo. Tan pronto levantó la bocina escuchó un estruendo: un vehículo se estrelló en el lugar exacto donde estaba hace unos segundos.
El responsable del hecho fue un habitante del barrio que conducía en estado de embriaguez y al no controlar su vehículo chocó contra el apartamento que arrendaba junto a su esposo.
“Ahora estoy viviendo arrumada y a la intemperie. Sin embargo, doy gracias a Dios porque no nos pasó nada, ni a mí ni a mi hijito”, mencionó Cuéllar.
Aunque el hecho no dejó heridos, la familia perdió todos sus enseres y la casa quedó tan afectada que podría desplomarse si no se reconstruye la habitación destruida.
“Los dueños están muy preocupados porque las entidades que nos han atendido les recomendaron hacer las reparaciones pronto”, señaló la mujer.
La estructura actualmente está sostenida por una columna que los bomberos, de acuerdo con testimonios de la familia, instalaron para evitar la caída y como prevención mientras se desarrolla la recuperación del lugar.
A esto se suma que el responsable del accidente, quien vive a una cuadra del lugar, no ha respondido por los daños, no obstante la demanda que tiene ante la Fiscalía. Según los afectados, “ese día, el señor dijo que él respondería por todo, en tono sarcástico y burlón. Incluso alcanzó a decir que si nos habíamos pegado un sustico”.
Actualmente, Cuéllar y su familia no cuentan con una vivienda digna, sufren la pérdida total de sus inmuebles y están a la espera de una respuesta del causante de este hecho.
BOGOTÁ
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